55. Distracción.

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LV. Distracción.

-No pudo soportarlo, ver lo que hicieron con él, tan pequeño... No pudo defenderlo.- No me lo creo, no puede ser ella. Jamás lo hubiese pensado. –Creen que yo lo maté, y está bien que así sea. Pero, la verdad es que se suicidó. No volvimos a esa casona, el lugar donde se quitó la vida, y decidimos mudarnos a Freehouse. Mi pequeño, apenas tuvo edad, se marchó a lo que era en ese entonces Nonlife. Jamás lo superó, o eso es lo que yo creo.

Ginna.

Desde la llegada de mis súbditos las cosas han avanzado a pasos agigantados, las calles se trazaron en la capital, y los edificios comienzan a dibujarse un poco más cada día. Las canteras abren sus fauces al cielo, tratando de engullirlo con sus blancos dientes. El clima es cada vez más cálido, aunque las ventiscas gélidas mantienen las temperaturas a raya.

El mercado florece con ímpetu y productos de las tierras de los hombres amarillos son intercambiados por oro o productos de Windland. La población crece día a día, según estimaciones hay más de siete mil habitantes, todos ellos brujos, quienes encuentran en este lugar un refugio donde prosperar.

Los arquitectos insisten en que comience con el diseño de mi palacio, a lo que siempre respondo: "mi ciudad es mi palacio". No concibo la idea de construir un palacio antes de que mi ciudad se halle en píe, cosa que para lo cual no ha de faltar mucho. Quiero que esta sea la ciudad de la luz, del sol y las estrellas. Que la majestuosidad se vea en cada una de sus calles, fuentes y parques.

Los obreros que Alé me entregó trabajan día y noche, sin dormir, ni descansar. Comen mientras trabajan, y por lo mismo, según me advirtió, no durarán más de cinco años, pero en ese tiempo construirán lo que un hombre común no logra en toda una vida.

Los gastos se han incrementado, pero las prestaciones del banco son estables y las proyecciones positivas. En menos de un mes tendremos un canal directo e ininterrumpido con Dug-Abí, y en menos de un año, con todos los reinos miembros de la liga de los mares. Sumergiéndonos en la red mercantil más grande que este lado del mundo ha visto jamás.

-Buen día majestad.- Saluda May al ingresar al salón. -Veo que ha llegado temprano.

-Quise darles una sorpresa.- Despego mi vista del ventanal y tomo asiento en el lugar que me corresponde, me acomodo e invito a May que haga los mismo. Aún no puedo olvidar el rostro que llevaba anoche, y ella es plenamente consciente de ello.

-Hay algo que debo hablar con usted majestad.

-¿Algo que no puede esperar al consejo?

-Algo que conviene que el consejo no sepa.- Caigo en la cuenta de inmediato, aún falta media hora para que comience la sesión, de seguro May se encontraba siguiéndome, esperando el momento oportuno para hablar.

-Pues, adelante.

-La reina Helen está tras su pista, se hace valer de una espía de experiencia, es conocida como Natasha...

-Solo puede haber una Natasha en todo Windland.

-Precisamente, es la misma mujer con la que han visto a Jim.-Medito un momento en lo que ha dicho, tratando de controlar el millar de inseguridades que me invaden en este instante. -El señor Goldvalley es un hombre honorable, pero su amistad con dicha mujer pone en riesgo nuestros intereses. Con un agente como ella tras su pista, es cuestión de tiempo para que perpetúe un ataque o rebele información comprometedora.

-Comprendo perfectamente el problema. Dígame May, ¿Qué haría usted?

-Pedirle de buena voluntad que deje su amistad con dicha dama, corte cualquier comunicación con ella e informe de todo aquello que le ha dicho que puede resultar comprometedor.-Hace una pequeña pausa antes de seguir. -Jim será rey algún día, debe actuar como tal.

Una Corona de Sangre I: Reina del Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora