Cumpleaños, Noah Esta Enfermo Y Cuidaré de Ti.

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Volver a la rutina, eso era todo lo que necesitaba para olvidar lo que había pasado en Alaska, Noah no había vuelto a sacar el tema y claramente yo no iba a hacerlo, no era capaz, es más cada vez que pensaba en ese momento me ponía como niña de primaria que acababa de dar su primer beso.

Aunque en realidad fue como una revelación de cosas y de sentimientos que aún no estaban claros pero tenía más cosas por las que preocuparme como que el ultimo año habia llegado y que era igual que el infierno

—Entonces ¿Que vamos a hacer? — Seguí caminando enfrascada en mis pensamientos. — ¿Angelie? ¿Podrías regresar tu trasero de Alaska a aquí? Gracias.

Lisa me sacudió por los hombros frenéticamente.

— Te estoy escuchando, ¿Hacer de qué?

— El cumpleaños de Noah, 20 de Septiembre, para ser más específicos este fin de semana. ¿Acaso se te olvido? — Me agache para amarrarme los cordones.

— Nunca en la vida se me olvidaría, solo tengo mucho trabajo. — Lisa rodo los ojos.

— Estuve hablando con Hells, podemos celebrarla en el Novo con una temática elegante ¿Fiesta de Coctel?— Asentí y Lisa sonrió.

— Deberíamos hablarlo con él, sabes que odia las sorpresas. — Me reí al pensar lo diferente que éramos, yo simplemente las amaba.

— Eso es porque no ha tenido una hecha por mí. — Hellen se acercó a nosotras emocionada. — ¿Verdad Hellen?

— ¿Que?

— Ella dice que deberíamos darle una fiesta sorpresa a Noah. — Solté una risita burlona.

Hellen negó frenéticamente con la cabeza, me reí fuerte.

— No, no hagas eso, desastre, no quieres ser la responsable.— Ella miro al horizonte como recordando algo. — Fue horrible.

Caminamos juntas hasta la cafetería donde encontramos a Noah y a Madeleine, una de nuestras compañeras, se reían a carcajadas.

— Rubio, Maddie. — Hellen se lanzó al abrazarlo. — Recuérdame no dejarte ir a ningún lado nunca más.

— Dalo por hecho. — La pelinegra se sentó a su lado, Lisa y yo al frente.

— Quiero hacer una fiesta de coctel para tu cumpleaños rubio, después de todo vas a cumplir veinticinco y jamás te he visto con un traje al estilo Bond. — La castaña hizo el gesto de pistolas.

Noah tosió antes de contestar y yo lo mire fijamente, desde esta mañana no paraba de estornudar y toser de camino aquí.

— Claro, como quieran. — Noah le guiño el ojo y la campana sonó. — Lunática, inmunología.

Nos levantamos de la mesa y caminamos charlando común y corriente a nuestra clase.

Noah estornudo.

— Estornudas. — Remarque lo obvio.

— Wow Lunática te juro que no me había dado cuenta. — Lo mire preocupada y coloque la base de mi mano en su cabeza. — Fue solo un estornudo, estoy bien.

— Estas que ardes, Noah. — Me dio una sonrisa pícara.

— Ya lo sé, no me lo tienes que decir. — Reí y le di un golpe en el brazo.

— No tonto, tienes fiebre. — Noah retiro mi mano de su frente, las suyas estaban calientes en extremo.

— Estoy bien Lunática, no tienes por qué preocuparte por mí.

¡Oh Noah! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora