Capítulo 1: Una rutina

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"Esta vida no era mía, era mi cuerpo, mi voz, mi alma, pero no mis decisiones, no eran mis sueños, no mis sentimientos; era un títere controlado por el destino, por las circunstancias; yo no controlaba mi vida, ella me controlaba a mi"

Garabateé, sin ningún sentido, en mi cuaderno que siempre llevaba en mi bolso, lo cerré de inmediato al ver como Liz llegaba con su deslumbrante sonrisa, se la devolví con un saludo agitando la mano

-¡Hola!- me envolvió en sus brazos, ella podía siempre ocasionar que un abrazo fuera agradable, tan cálida, dulce y con una energía que contagia a cualquiera

-Hola, por tu gran sonrisa veo que te fue de lo mejor- volví a tomar mi lugar en la banca del parque

-Increible, fuimos desde París hasta Roma, anduvimos por Italia y disfrute cada segundo en Marruecos- sus ojos brillaban de una manera distinta

-¡Suena estupendo!

-¡Si! y tambien ocurrio algo mas- me tomo con una de sus manos y su sonrisa creció más de lo normal- ¡Me voy a casar!- alzó su mano derecha con el anillo brillante en su dedo anular, tenía una piedra tan azul que combinaba con sus ojos

-¿En serio lo pidió? ¿Como fue?- Tome su mano viendo el anillo, era impecable, con esos detalles en plata envolviendo la piedra, una belleza hecha para mi mejor amiga

-Fue en Italia, exactamente en Verona- miró con melancolía la calle, por su expresión claramente recordaba el momento- con todo este estilo romántico. Simplemente caminábamos por las calles y yo ya lo había notado un poco extraño pero él suele ser extraño- rió para sí misma- fuimos a desayunar y solo paso, comenzó a decirme cosas hermosas de nosotros y como había cambiado su vida desde que estábamos juntos. Sacó la caja, la dejó frente a mi, abierta de par en par y con un shock interno, él no podía pronunciar las palabras, todos en el restaurante y los que pasaban por la calle nos miraban esperando a que él preguntara. Hasta que lo hizo y yo claramente grite mil veces "Sí"

Sonreí al verla tan alegre- No tienes idea lo feliz que estoy por ti

-Si, pero no te preocupes, todo seguirá igual entre nosotras- me sujetó con ambas manos- jamas olvidaré cuando me lo presentaste, esa loca fiesta de fin de curso

-Como olvidarla- sonreí sin ganas, Bruce era el chico que me gustaba en el instituto pero mi afán por negarlo, querer negar mis sentimientos, me llevó a presentarlo a la que ahora sería su futura esposa; ya no había tristeza en mi por eso, al final de cuentas él no era mi tipo pero era ridículo recordar todo eso que viví cada que lo veía; la pena de mi estupidez adolescente siempre me seguía.

-La boda será en unos meses, queremos que sea lo más pronto posible; yo la quiero en Italia pero él en Francia por unos familiares que tiene en una pequeña ciudad

Hice una mueca, un viaje a europa y yo sin ni un peso para mi

-Sé lo que pasa con tu mamá- me dio un apretón en las manos- has hecho tanto por mi que no te meteria en un lio asi

Antes de que pudiera decir algo ella habló de nuevo

-Pero tampoco podrías faltar a mi boda asi que esta dicho, yo me encargare de tus gastos y si quieres llevarla

-Bien- asentí sin intención de replicar

Su rostro angelical cambió por completo, al preguntar sobre mi madre, si la ciudad entera sabía lo que pasaba con ella, me molestaba que se metieran tanto en cosas que no les interesaba pero era parte de la vida; solo me salia contestar "Está bien, estamos bien" no porque no quisiera contarle a mi mejor amiga mas cosas, es porque si lo razonamos un poco en realidad estábamos bien, yo tenía trabajo, ella estaba en tratamiento y lo más importante, juntas

-Estoy bien, gracias- repetí por su insistencia de que le contara la verdad, pero esa era, no había nada negativo que reclamar o para quejarse.

-Siempre tan fuerte- palmeo mi espalda con orgullo.

Desde el instituto ambas éramos demasiado dramáticas, pero era agradable saber que lo habíamos dejado atrás, ahora ella sería una chica casada y tal vez en un futuro con hijos, mientras que yo, entendí que a la vida no la rigen cosas que antes creí que lo hacían.

-¿Y lo de la actuación? Antes de irme ibas a participar en una obra ¿no?

-Deje esos sueños infantiles- me crucé de piernas- trabajo de ayudante en una panadería y espero un llamado para una oficina.

-Vaya, no suena tan mal- hizo una mueca fingiendo que en realidad eso sonaba "cool", pero hasta yo sabía que eso no era con lo que había soñado, ni siquiera cuando era una pequeña quería serlo; siempre jugando a la estrella de cine o la cantante, sueño que descarte desde que un gran desafine salió de mi y me quede sin voz una semana pero los demás se descartaron solos sin darme cuenta, perdí clases de teatro por trabajo, no asistí nunca a un casting y mis 21 años me alcanzaron, aún era joven, aún pensaba que cuando mi madre se recupere podría tomar mi camino pero era un poco incierto ese futuro, si no ocurría estaba conforme con mi vida.

-Puedo ayudarte para que asistas a una audición, alguna obra pequeña- sonrió deslumbrante de nuevo- yo conseguí modelar, es una agencia pequeña pero hago lo que quería - comentó con humildad, ella jamas haria algo por hacerme sentir mal y yo a ella tampoco, nos queríamos desde siempre pero algo en mi claro que dolía al ver como todo en su camino se estaba tomando el rumbo que ella quería. Después de la secundaria ella no había tenido problema con la idea de la adultez, sus padres daban todo por ella, se consiguio un novio con dinero y nunca tuvo preocupacion, asi que habia una gran brecha entre cómo ella veía el mundo y como lo veía yo.

-No, estoy bien- agradecí su propuesta- tengo una agenda apretada

Mi movil comenzo a emitir un tintineo, anunciando que debía volver a casa para encargarme de las pastillas de mi madre

-Me tengo que ir, te veo después y mantenme informada de la boda

-Claro, ¿te veo mañana?

-Es lunes, lo tengo algo ocupado, pero te llamaré

-Bien

Un último abrazo y camine rumbo al bus, no fue mucho el camino a casa; todo era un desastre dentro, no por desorden, no por mal olor o porque algo estuviera descompuesto; era un desastre por los problemas que volaban de lado a lado, golpeaban las paredes y aturdían mi cabeza, solo quería lanzarme de rodillas y rendirme ante la situación pero no podía, siempre había algo que me alentaba, sabía que yo podía con esto y mas, jamas me rendiré a nada.

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