Las Polizonas, Los Gemelos Micardi y La Foto Cool.

31 4 0
                                    

A las cinco de la mañana sonó el aparato que me daban ganas de mandar al carajo, con pesadez y frio por el aire acondicionado abrí un ojo y mire la ventana, aún estaba oscuro hasta el carajo.

Yo quería hibernar como la osa panda que era.

Primero saque una pierna de mi cubrecama sintiendo el frio en mi pierna. Que puta flojera. Saque la otra y después me destape toda, me coloque mis chanclas de baño y me metí a bañar, como el agua era fría salí casi al instante y me cambie.

Me coloque mis típicos jeans negros y una camisa blanca con una frase en ella, aunque en Miami hacía un calor infernal en el día, la madrugada era algo fría así que me coloque un chal color caramelo, unas gafas y mi tenis Nike.

Mi mama se había dado el descaro de despedirse por la noche para que no la despertara por la madrugada así que solo me prepare un chocolate caliente y me lo tome con un pan, mi papa ya estaba listo para salir, casi siempre salía a esta hora, a veces más temprano, el negocio prosperaba y mi papa era una de esas personas que le costaba confiar así que se hacía cargo de todo.

— ¿A qué horas se van, pulguis? — Tomo una taza y se sirvió chocolate sentándose a mi lado en la barra de desayuno.

— En cinco minutos. — Dije bostezando y mirando el reloj que había puesto en mi muñeca para reemplazar la falta que me hacia mi manilla. — ¿Papa? ¿Estas llorando?

— No... Bueno sí. — Me abrazo y me dio un beso en la coronilla. — Es que creces tan rápido. Te cuidas ¿Eh princesa? Y dile a ese Noah que tengo un machete en el patio y no me da miedo usarlo.

— Papa, tu no matarías ni a una mosca. — Le dije riendo mientras el acariciaba mi cabello lentamente.

— Si... pero él no lo sabe. — Papa e guiño un ojo y yo negué con la cabeza riendo.

Mi teléfono vibro con el mensaje de Noah.

En la casa de mi amigo estaba aparcada una camioneta de seis puestos, Lisa me saludo desde la otra acera y paso corriendo la calle para abrazarme.

Le presente a mi papa y de la casa de Noah salieron River y Elise, los padres de Noah, salude a mi amigo con un abrazo efusivo.

— Yo sé que me extrañabas Lunática. — Yo lo solté y lo arrastre hasta donde estaba mi papa.

— Padre él es Noah, mi mejor amigo, Noah él es Ángel Rafael Gómez, mi papa. — Los dos se estrecharon las manos, mi papa lo miraba como si quisiera matarlo con la mirada pero Noah estaba tranquilo y no apartaba la mirada con mi papa.

— Jumm... no se intimida, me agrada. — Mi papa se despidió de los señores Henderson y después de mí para sacar su auto e irse

Adelante iban River quien conducía y Elise de copiloto, en la mitad iba Lisa sola y atrás íbamos Noah y yo, los tres estábamos entretenidos jugando piedra, papel, tijeras, lagarto, Spock

Yo casi siempre perdía por que no podía hacer bien ni a tiempo la seña que simbolizaba a Spock.

— Los odio a ambos. —Lisa me saco la lengua y Noah me estampo un beso en la mejilla.

— Gracias por venir tonta.

— Te recuerdo que no me diste opción. — Noah hizo un puchero y yo rodé los ojos para tomar sus mejillas. — Mentiras bebe, te amo. — Me recosté en su hombro y subí mis piernas en el asiento vacío a mi lado

Después de un trayecto largo estacionamos en una casa enorme y yo mire a Noah cuando se bajó y abrazo a los dos pelinegros de la puerta.

— ¿Crei que veniamos solo los tres? — Le dije a Lisa.

¡Oh Noah! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora