Una vez hube cerrado la puerta de casa, me dirigí al sofá para desplomarme sobre él.
Agarré el papel que Lisa me había dado y agregué el contacto a mi teléfono, seguidamente le mandé un mensaje:
Hey Lisa, soy Isa.
Tenía también varios mensajes de Raoul, preocupándose por si el avión se había caído y no había podido llegar bien a mi destino, tan melodramático como siempre.
Iba a ser duro no verle todos los días, me había acostumbrado a, no sólo compartir clase con él, sino también estar sentados al lado. Llevábamos juntos desde que apenas teníamos cuatro años y era raro separarme tanto de él.
Un sonido me sacó de mis pensamientos, miré el móvil y leí el mensaje que mi nueva amiga me había escrito:
Lisa
Hola Isa, acabo de terminar mi turno. ¿Te apetecería que quedemos esta tarde y te enseño la ciudad? ¿Sobre las 17:30?
Respondí rápidamente, aquella chica de verdad me agradaba, era agradable conocer personas abiertas ante la gente nueva.
Encantada, nos vemos en la puerta de la tienda a esa hora.
Realmente jamás me echaba la siesta pero sentía que si no lo hacía me dormiría y no podría acudir a las cinco y media dónde habíamos quedado.
Así que rápidamente me preparé algo para comer y una vez hube terminado, me dormí apenas hube rozado mi cama.
Unas horas después, me desperté desorientada, jadeando y respirando fuerte, volviendo a mirar mis brazos.
Mierda, otra vez.
Miré a mi alrededor, pudiendo recordar dónde me encontraba, me llevaría un tiempo acostumbrarme. Recordé que tenía unos póster en la mochila y los empecé a colgar por toda la habitación, casi forrando toda la pared al completo.
Todos eran de diversas series o películas que me habían gustado o seguía viendo.
Vi de reojo mi reloj, eran las cinco menos cuarto y ni siquiera me había empezado a preparar. Mi problema con la impuntualidad era real pero lo último que quería era hacer de esperar a la chica que acababa de conocer y no quisiera volver a quedar.
En un suspiro ya había peinado mi pelo y me había puesto una sudadera, unos vaqueros y unas deportivas. Me estaba lavando la cara cuando un sonido me hizo parar.
Sequé mis mejillas mientras me acercaba al salón.
Era una voz, una voz de chico que se extendía por toda la habitación, como un ligero susurro. Alguien estaba cantando, debía ser en el piso de al lado, no pude evitar sentarme en el sofá y dejar que esa melodía me inundara con su calidez.
De repente, la persona causante paró de cantar, la sonrisa que se había dibujado automáticamente en mis labios se desvaneció.
Era una de las voces más bonitas que jamás había escuchado. Sin poderme dar cuenta ya casi era la hora a la que había quedado. Así que, olvidándome de todo aquello, corrí en dirección a mi cuarto, tomé todo lo necesario, mi dinero, mi móvil, mis llaves. Y, obviamente, mi cámara, estaba en Cleveland y no pasaría ni un segundo más sin hacer fotos a aquel lugar tan precioso dónde viviría de ahora en adelante.
Salí de la casa, mirando hacia la puerta que se encontraba junto a la mía.
"Cuarto A"
De ahí venía la canción. Sentí mi móvil vibrar y bajé sin vacilar por las escaleras.
Salí del portal y ya pude ver a Lisa agitando la mano a modo de saludo hacia mí.
-Hola Lisa, siento haberte hecho esperar -dije mientras le daba un abrazo, automáticamente me aparté, en España éramos bastante cercanos a la hora de saludar, pero no todo el mundo era así y no quería que se sintiera incómoda-. Lo siento, la costumbre.
-No te preocupes, soy Tailandesa pero ya me he acostumbrado a las cercanías que se toma la gente por aquí. -Sonreí automáticamente-. Por cierto una amiga mía ha preguntado si se podía venir, puedo decirle que no si es incómodo para ti o... -La interrumpí cortando sus palabras-.
-Claro que puede venir, créeme no destaco por mi timidez. ¿A dónde vamos a ir primero? -Lisa no dijo nada, agarró mi brazo tirando de mí mientras caminaba para que la siguiera, y así hice-.
Nos encontramos a los minutos en una plaza que era grandísima.
-Allí he quedado con Rose -Señalaba un pequeño local que parecía un restaurante-. Es dónde suele venir la gente de nuestra edad a cenar o pasar el rato, en el sótano hay una bolera pero hay que reservar.
Mi boca se abrió inmediatamente, era consciente de que parecía idiota pero no lo pude evitar, en mi pueblo como mucho había un pub osea que nunca había gran cosa que hacer.
-¡Rose! -Dijo Lisa cuando vió a una pelirroja aproximarse a la entrada-.
-Hola chicas -Agregó ésta eufórica-.
-Hola, soy Isabel. -Sonreí ya que la mirada de Rose no se alejaba de mí mientras emanaba felicidad-.
-Encantada guapa -me dijo, le di un abrazo y lo aceptó gustosa-.
Nos dispusimos a pasar, aquel sitio era mucho más grande que lo que parecía desde fuera, tomamos asiento en un rincón muy acogedor.
Lisa comenzó a picar a Rose después de mirar a la derecha y percatarse de un par de chicos que estaban sentados a unas mesas nuestras. Rose parecía un tomate.
-Tu novio está aquí -canturreaba Lisa sin parar de reír-.
-Cállate ya -Rose se dedicaba a tapar sus mejillas rojas con sus manos-.
-Mira Isa, ese de ahí, el del pelo rubio, es su amor platónico. -Añadió la castaña mientras reía-.
Miré a los chicos, había uno moreno y luego estaba el mencionado y reí al ver la expresión de la pobre Rose.
-No te preocupes, están muy alejados y no van a oír las tonterías de Lisa.
Luego de escucharme, Rose se reincorporó y pareció más aliviada. Pero esa sensación le duró unos segundos hasta que se dió cuenta de que los dos chicos se habían percatado de nuestra presencia y caminaban hacia nosotras sin vacilar.
Lisa se quedó de piedra, era de las pocas veces que la veía completamente callada y Rose había vuelto a entrar en pánico.
La tarde iba a ser movidita.

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Efecto Mariposa💫
FanfictionEstás a punto de entrar en mi mente ¿estás seguro de querer seguir leyendo? Siempre pensé: Ojalá pudiera controlar el tiempo a mi antojo y retroceder en cada decisión de la que me arrepienta, hasta que lo conseguí. ¿Podrás soportar adentrarte en mi...