Planificaciones del viaje

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-Primero vamos al aeropuerto de Carrasco en la camioneta de Gyn, que es mayor que nosotros cosa que vos sabés, ahí en el aeropuerto, le hago un truco mental  al dependiente de los boletos de avión, así piensa que le dimos los doce boletos con los pasaportes, por lo que va a inspeccionar en la imagen que le voy a poner en la mente los boletos y pasaportes, que van a decir que todos somos mayores de edad y quizás algunos años más les agrego a algunos entre nosotros. Desde ahí, el dependiente va a envolver nuestras valijas y nos va a dejar pasar al free shop, donde no vamos a comprar nada y vamos a esperar el avión. El avión sale a las ocho, por lo que nos quedaremos dos horas en el aeropuerto, en donde tenemos que ir al baño y hacer lo que necesitemos, pero siempre se tiene que quedar uno esperando el avión. Pasada ya esa etapa del plan, nos subimos al primer avión que para en Madrid, desde ahí tenemos que esperar cinco horas, por lo que comemos ahí y vemos cosas para comprar, las cuales sólo miramos,  aprovechamos, vamos al baño y todo, luego nos tomamos el otros avión que aterriza en el aeropuerto de Londres, que se llama Heathrow, por el lugar donde está el aeropuerto. Después de salir del aeropuerto, nos tomamos un metro hasta la parada de metro West Brompton, que está en la parte de Earls Court, Chelsea, de Londres. De ahí nos vamos al hotel Chelsea House, de dos estrellas, donde pagamos las dos habitaciones que reservamos, sin comida ni nada, por lo que vamos a pasar comprando comida. Bueno, usando trucos mentales, pero ese no es el punto. Vamos a estar cinco días en Londres y cinco días más en la isla donde están los Srow. Tenemos que ir a Londres para buscar a alguien que nos deje entrar a la isla, que tiene un sistema de “invisible para humanos, no invisible para humanos que vienen con monstruos y no invisible para monstruos”, porque no nos dejan entrar porque saben perfectamente lo que planeamos. Pongan ropa de verano y abrigo no muy abrigados, por las dudas. Luego pongan todo lo que puedan de higiene personal, porque no pienso usar los jabones de ahí para bañarme ¿me entendieron?- explicó José.

-¡Sí!- respondimos todos los presentes a su discurso a coro.

-Bueno, espero que quede claro que este viaje va a ser muy largo, así que espero que se porten bien y que no intenten, por nada del mundo, matar a un vampiro en Londres, que nos puede ser útil para entrar a la isla.- ordenó José amablemente.

-Tengo una objeción.- pidió la palabra Gyn levantándose con su mano levantada de la silla del garaje en donde vivía él. Sí, se que suena raro decir que alguien vive en un garaje, pero Gyn definitivamente vivía en un pequeño parking abandonado que había reformado con ayuda de su hermano mayor hasta que pareciese una simple casa que pagaba los impuestos y todo, aunque Gyn aún no se había graduado, por lo tanto los impuestos se los pagaban sus padres, pero Gyn trabajaba como pintor de casas los lunes a la tarde hasta los viernes de noche.

-Esto no es la corte, pero como quieras.-dijo José dándole la palabra.

-Ella es una humana.-dijo Gyn señalándome a mí.- No podemos decirle a cualquier vampiro que nos ayude si está ella.

Todo el garaje donde vivía Gyn comenzó a llenarse de gritos, discusiones, charlas interminables, peleas, y todo por parte de esos seres que se transformaban en lobos como si nada al apenas enojarse los unos con los otros. Mercedes y yo estábamos intentando separarlos, pero nos daba miedo por sus garras y por lo enormes que eran. Una rata pasó entre todos los lobos y Mercedes y yo gritamos. Era normal ver ratas en ese garaje sucio, que habíamos intentado limpiar con Merche pero se nos había hecho imposible por tanta mugre y ropa interior y exterior tirada en el suelo de la habitación de Gyn, que, por curiosidad de Mercedes habíamos entrado a escondidas. Para peor, había ropa de la novia de Gyn, que vivía con él y nos incomodaba ver tanta ropa interior femenina tirada en el suelo, porque cada sostén que veíamos tirado ocasionaba preguntas como: “¿Y por qué tanta ropa tirada en el piso? ¿Habrán estado desnudos?” Por lo que para Merche y yo habíamos deducido que ése era el peor lugar para tener invitados.

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