40

74 9 6
                                    

Las lágrimas que tanto intenté guardar durante aquel crítico momento, se derramaron una vez el cuerpo del muchacho cayó inconsciente al suelo.

Un pitido se apoderó de mis oídos, sin poder escuchar los sollozos de todas las personas situadas a mi alrededor, las piernas fallaban mientras intentaba acercarme más aún, mi corazón dando un vuelco al observar la aterradora escena.

Jungkook no merecía todo aquello.

Tan sólo era un chico enfermo al que había empujado a su propia perdición, mis manos temblaban mientras acariciaba su pálida sien, en busca de algún movimiento en respuesta a los míos, pero nada daba resultado.

Alcé la mirada hacia la puerta que había a mi izquierda y caminé hasta abrirla, la razón causante del desmayo estaba allí, no pude contar cuántas botellas de alcohol había en la mesa y esparcidas por el suelo, acompañadas de diversas bolsas de plástico vacías que no auguraban nada bueno.

Reprimí mis sollozos tapándome la boca con ambas manos, sucumbiendo a mi debilidad mientras me sentaba en el suelo sin poder sostener más el peso sobre mis piernas.

Observé de nuevo todo el espacio en el que me encontraba. Comencé a sentir un dolor punzante contra mi frente, agarré con fuerza mi cabeza, despeinando mis cabellos aún más, y las gotas que no dejaban de emanar mis ojos acabaron nublándome completamente la vista mientras sentía el nudo de mi garganta aumentar.

Recordé los gritos que Jungkook le había dedicado a Taehyung, el dolor en su expresión mientras empuñaba sus manos, conteniendo su propia ira. Sus profundos lamentos antes de que le hubiéramos abrazado.

-No, yo lo siento Kookie -Murmuré en un tono casi inaudible mientras escondía la cabeza en medio de mis rodillas, temblando y teniendo demasiado frío de repente-.

Mordí mi labio, sin tardar en sentir el sabor metálico recorrerme por el exceso de fuerza empleado.

Recordé también a Jin, aquella noche en su piso, sus ojos vidriosos clavados en mí, que no había sido capaz de iluminar y que abandoné cuando más me necesitaban.

También a Rosé, susurrando lo poco que valía la pena todo en mi oído, sin saber qué decir para consolarla.

Y ahora yo, estaba acurrucada en un rincón de la desconocida cocina, sin saber cómo reaccionar, mientras todos ayudaban a Jungkook, y yo sólo me emanaba por completo del dolor que punzaba mi corazón hasta hacerme desear que dejara de latir.

-Todo hubiera sido mejor si no me hubieran conocido -Sollocé una vez más contra mis rodillas- Todo es mi culpa... -Las lágrimas rozaron mis labios y yo los humedecí más aún saboreando la salinidad que éstas proporcionaban-.

Los ojos comenzaron a escocer de manera desmesurada y el dolor de cabeza aumentó a medida que fugaces pensamientos traspasaban mi mente.

Suspiré, alzando la cabeza y apoyándola finalmente contra la superficie tras de mí, intenté limpiar la sangre que brotaba de mi labio mientras con la mano libre quitaba los cabellos pegados en mis mejillas.

Apreté fuerte mis puños y mi mandíbula, sabía qué era lo mejor.

De pronto una sensación asfixiante recorriendo todo mi ser, intenté respirar más profundamente pero se me hacía imposible, cerré los ojos temiendo por lo que yo misma provocaba.

Una vez el mareo que me inundaba cesó, observé la nueva imagen que me rodeaba, azotándome ante la nueva realidad.

Miré mis manos y mis piernas, ahora de un tamaño algo más pequeño, y observé a toda mi familia brindándome una sonrisa hasta que sintieron las gotas rebosantes de dolor transcurrir por mis mofletes.

Efecto Mariposa💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora