Al día siguiente, como de costumbre, volví a soñar lo mismo, me desperté pronto y tomé algo de desayunar pues mi tripa rugía como si de un mismísimo león se tratara.
Tras esto, cogí el móvil que no había usado en toda la tarde anterior. Nunca había sido muy fan del WhatsApp pero había más mensajes de lo normal.
Y aquello se debía a que, cómo nos habían dicho, Jimin y Rose nos habían metido en un grupo llamado "The Team", a todos los que estuvimos la noche anterior, aunque había otro número de más que no tenía ni idea de quién era.
Tampoco me paré a leer todos los mensajes que habían dejado durante la conversación nocturna, a pesar de que al ir bajando observé mi nombre varias veces, ya que eran demasiados.
Me arreglé como pude, quedaban tres días para que empezara la universidad y no tenía ganas de quedarme en casa cuando hacía ese buen tiempo fuera, de todas maneras, la tarde anterior no había podido hacer fotos ya que estuvimos dentro del restaurante.
Cogí mis cosas y salí por la puerta avanzando hacia las escaleras. Una vez estuve abajo caminé, ni yo sabía hacia dónde. Siempre que salía con mi cámara perdía completamente el poco sentido de la orientación que tengo y me perdía por completo en todas las sensaciones que me transmitía el mundo que me rodeaba.
Lo único que captó mi atención fue una fotografía de un perro pegada en la pared, desaparecido tan pequeño. No pude evitar sentir tristeza.
Continué andando, no sabría decir cuántas fotos tomé pero suelo fotografiar todo lo que me parece bonito y en aquel lugar todo era plenamente hermoso.
Decidí sentarme en una banca vacía que había frente a mí, al lado se encontraban un conjunto de críos jugando y no pude evitar sonreír al verlos pasarlo tan bien.
A lo lejos me pareció ver una figura conocida, indudablemente aquel joven no era otro que Jin.
Me acerqué a él sin pensar demasiado y tapé sus ojos con mis manos, acto seguido le solté y me coloqué frente a él.
-Hola Jin -Dije agregando una sonrisa dejando ver mis dientes-.
-Hola Isa -Respiró más tranquilo- No vuelvas a hacer eso, me había asustado, pensé que me atracarían o algo así. -Rió mientras agregaba esas últimas palabras-.
-¿Quién te dice que no me he acercado para eso? -Le miré vacilante-.
-Si vas a hacerlo, date prisa, llego tarde al trabajo -Miró la hora en su reloj de mano-.
-Te acompaño -Ambos comenzamos a caminar, yo me dedicaba a seguir su paso ligero aunque mis piernas eran mucho más cortas y a cada paso suyo, yo daba el doble-.
-¿Y tú qué haces por aquí tan temprano? -La curiosidad se desplegaba en su mirada-.
-Suelo madrugar, y... Bueno, me gusta sacar fotos. Es una buena combinación. -Alcé la cámara para que alcanzara a verla-.
-Ya lo creo -Añadió sonriéndome-. Bueno, -se paró ante una tienda que estaba frente a nosotros- yo tengo que entrar, aquí trabajo. Espero que saques muchas fotos bonitas y luego me las muestres. -Se alejó mientras se despedía con la mano-.
-Lo haré. -Grité para que pudiera oírme mientras le sonreía abiertamente-.
Genial, ahora sí que no tenía ni idea de dónde estaba.
Seguí la calle en la que me encontraba en dirección a una gran rotonda intentando recordar por dónde había venido, pero, unos pequeños gruñidos me sacaron de mis pensamientos.
Bajé mi mirada hacia un pequeño callejón a la derecha.
Allí estaba, el mismo perro que había visto en el cartel, sólo que antes era de un color blanco con manchas marrones, y ahora la suciedad que se había acumulado en su cuerpo le hacía parecer completamente marrón.
Me acerqué a él sigilosamente.
-Ven aquí pequeño, no te voy a hacer nada -Lo tomé entre mis brazos sin demasiada dificultad, intentando no hacerle daño ya que se veía cansado y dolorido-. ¿Por cuánto has tenido que pasar desde que te perdiste? -Dije mientras acariciaba su cabecita y me brindaba unos lametones en la mano-.
Ahora me arrepentía de no haber cogido el cartel que ví.
-Ambos estamos perdidos -Susurré-. Pero enseguida te llevaré a casa, y luego con tu amo.
Poco me importaba lo sucio que estuviera aquel cachorro.
Puse el google maps para que me mostrara el camino a tomar para volver al piso. Y, tras varias equivocaciones, pude llegar al portal.
Subí las escaleras intentando que el pequeño pasara desapercibido, ya que lo último que quería era llevarme una reprimenda por meter a un perro en casa sin permiso del casero. Pero para mi desgracia, a medida que subía las escaleras que llegaban al primer piso oí unas voces, no muy lejanas.
Llegué al primer piso y vi a Vernon. Acto seguido él también me vio y se aproximó a mí, notando la presencia del cachorro.
-Oh, ¿tienes un perro? -Comenzó a tocarlo jugando con sus patitas-. ¿Qué te ha pasado? -Cambió su voz a un tono bastante infantil que resultaba adorable-.
-En verdad no, lo he encontrado en la calle, vi un cartel esta mañana y quiero llevárselo a su dueño. Pero necesito recuperar el cartel para ver el número al que contactar y, bueno, voy a lavarlo y darle algo de comer. El pobre estará hambriento -Bajé la cabeza intercambiando una mirada con los ojos de la criatura-.
-Oh, si quieres puedo coger algo de comida para él y ahora te la subo, de todas formas iba a bajar a comprar unas cosas que me ha encargado mi madre.
-No es necesario... -Pero mis palabras se vieron interrumpidas ante el asentimiento del muchacho y bajó corriendo a la tienda sin que fuera capaz de agregar algo más-.
Subí las escaleras que quedaban, llegando finalmente a mi piso, abrí la puerta y dejé al perro en el suelo, era muy curioso y olfateó todo lo que alcanzaba a su pequeña altura. Preparé un pequeño barreño con agua caliente y algo de champú para darle un baño. Nunca imaginé que sería tan difícil.
Segundos después, toda mi ropa, e incluso mi pelo, que previamente había recogido en una coleta, estaban mojados. Al igual que todo el cuarto de baño. Curiosamente, el único que estaba parcialmente seco era el cachorro.
Llamaron a la puerta y salí, abrí encontrándome a un Vernon chistoso mientras veía mi aspecto. Traía consigo una bolsa de pienso.
-A lo mejor necesitas ayuda -Sonrió-.
-A lo mejor -Me limité a decir mientras me apartaba para que pudiera pasar-.
Lavamos al pequeño, aunque más bien, según parecía, el pequeño nos había bañado a nosotros. Ahora éste se hallaba envuelto en mantas durmiendo debido al cansancio.
-Muchas gracias Vernon -Sacudí su pelo con la toalla para retirarle la humedad-.
-No es nada, espero que encuentres pronto a su amo -Lo señaló con ternura-.
-Lo haré. Y, por favor, no le digas nada a tu padre. No quiero líos.
-No te preocupes, soy una tumba -Selló sus labios con la mano provocando que sonriera-. Bueno, tengo que irme, mi madre se estará preguntando dónde mierda estoy.
Se dirigió a la puerta, volví a darle las gracias y después le observé desaparecer por las escaleras, entrando de nuevo a casa.
Intenté recordar dónde había visto el cartel para ir cuánto antes a buscarlo y devolverle la criatura a su amo. Lo acurruqué sobre mi regazo en el sofá.
Jugué con sus orejas suavemente mientras le veía dormir.
"¿Quién es tu dueño, peque?"
Era la única pregunta que venía a mi cabeza en esos instantes.

ESTÁS LEYENDO
Efecto Mariposa💫
FanfictionEstás a punto de entrar en mi mente ¿estás seguro de querer seguir leyendo? Siempre pensé: Ojalá pudiera controlar el tiempo a mi antojo y retroceder en cada decisión de la que me arrepienta, hasta que lo conseguí. ¿Podrás soportar adentrarte en mi...