Capítulo 27: Sin cargas

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Al llegar Sam estaba en la sala de espera, preocupado y mordiendo sus uñas con ansiedad, mientras sus ojos estaban vidriosos

-No me han dicho nada- Sam se apresuró a decirme

Le dedique una sonrisa pero se lanzó en mis brazos, Sam era tan sentimental que me ayudaba a sentir que mucho más fuerte, como para protegerlo de este dolor o intriga.

Las horas pasaron  y mi tía llegó como una loca gritando por su hermana, ya me esperaba lo que venía. Un par de enfermeros la detuvieron y el doctor salió

-Familia de la señora Ruso

Al instante todos nos incorporamos, el doctor se dirigió a mí cuando dije que era su hija. Le harían un lavado de estómago, habíamos actuado a tiempo y eso me hizo soltar un suspiro, abrace la primera persona que estaba tras de mí, Sam me apretaba con fuerza hacia él. Mientras que mi tía interrogaba al doctor para tener argumentos al reclamarme las cosas, pero él solo se dirigía a mi.

-Nos gustaría que hable con nuestro psicólogo

Asentí sin problema, saldría caro pero ya no podía con algo así ¿Qué hubiera hecho si hubiera estado sola? Me sentí fuerte porque Sam no podía mantener sus lágrimas, me sentía con la necesidad de hacerle entender que todo estaría bien.

Mi tía se dirigió a mí en la cafetería, después de tomar un respiro estaba lista para ella.

Un reclamo tras otro sobre mi poca capacidad para cuidarla, culpaba a Tim por tomar mi tiempo pero justo ahora él era quien me daba lo que necesitaba, espacio para mí. Él siempre sabía darme lo que necesitaba, sin preguntar sólo lo sabía.

-Quiero que ambas se vayan a vivir conmigo

-Estamos bien

-¿Cómo puedes decir eso? ¿Ya viste dónde está tu madre?

-¿Y con usted estará mejor?

-El tiempo que pasamos juntas fue lo mejor para ella

En este momento las dos creíamos que hacíamos lo correcto pero ninguna lo hacía, cuando era más joven mi madre siempre pensó que la comunicación era la base del bienestar, pero jamás supo que yo carecía de tal cosa.

Cuando por fin nos dejaron entrar, fui la primera. La saludé mientras ella veía el suelo con vergüenza, enojo y tristeza; parecía que esos sentimientos eran los únicos que la atormentaban cada día

-No vengo a regañarte, tampoco a llorar por esto.- me senté al borde de su cama -¿Porque no me dijiste que te sentías tan mal?

-Soy tu madre, yo debería preguntar sobre ti, yo debería estar haciendo más por ti de lo que hago.

-Lo harás cuando te mejores

No sabía cómo iniciar una plática sobre sentimientos con ella, no sería como en las películas que de un instante a otro ya ambas podríamos decirnos todo, pero un avance era decir que la quería.

-Me alegra que no me dejaras aún- mi voz se quebró y le sonreí para reprimir mi tristeza

-Llama a tu tía

Asentí y salí de la habitación llamando a mi tía. Trague el nudo en mi garganta y caminé a Tim

-Nunca me gustaron los hospitales -admití sentándome de nuevo en el sofá

-Son deprimentes y con un encanto demasiado triste para mí gustó

Me rodeo con su brazo por los hombros, mi tía molesta en el sofá frente a nosotros y Sam se recargaba en mi hombro aún con los ojos llorosos.

Perdimos la noche en la sala de espera hasta la tarde noche siguiente, Tim se había quedado conmigo por la noche y Sam por la mañana, mi tía se había marchado al amanecer cuando dijeron que todo en mi madre estaría bien.

Ahí perdimos un día, aunque no podía llamarle del todo día perdido porque la mano de Tim jamás me había sujetado tantas horas, habíamos dormidos el uno junto al otro y me había acurrucado involuntariamente más de una vez entre sus brazos.

-Voy a darme una ducha- mi mamá caminó hasta su habitación para meterse en el baño

El psicólogo que la atendió me dijo que lo mejor que debía hacer para mi mamá era comenzar a entenderla y no solo tratar de hacerlo.

-¿Quieren ir al cine?- Tim preguntó cuando mi madre buscaba comida en el refrigerador- y después podríamos cenar fuera, yo invito

Antes de poder negar mi madre aceptó, la mire extrañada por ello pero al final pensé en lo divertido que sería salir los cuatro.

Esa noche salimos como si no cargamos ninguna cruz en nuestras espaldas, como si nada en la vida doliera o como si ninguno de nosotros se sintiera perdido y de alguna forma vacío por dentro; pero estos momentos siempre estaban acompañados de golpes de realidad al día siguiente, como si acariciarse el mar nadando entre las olas pero de repente una te lanza a la orilla, con la arena molesta y el sol abrasador evaporando cualquier rastro de agua del mar, uno siempre podría recordar esos momentos de subida cuando iba de bajada y estaba lista para cualquier cosa que se presentará en un futuro o por lo menos pretendía hacerlo.

Entramos a ver una película animada, nada como el humor simple e infantil de Hollywood, entre risas por chistes y mi mano sujeta a la de Tim todo el tiempo, fue magnífico, sin ocultar nada o temer al reproche de mi madre.

-Muero por comer una gran rebanada de pizza- Sam tocó su panza mientras salíamos del cine

-Yo pensaba en cenar en un restaurante decente

-No subestimes a las pizzerías- comenté sonriente

-Esta vez apoyó a tu novio, hija

Tim me miró con una sonrisa, no sabía si por el hecho de haber escuchado «Tu novio» o porque le dieran la razón. En ese momento sentí un cosquilleo en el pecho. De alguna u otra manera mi madre aceptaba lo que ocurría entre nosotros y no había cosa que me hiciera más feliz ahora.

Al llegar a un restaurante bastante elegante, Tim tenía reservación y nos llevaron a una mesa en el fondo cerca de una ventana. Se encargó de mover la silla para sentarme y la de mi madre igual, la noche entre pláticas, risas y que mi madre conociera más de la vida de ambos chicos.

-Se llevaría estupendo con nuestro padre- Sam le comento a mi madre- es parecido a usted solo que un poco más frío. Mi madre por otro lado es una mujer tan alegre que a veces queremos meterle un pan en la boca

Tim sonrió divertido, me gustaba verle sonreír de esa manera, dejando ver sus brillantes dientes y sentí que no sería fácil soportar la vida sin esa sonrisa.

-Les hubiera gustado conocer a mi esposo

mi madre hablaría de mi padre y yo tense la mano que sujetaba la de Tim, él me miró confundido pero colocó la otra sobre la mía y me sonrió relajandome

-Él siempre la pasaba bromeando y jugando con todo, tal vez no sería igual contigo Tim pero le hubieras terminado por agradarle

-¿Porque no están juntos? Se nota en sus ojos que aún lo ama

-Las personas no están juntas para siempre, Sam. A veces no están listas para pasar todos los problemas con nosotros

-Pues debería buscarse otro, volver a darse la oportunidad de sentir

-No creo que esté en ese momento

-La ayudaré cuando lo este- le tomo la mano a mi madre al decir esas palabras

Tim recargo su frente en mi cabeza y lo sentí tranquilo, su respiración suave.

Al volver mi madre se marchó a acostar recién llegamos, todos nos dirigimos a nuestras habitaciones pero yo no podía dormir, no podía cerrar los ojos sin que me estremesiera por los innumerables sentimientos que tuve este par de días.

Lost lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora