Capitulo 61

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Adele

Los días transcurrieron en calma, por parte de los amigos de Simon sé que se marchó del país. Ya me había acostumbrado a su ausencia, incluso creo que Brianna también. Yo, trataba de ocupar su mente con actividades escolares, llevarla al parque en las horas que tenía libre, enseñarle como se tocaba cada instrumento, lo cual le interesaba mucho, no quiero tristeza en su vida, quiero que sea feliz y nada más que eso.

Ahora, estoy sentada frente al espejo de mi camerino a punto de dar mi último concierto, quizás el ultimo de mi vida. Hay un nudo en mi estómago que muy poco me deja respirar, sé que son los nervios y tengo que calmarme.

—¡Mami! ¡Mami! —al mirar hacia atrás Brianna venía corriendo hacia mí. —Mami, es para ti. —me entregó una flor blanca hermosísima.

—¡Gracias mi niña hermosa! —la abracé con mucha fuerza para drenar un poco mis nervios.

—Lo vas a hacer muy bien mami, cantas muy lindo —su sonrisa y palabras hicieron que por un momento olvidara mis nervios.

—Te amo mi amor ¿De dónde sacaste esta rosa?

—¡Se la di yo! ¡Hola mamá!

—¡Angelo! —con Brianna en brazos corrí hasta él abrazandolo. —¡Mi amor! Pensé que no vendrías y...

—¿Y perderme uno de los momentos más importante de la vida de mi madre? ¡Nunca! —me abrazó llenando de besos mi mejilla. —¡Dios mío! Estás hermosa, pareces un ángel vestida de blanco.

—Me encanta, Alison lo hizo perfecto —dije viéndome en el espejo.

—No estés nerviosa, solo disfruta este concierto al máximo, sin salirte de control. Grábate el rostro de cada una de estas personas quienes vinieron exclusivamente a verte a ti, a cantar a todo pulmón tus canciones, a disfrutar, a reír y a llorar, solo tienes que ser tú y nada más. Debe ser el mejor concierto que jamás alguien haya dado ¿Okey?

Sus palabras hicieron que mis ojos se llenaran de lágrimas. Me abrazó tratando de calmarme, ahora él era mucho más alto y el refugio lo encontraba yo en sus brazos.

—Me voy a mi lugar. Te amamos como a nada en el mundo —me dio un beso en la frente y le entregué a Brianna quien se despidió de mí con la mano.

Sacudí mis hombros tratando de calmarme, de concentrarme y estar segura. Aunque es muy difícil hacerlo en este momento. Los recuerdos me llevan a mi adolescencia, cuando buscando la manera de desahogar el dolor que sentía empecé a escribir sin parar, noche tras noche, en cada momento que podía, tratando de desahogar mi alma, mi cabeza y que de no ser por esto, quizás no hubiera seguido adelante. La música sanó mi alma, mi vida, le dio sentido a lo que en ese momento veía perdido y siempre será ese pedazo de mí que a pesar de que hoy termine, siempre va a estar en mí, porque eso soy, en eso me convirtió la vida, en una cantante, una artista.

Gracias a esto conocí a personas que sin conocerme, me ayudaron a ser quien soy en este momento, aportaron un granito a esta aventura y que sin ellos nada de esto hubiera sido posible. Más que mis compañeros de trabajo, se convirtieron en mis amigos, en mi familia y aunque muchos de ellos ya no estén los recuerdo y jamás los olvidaré.

—En cinco minutos —dijo mi guardaespaldas entrando a la habitación. Asentí mirándome de nuevo en el espejo. Respiré varias veces, y en el momento en que estuve segura, tomé su mano para dirigirme al escenario.

De inmediato la abrumadora audiencia invadió mis oídos. Mi piel se erizó completamente, me sentía tan nostálgica de saber que sería la última vez en que sentiría esto. Mi equipo de trabajo corría de un lado a otro asegurándose de que todo marchara bien y que nada fallara, era la última vez y todo tenía que salir perfecto.

When We Were Young (The Finale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora