La Cita Perfecta, Una Promesa y Vestidas Para Impresionar.

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Me gustaría decir que me desperté con el canto de los pajaritos en mi ventana pero no, me levante por el desgraciado calor que hacía en mi habitación, alguien (llamado mama) había entrado y apagado el aire acondicionado, yo dormí un rato más en el frió de la habitación pero apenas se calentó empecé a sudar como cerdo y las cobijas se me pegaban al cuerpo cosa que no le hacía bien a mi SPM.

— ¿Porque eres tan cruel mama? — Dije levantándome de la cama y tirándome al suelo que aún estaba frió.

— Levántate de ese piso frió Angelie Raquel que vas a pescar un resfriado. — Yo fulmine sus pies con la mirada y levante la cabeza hacia ella. — Te toca hacer el aseo.

— No me digas Raquel. — Me levante del suelo y me metí al baño, me hice un tomate con el cabello, me lave los dientes y la cara para colocarme mis pantuflas y empezar a hacer aseo.

— ¡El desayuno estará en media hora! — Grito mi madre desde abajo. — ¿¡Me oíste!?

— ¡Si te escuche mama! — Grite para que me escuchara.

— ¡Pero no me grites señorita! — Yo suspire, este sería un día largo.

(***)

Después de hacer mis deberes de casa me puse a estudiar algo en la mesa de comedor, aun en pijamas, tenía una picada enorme al lado de mi libro de bioquímica y hacia unos cuantos apuntes en mi libreta, mama estaba de compras así que estaba en la casa sola, cuando sentí que alguien abrió la puerta abruptamente.

— Necesito ayuda Angelie Gómez. — Noah cerró la puerta y yo tenía el corazón en la boca.

— ¡Noah David! ¿¡Qué coño te pasa!? ¡Casi me matas de un susto maldito! — Coloque la mano en mi pecho intentando calmar mi acelerado corazón. — ¿Cómo entraste a mi casa?

— Tu mama dejo las llaves pegadas. Agradece que soy yo y no un violador.

— Buen punto. — Me volví a acomodar en la silla del comedor y él se sentó delante de mí. — ¿Para qué propósitos necesitas mi auxilio?

Dije como si fuera una psicóloga a lo cual el rió y levanto una de sus cejas, maldito como lo odio cuando hace eso.

— Si tú, fueras a salir conmigo ¿A dónde te gustaría que te llevara? — El paso una mano por su cabello y sonreí.

— No sabes a donde llevarla ¿Cierto? — El hizo unos gestos graciosos para terminar asintiendo con la cabeza. — ¡Vamos Wayland! No creo que esta sea tu primera cita.

Noah me robo algo de mi plato de picada y sonrió.

— Obvio no pero quiero que sea especial, no solo cine y esos otros sitios donde la gente tiene citas ordinarias. No quiero ser ordinario Ange. — Yo me reí y él puso ojos de cachorrito suplicante. — Además tú eres la cursi de los dos.

Tenía un punto, me gustaba el romanticismo y lo cursi hasta rabiar, Noah era más sencillo, éramos muy diferentes con respecto a eso.

— Aclaremos algo, primero si fueras en una cita conmigo me valdría madres donde fuera porque si aceptara una cita contigo es porque me gustas y si me gustaras no importa donde fuéramos con tal de que fuera contigo. — El me miro como si hubiera dicho algo asqueroso.

— Eso es asquerosamente cursi Ange. — Yo me reí de su gesto.

— Por algo me pediste ayuda a mí y no a Hellen. — El hizo un gesto dándome la razón.

— Aparte de que Hellen ya no se lleva tan bien con Emma como solia, solo me mandaria a la mierda. — Rodé los ojos para proseguir.

— Se romántico, hasta a las mujeres más duras les gusta que un chico las trate bien, llévale una rosa roja pero solo una y definitivamente tienes que conseguirte un auto, así sea el de tu madre.

¡Oh Noah! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora