Una Corona de Sangre I: Reina del Cielo.

33. Muertes Inocentes.

En memoria de Liliana Bodoc, quien ha dado el salto a otro infinito.

Día Uno.

Edward.

-Tenemos setenta y siete casos confirmados, cincuenta de ellos ya han perecido.- Padre y madre se notan preocupados. La verdad no entiendo mucho, y por lo visto nadie sabe demasiado. Esta mañana, al igual que todas me desperté cuando Jim abrió las cortinas de mi habitación, pero en su cara pude notar algo. En ese momento me enteré.
De la noche a la mañana la gente al interior de la muralla comenzó a morir, una peste, una terrible. Los doctores no pueden determinar de qué se trata, es algo que jamás habían visto.
-Aquí está.- El anuncio de mi hermanito me devuelve al mundo real. En eso un guardia ingresa con un cofre de cristal, en cuyo interior se encuentra una persona bañada en sangre, sudorosa y con espasmos, madre cubre su vista y todos los miembros del consejo se aterran.- No comprendemos la naturaleza de esta enfermedad.
-Es un ataque de las brujas claro está.- Madre no puede evitar esconder su horror tras sus palabras.- Están vengándose por la caza.
-No podemos saber eso querida.- Padre trata de calmarla inútilmente, él, al igual que yo, siente más fascinación más que miedo. Las convulsiones del infectado hacen vibrar el cristal, dando la impresión de que en cualquier momento va a reventar, nunca vi algo así.
-Majestad.-Pide la palabra un anciano lord.- No podemos descartar que sea un ataque como represalia.
-No olvidemos lo que antaño podían hacer.- Expresa otro.
-Sabíamos que esto tendría consecuencias, pero si hubiéramos pensado que nos atacarían...
-¿Qué hubiese pasado?- Increpa mi padre al consejero alterado.
-Si el afán religioso de su hijo no se hubiera salido de control, nada de esto estaría pasando, nos enfrentamos a una plaga, esto no es obra de hombres comunes.- Vuelve a hablar el anciano.
-Es el futuro rey de quien hablan, ¡tengan respeto!- Ahí está, fingiendo preocupación hacia mí.
-Eso nadie lo cuestiona majestad, pero debe reconocer que los actos irresponsables de su hijo tienen consecuencias.- Habla la única mujer del consejo, sin titubear siquiera por mi presencia.
-Con todo respeto señora Bilsarj.- Salta Jim.- Edward será su rey en un futuro, esté viva o no, así será, pido por favor que en vez de criticar y denigrar lo que su excelencia ha hecho, le ayudemos a resolver la situación. Después de todo, esa es su labro ¿O me equivoco?
El salón entero queda en silencio, Jim jamás le había hablado así a alguien del consejo, si alguna vez dudé de la lealtad de mi hermano de otra sangre, estaba muy equivocado.
-¿Qué propones Jim?- Pregunta el hombre anciano.
-Yo...-Ahí quedó su seguridad.-  Prop....propongo crear una comitiva integrada por los mejores médicos del imperio, y declarar a la ciudad en cuarentena.
-Eso sería un suicidio, alarmaríamos a la población, habrían protestas, saqueos.- Alega madre.
-Más de setenta personas despertaron con la sangre saliendo por sus poros hasta morir, creo que la población está más que alarmada.- La interrupción de Helen nos toma por sorpresa, siquiera debería estar aquí.- Si cerramos la ciudad impediremos que la peste se propague por el resto del imperio.
-Con todo respeto excelencia.- Habla un hombre de piel oscura y gordo.- No sabemos si la peste se originó aquí o viene de fuera.
-Pero sí sabemos que aquí dentro hay casos de infectados, no afuera.- Dice Jim.
-Preparen la comitiva, quiero a los mejores médicos lo antes posible en el palacio, declaren toque de queda, cualquier infectado deberá ser apartado de su familia y puesto en cuarentena en el hospital. Los cadáveres serán incinerados y sus cenizas tiradas al mar.- Las palabras de padre con tomadas como palabra de dios los consejeros asienten, sin hacer alegato alguno.
-Respecto a la quema de brujas...-Se precipita uno de los miembros.
-Se llevará a cabo con total normalidad.- Indica mi madre.- Si creen que nos amedrentaremos por un par de hechizos, se equivocan, no cederemos a los hijos del demonio. Que la fe de nuestro imperio sea eterna.
Y toca la campanilla que indica el final de la sesión.