Una noche fuera de casa

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Me puse un gorro de lana negro y di por terminado mi atuendo de camuflaje. Estaba vestida toda de negro, con el pelo recogido, el cual escondí por debajo del gorro de lana que llevaba puesto.

Me había puesto un buzo negro, con un bolsillo estilo canguro para disimular. El buzo llevaba escrito “Paz” en blanco y con letras muy grandes, fue por eso que escogí ese buzo para no parecer una espía.

Llevaba los labios pintados apenas con brillo y un poco de delineador así parecía que me escapaba de casa para ir a una fiesta.

Tenía puestos unos jeans color azul bien oscuro que parecían negros, es que en la tienda de la madre de Rosarkka no tenían otros.

Me había comprado un conjunto de ropa interior de color así la gente que estaba en la tienda no me mirara más, además de un bikini fucsia. Aunque estábamos en pleno invierno, no me importaba llevar eso por las dudas.

Aurora, al escuchar mi idea de escaparme de casa (ella era la única persona en la que podía confiar para que me cubriera) me dio un collar de la buena suerte rojo, con la excusa de “no parecer un ladrón”.

Aurora también me preparó un bolso medio chico con agua y frutas, por las dudas que me diera hambre y, ya de paso, puse mi agenda para anotar lo más posible.

Partí en mi bicicleta hasta la casa de José. José salió por la puerta trasera de su casa, por lo tanto tuve que seguirlo a unos metros de distancia, esquivando a cuanta gente pudiera y escondiéndome de las miradas de José.  Pedaleé y pedaleé con la bicicleta hasta llegar al parque Roosevelt otra vez. Me bajé de la bicicleta la cual  apoyé contra un árbol. Dejé el bolso atado al manubrio de la bicicleta y comencé a caminar por detrás de José. Lo que vi me sorprendió mucho.

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