22

91 8 5
                                    

Narra Taehyung

Esa noche apenas había pegado ojo, mi mente se preguntaba realmente por qué era tan idiota, seguía hablando con la chica a pesar de todo lo que pensaba. Cierto, era por mi atolondrado corazón, parecía que cuando se trataba de ella no tenía ningún control sobre mis acciones y, simplemente actuaba acorde a lo que sentía.

Y eso, era por mucho, muy mala idea.

En fin, maldiciéndome por haberla invitado a mi casa, aunque no era ni por asomo una cita, por mucho que mi estómago lleno de mariposas me dictara lo contrario.

Pensé que, después de todo, iba a tener que olvidarme de Isabel, si quería que mis sentimientos se detuvieran, pero estar a su lado se sentía tan bien...

Ya no podía cancelar nada, quedaría como un capullo y, seré muchas cosas, pero eso no. Así que, me limité a decirme que, ya que tarde o temprano me alejaría de la muchacha, aprovecharía aquel día al máximo.

A lo grande.

Quería pasar un rato genial con ella, que supiera más de mí, quería dejarle claro que era una persona importante en mi vida, ya que al día siguiente tenía planeado ignorarla, casi por completo, salvo algunos momentos en los que sabía que no podría evitar corresponderla.

Todo era por Jungkook. Me recordaba, cuando esos pensamientos rozaban mi cabeza, todo tenía un propósito, y era mi mejor amigo. Sabía que valdría la pena pasar el mal rato, aunque, bien sabía que dolería al principio.

Pero nada es para siempre.

Haciendo caso a mis instintos, mandé un mensaje a la chica, los planes habían cambiado, aunque ella no lo supiera.

Ven en una hora a mi casa, lleva algo para comer, ¡no tardes que te conozco!

Luego de enviar ese mensaje, fui a prepararme, no es como si quisiera estar perfecto. No es una maldita cita, pero ¿por qué mierda ese hecho no tenía efecto en mí?

Maldita sea.

Narra Isabel

El mensaje del mayor me pilló un poco por sorpresa, pues al hablar de quedar imaginé que sería en la tarde, pero tampoco me importó el cambio pues ya había hecho el día anterior todas las tareas que tenía que entregar el lunes. Me alegré de ser tan organizada por primera vez.

Una vez me hube duchado y arreglado, metí en mi mochila algunas cosas que había preparado, llevaba comida vegana pero también llevé otras cosas para el chico, después de todo, me encantaba cocinar y no era ningún esfuerzo, más si se trataba de él.

Llegué a tiempo, para mi sorpresa.

Eran las once de la mañana, y estaba ante la majestuosa casa de Taehyung. Se sentía como si fuera de película.

Llamé, obtuve respuesta cuando la puerta se abrió, permitiendo salir al pequeño cachorro que estaba saltando eufórico sobre sí mismo, suplicando que lo tomara entre mis brazos.

-¡Mushu! -Grité contenta y bajé para que el perro alcanzara a dejar besos por toda mi cara, aunque poco me importaba aquello- Te he echado tanto de menos, pequeño -Le abracé-.

-Ah, ¿y a mí no? -Taehyung salió, dedicándome un puchero, mientras observaba sonriente la escena-.

-No -Alcé ambos hombros con indiferencia-.

-Eso ha dolido -El chico se llevaba la mano al pecho dramatizando al máximo, al ver que yo reía ante aquel acto, me invitó a pasar-.

-Wow -Sólo alcancé a decir eso, segundos después me encontraba pasando al salón de su hogar, era gigante, no podía parar de mirar a todas partes, no sólo porque cada rincón era hermoso, sino porque estaba la fragancia del muchacho en todas partes, al igual que sus fotografías, en distintas etapas, mis favoritas sin duda eran las de al lado de la entrada, que dejaban ver a un Taehyung de unos cinco años jugando con una pelota al lado de sus abuelos, tan tierno-.

Efecto Mariposa💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora