71. Segundo Desastre.

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Frederick.

-¿Han pensado en todo?- Los ingenieros me miran con sus rostros alargados, ofendidos por mi pregunta, pero debo asegurarme.
-Por supuesto señor.- Responde amablemente uno de ellos, el más joven. –La fortaleza fue revisada por cada uno de nosotros, tomamos en cuenta cada escenario posible. Posee la forma de las estrellas nova y arcaica; todas sus murallas están reforzadas con vigas de hierro y su base es completamente impenetrable, solo se puede acceder a ella a través de una cámara.
-Perfecto.
-Además.- Se anima entusiasmado un hombre de voz gruesa y gran bigote. –Está provista de dos trabucos de pequeño tamaño y muchos proyectiles explosivos. Eso sumado al sistema de cadenas.
-Explíquenme eso, por favor.
-Es un sistema de bloqueo.- Se lanza otro de ellos. –Está sumergido a veinte metros bajo el agua, y en caso de ser necesario un bloqueo se eleva una especia de muralla de cadenas, bloqueando el paso de cualquier barco.
-Perfecto.- Miro los dibujos con atención, y pese a mi esfuerzo por comprender las anotaciones, solo logro confundirme todavía más. La fortaleza del puerto es la primera línea defensiva seria de la ciudad. Se han montado una serie de castillos pequeños en las islas camino aquí, pero este coloso de treinta metros, es el primer edificio en su tipo.
Un pequeño tramo de la muralla ha sido terminado ayer, el primero de cientos que falta por completar. Por desgracia, un número no despreciable de aldeanos ha decidido retirarse del proyecto, debido a los conflictos con Deathcrown, reduciendo nuestra capacidad obrera. Se pensó en la esclavitud, pero ya suficiente tenemos con los que Alé nos estregó.
Mantenerles resulta caro, y a pesar de que los ingresos van en aumento, los gastos van dos pasos por delante. Tan solo la producción de Ballon-krieger consume una cuarta parte del ingreso mensual. Eso, como podrán imaginarse en una ciudad que comercia con dos continentes, es muchísimo dinero.
El banco central se ha enriquecido a una velocidad impensada, tanto así que se está planificando que su casa central ocupe una manzana completa. De momento las reservas se depositan en el hormiguero, el único lugar cien por ciento confiable. Pero esperamos que en los próximos años se complete la red de túneles destinados al almacenamiento del oro que manejamos.
Las grandes avenidas se encuentran en su fase final, demarcando los límites de cada propiedad y cumpliendo con el deseo de Ginna de que su ciudad sea su palacio. Eso, el palacio está siendo definido por los mejores arquitectos y artistas, Ginna no se muestra muy interesada, pero Jim compensa esa parte.
Algo me dice que Jim ocupará el trono mientras que Ginna no se despegará de la tienda de campaña. No sé qué va a suceder el día en que no tenga tierras que conquistar y vea reducido el mundo entero a su autoridad. Ni siquiera el universo es suficientemente grande para su ambición.
Tomell, él va progresando en lo suyo, y desde hace un tiempo comparte habitación conmigo, sin que Jim se entere por supuesto, no queremos incomodarle. Y como les decía, cada tanto me lleva hasta su lugar de trabajo para ver nuevos tipos de combustibles y explosivos, no abandona sus ideas pro-comunes, defendiéndoles por su inferioridad y falta de comprensión de los asuntos.
Pero creo que me he desviado. La ciudad avanza a gran velocidad, muchos palacios yacen concluidos, y los que no permanecen en funcionamiento, como es el caso del cuartel general, el puerto oriental y occidental, y el mismo Banco Central. Estamos lejos de alcanzar el desarrollo de las grandes ciudades, pero vamos a paso firme.
Intento centrar mi atención en estas cosas, Mally, por ejemplo, se encarga de mantenernos al tanto del avance de las guerras fuera de este continente. Viaja casi a diario para ser testigo de lo que ocurre. Ese tipo de trabajo no es para mí. Suficiente he tenido ya de acción.
-Señor Frederick.- Me detengo al escuchar a Browd, de desarrollo bélico.
-Escucho.
-Los Ballon-Krieger están casi terminados, pero aún no se  nos ha informado sobre los pilotos.
-Hablaré con su majestad esta tarde y lo resolveremos.
-Muchas gracias señor Frederick.
-Solo Frederick.- Se disculpa y vuelve por donde vino.

Grey.

-Nos estamos quedando sin rocas y aceite.- Comenta mi hermano mientras cenamos, ni con un venado en la boca logra callar.
-¿Y las reservas para White?
-No las hemos tocado.
-Muy bien.- Me mira exasperado. –Sé creativo, eres bueno en ello.
-Ya no tenemos carne podrida, y la mierda de los hombres alcanza solo para un trabuco. Además las rocas visibles ya se han acabado.
-Caben en la nieve. De seguro abajo hay más rocas. Además servirá para que los hombres suelten algo de tensión.
-Por eso eres el Rorgtum, hermano.- Hace girar el tenedor en su plato vacío y lo tira al piso. –¿Por cuánto tiempo estaremos en sitio?
-Hasta que los trabucos alcancen esa mole blanca.
-Pasarán algunos días.
-Lo más probable es que pronto nos den cara. Refuerza la vigilancia nocturna a partir de hoy, iré a dormir.
-¡Descansa!
Las noches son largas, duran catorce horas, y será así hasta dentro de dos meses. En ningún otro lugar del mundo los días son tan cortos, pero adquirimos la costumbre de este horario. En ocasiones las luces del espacio llegan hasta aquí, con sus largo brazos multicolor y particular melodía.
Los sacerdotes lo toman como una señal divina de su victoria. Para nosotros es solo otro suceso astronómico poco comprendido. Al menos por nosotros, porque los hombres de ciencia lo sabían hace siglos. Pero la ambición les llevó a su fin.
Hay quienes dicen que Backmountayn fue fundada por esos hombres de ciencia, que previendo lo que sucedería, decidieron establecerse lejos de las guerras y la persecución. Nunca he corroborado aquello, pero de ser así explicaría muchas cosas.

Una Corona de Sangre I: Reina del Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora