Capítulo 26: Ancla

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Nuestras manos reposaban juntas entre nuestras piernas, pero cada uno perdido en su cabeza. Al llegar a casa recibí un regaño sutil de mi madre por el aroma a cigarros, ella odiaba la idea de que yo pudiera pasar un cigarro por mis labios, la muerte por cáncer de pulmón era una realidad que había alcanzado a mi abuelo. Mientras que la cena pasó Tim y yo nos quedamos limpiando la mesa, me miraba mientras acomodaba los platos en la alacena

-No me canso de observarte

Lo vi de reojo recargado en los cajones sin despegar su vista de mi, dejé los platos en su lugar y me gire a él.

-Tu me has insinuado un par de veces que me vaya contigo pero yo jamás te he pedido que te quedes ¿Lo tomarías como posibilidad?

Su mandíbula se tenso y cambió su posición

-No puedo, no podría quedarme en un solo lugar y sentir que pierdo toda la libertad

-¿Así te sientes aquí?

Se encogió de hombros y me tomó por el brazo para acercarme a él. Sabía que era un sí pero no lo diría, se lo guardaría para no lastimarme, aunque eso no ocurría yo sabía que estaba en una cárcel con mi madre.

-Contigo no me siento atrapado, pero aquí, esta pequeña ciudad

-Entiendo, no te culpo

-Afuera hay un mundo que espera por ti

Acaricie su mejilla y negué

-No me hagas desear lo que no puedo tener

Realmente ya lo hacía, lo deseaba solo a él junto a mi y pudimos haber convivido sin llegar a esto pero aquí estábamos, ambos engañando a nuestras vidas y tomando un poco de ambas para hacer algo de total alegría. Tan fácil que podía sonar el yo marcharme o él quedarse pero no era lo que podíamos o deseábamos del todo hacer.

Me miró con la intención de besarme, esta vez yo tome esa iniciativa, esas ganas provenían más de mí. Quería recordar su dulce sabor aún cuando pasen décadas desde su partida. Una lágrima brotó de mis ojos, solo una que demostraba lo triste que me hacía pensar en esa idea, mi pedazo de libertad se iría y aún no aprendía cómo ser libre sin que él esté.

-¿Esto es por mí?- pasó su pulgar tomando la lágrima

-Por maravilloso que eso sea, no puedo confirmarlo

Beso mis manos y me abrazó con fuerza

-Yo he derramado más sobre el papel- admitió sin mirarme

Al marcharnos a nuestras respectivas habitaciones, hice una parada con mi madre.

La vi sentada en el borde de la cama con la mirada perdida

-¿Ocurre algo?

-Me dijiste que cuando fuera una carga para ti me lo dirías- comenzó a hablar con molestia pero más a si misma, no me miraba a mi, veía el suelo

-Pues no lo has sido

-Escuche algo de lo que hablaste con Timothee, no quiero que te vayas con él pero tampoco quiero ser quién te ancla

-Madre, ningún chico merece dejarte cuando me necesitas

-¿Pero cuando inicias tu vida? Lo que tú quieres en verdad

-Vamos, tengo tiempo aún. Tal vez no sea con Tim o con ningún chico, si no conmigo solamente.

-No quiero que estés sola

-Te prometo que estaré bien, ahora vamos a dormir

Se quedó en silencio y se metió en la cama, bese su frente y me marché después de desearle buenas noches.

Al día siguiente, Tim había salido, Sam estaba en la sala buscando colores adecuados para su futuro departamento y yo tenía que preparar la comida

-¿Aún no despierta mi madre?

-No, toque su puerta para que me diera su opinión pero no tuve respuesta

Mire el reloj y pasaban de las 12 de medio día, corrí hasta su habitación y toque repetidas ocasiones pero no tenía respuesta; comencé a llamarla una y otra vez, mi voz temblaba al igual que mis piernas, Sam corrió a mi preguntando qué ocurría pero yo no podía responder.

Corrí hasta mi habitación, buscando la llave de su habitación, con las emociones y preocupación no podía reaccionar del todo bien, solo de una manera automática.

Cuando alguien está deprimido siempre ve todo tan negativo, se pierde el sentido de la vida y la pasión a ella, la idea de la vida es tan vacía aún cuando te digan que no lo es. ¿Pero que tan decepcionado de todo tenías que estar para acabar con la vida? Para sentir que ya no valía el esfuerzo o la pena. Mi madre se había recuperado pero siempre volvía porque la vida es así, un constante de desilusiones pero cuando lo entiendes dejas de sufrirlo y solo lo dejas pasar, pero si me ponía en su lugar, yo no había sufrido ni la mitad que ella.

-¡Llama al número marcado en el refrigerador!- le indique a Sam cuando vi a mi madre sobre su cama, la sobredosis no era una forma de morir, ella creía en un Dios y nunca intentaría el suicidio

Cuando pasas estos momentos recuerdas esas veces cuando ella decía querer envejecer por edad y después de recorrer partes del mundo del que no podría ni siquiera pronunciar sus nombres.

Me percate de que estaba hecha lágrimas cuando la ambulancia llegó a los minutos, Sam me tenía abrazada con tal fuerza que nadie lo había hecho, él también lloraba lo que ocurría.

No podía ir con ellos en la ambulancia, no me sentía capaz, Sam se subió sin discutir «Los veo en el hospital» le indique antes de marcharse, entre a casa y me rompí en llanto, había aventado todo al suelo por la desesperación, rogué al Dios de mi madre por qué no se atreviera a arrancarla de mis brazos y suplique a la vida que no me dejará desamparada, que me permitiera hacerla ver lo lindo de la vida.

Termine llorando en el suelo con la maleta que había preparado para estos momentos, cosas indispensables para ella. No importa cuando mantuviera la cabeza fría para este momento, jamás lo iba a lograr.

La puerta se escuchó y los pasos entre las cosas que se me habían roto crujieron.

-¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?- Tim corrió junto a mi y me rodeo en sus brazos mientras que por primera vez quería que no me soltara porque caería-¿Dónde está Sam?

-Fue con mi madre al hospital- me separé de él y limpie mis lágrimas con el dorso de mi mano- mi mamá tuvo una sobredosis porque intentó suicidarse, Sam la acompañó en la ambulancia porque yo tenía unas cosas que recoger. Ella escuchó nuestra plática  de aquella noche así que no tengo noción de cuando hizo la sobredosis exactamente - no lo culpaba pero si algo le ocurría no sabía si podría contra las fases de la pérdida que ya había vivido tantas veces

-No podemos culparnos

Tomé la maleta y me incorpore saliendo de la habitación, pero antes de seguir Tim me sujeto del brazo y me volvió a envolver en un abrazo reconfortante

-Estoy contigo aún, no me prives de apoyarte

Beso mi frente y cerré los ojos disfrutando ese confort que me ofrecía, disfrutar cuando aún lo tenía era lo único que quería hacer.

Lost lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora