Mi primer beso fue cuando tenía catorce años, o sea, dos años atrás. Fue con un chico con el que yo estaba saliendo, que, si recuerdo bien, se llamaba Eduardo. Habíamos salido una par de veces, en la cita que me besó fue como la quinta vez que salía con él. Recuerdo perfecto esa cita.
Yo entraba como en cámara lenta a un restaurante de Treinta y Tres no muy conocido, más bien para jóvenes. Estaba muy nerviosa, porque Eduardo me había dicho que “tenemos que hablar”. Pensaba que él iba a romper conmigo. Pero me equivoqué. Me senté en la mesa más próxima a la ventana. Debía respirar aire puro. Eduardo no me plantaría, no sabía por qué, pero confiaba en él. Suspiré.
Eduardo llegó media hora atrasado.
-Perdón por la tardanza.- me dijo.
-No pasa nada.- le dije yo.
Eduardo se acomodó en el asiento y me miró fijamente a los ojos.
-Ya sé que te dije que teníamos que “hablar”, pero a mí se me ocurrió otra cosa.- me propuso.
-¿Qué?- le pregunté, como una idiota.
-Besarte.-me dijo.
Me quedé helada.
Eduardo, despacio, se inclinó hacia mis labios y me besó dulcemente. Él era tan tierno… Sus labios eran muy suaves. Pero, me besaba como despacio, sin apuro, sin sentir nada de nada. Así lo sentía yo. Así y nada más que así. Cuando se alejó de mí, lo miré.
-¿Es una broma, no?- le pregunté.- ¿Estoy soñando? ¿Y si me despierto?
Eduardo rió.
-No te vas a despertar, mi amor.- me dijo dulcemente.- Esto es verdad. Te besé.
Sonreí. Aquella noche fue mágica. Lo que no sabía era que Eduardo guardaba un secreto que muchas chicas notaban normal…
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Niebla
General FictionMaría Sandra Yugatoski es una chica uruguaya de dieciséis años que no parece tener una vida del todo normal: su hermana gemela fue secuestrada de niña, sus padres tienen problemas económicos por lo que ella se tiene que mudar a Montevideo con su abu...