28

85 9 4
                                    

Narra Inés

Los últimos días habían sido muy agotadores.

Más mental que físicamente, la verdad, no podía estar bien sabiendo lo mucho que mi mejor amiga estaba sufriendo por toda aquella situación que la estaba sobrepasando.

No es que no la entendiera, eran obvias las razones por las que la rubia actuaba de esa manera, pero iba a acabar mal si seguía con esta farsa, ella misma se estaba cavando su propia tumba.

Isabel era tan distinta a mi, pero a la vez encajábamos a la perfección.

Y ahora que tenía una amiga tan valiosa como ella no iba a dejar que su alma se descompusiera en pedazos ante mí sin hacer nada por evitarlo, al menos la apoyaría en cada decisión que tomara y le haría saber que no la abandonaría pasara lo que pasara.

Esa chica en verdad era cabezota, pero también era muy fuerte y noble. Ojalá ella viera lo mucho que se merece, y dejara de prenderse fuego para mantener a los demás calientes. Ella podía tener el corazón roto en mil pedazos pero nunca se cansaba de dar amor y no le importaba demasiado lo que le pasara, pero a mí sí. 

Seguí unos minutos más, tocando aquella pieza que me producía la tranquilidad que tanto necesitaba, hasta que mis ojos se perdieron más allá de las teclas, cuando alcé la cabeza para visualizar a la persona que ahora entraba a la sala y se acercaba a mi.

-Hola Señor Min -Añadí divertida y haciendo una leve reverencia-.

-Ah, al fin entendiste que soy como tu superior -Dijo con aires de grandeza al tiempo que yo le lanzaba mi chaqueta-.

-Idiota -Murmuré antes de agachar mi mirada para seguir tocando, después de unos segundos me percaté de que los ojos del muchacho estaban fijos en mis acciones y eso me incomodaba- ¿Piensas quedarte ahí?

-¿No puedo? -Añadió, ahora con media sonrisa sarcástica-.

-De verdad me enervas -Repetí echando mis rizos hacia atrás-.

-Hacía mucho que no recordaba esta canción -Comentó mientras se acercaba más a mi asiento y se colocaba justo al lado, poniendo una de sus manos sobre las teclas del piano, tocando junto a mi-.

No sabría describir todas las emociones que sentí en aquel momento, supongo que era normal teniendo en cuenta que Min Yoongi estaba allí conmigo, tocando una canción hermosa que en verdad me encantaba, y, por muy imbécil que pudiera llegar a ser el chico, fue un momento alucinante.

Una vez paramos de tocar se alejó para verme directamente a la cara.

-Pues, superior, creo que deberíamos reconsiderar quién podría ser el mentor de quién -Reí ante sus rubores luego de mis palabras-.

-Calla -Gruñó, en ese momento vi el reloj, era hora de que me marchara osea que tomé todas mis cosas sin decir nada y caminé hacia la puerta, antes de girarme al oír la llamada del de pelo nevado- Eh, si te vas sin contestar y no te enojas, no es nada divertido -Reí-.

-Lo sé, pero ahora la que se divierte soy yo -Retomé mi camino sin decir nada más mientras seguía riendo en voz baja-.

En verdad tenía que hablar con Isabel sobre aquel muchacho, aunque definitivamente esperaría hasta que todo se calmara, incluido mi interior.

Narra Yoongi

No estuve demasiado tiempo tocando, pues prácticamente había ido al aula para ver a la morena y divertirme un rato con ella.

Así que, cuando ésta se fue, me dediqué a beber, una vez hube terminado, caminé torpemente en dirección a la salida de la academia, aunque antes me topé con una persona que no me resultaba familiar y eso llamaba mi atención, más ahora que había tomado un par de cervezas de más y todo se tornaba más interesante a mi alrededor-.

Efecto Mariposa💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora