Capítulo 23: Otra manera de amar

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Mi delantal seguía donde lo había dejado y el turbante seguía oliendo a vainilla, volví a ponerme a trabajar, la primera hora me tocaba con Kevin de nuevo, él se acercó con una sonrisa y un saludo; comenzó a batir la masa para cupcakes mientras yo preparaba la crema de queso.

-¿Es serio lo que tienes con él?- preguntó con un aire desinteresado, como si tratará de hacer una pregunta trivial, pero tras de ello pude ver en su rostro algo más.

-Solo estará una semana aquí y ninguno cree en las relaciones a distancia

Me gustaría que esa misma frialdad que usaba para el tema ahora sea la que usé cuando él ya no esté aquí.

-Vaya, lo siento realmente tienes otro rostro desde que volviste del viaje con él.

Asentí sin querer seguir hablando del tema, no entendía cómo alguien quería clavarse aún más la daga que reposaba en su pecho a ras de su corazón.

-Aunque no dure mucho

-Sí me disculpas, necesito tomar aire

Me tomó del brazo cuando pase junto a él y me acerco un par de centímetros de su rostro

-Cuando él no esté, yo seguiré aquí

-No te pedí eso

Quite mi brazo de manera brusca y salí por la puerta trasera de la cocina.

Siempre pensaría que Kevin es realmente guapo pero jamás sería mi tipo, me gustaba los momentos en la cocina con él pero siempre era el mismo caso, no sentía nada y no podía obligarme; menos ahora que alguien más esperaba mi salida.

Volví a la cocina, teníamos un pedido de un pastel de bodas así que me tocaba trabajar con él, yo era su mejor decoradora.

Me hubiera gustado que siguiera siendo el admirador nervioso que aún mantenía pudor pero ahora, sus insinuaciones me comenzaban a molestar.

Me encontré con su rostro cuando saque la cara del refrigerador, su mano en mi mejilla y la otra en la charola con el bizcocho. El mundo se congeló, su mano se deslizó por mi cintura mientras que pude ver de reojo a uno de los chicos encargados de las galletas vernos por el reflejo del horno. Tome las agallas y lo empuje

-¿Porque? ¿¡Es porque él logró más que tú en solo unas semanas!?

-No, es porque trate de ser un caballero, tomar mi tiempo contigo y solo conseguí desprecio, tal vez él hizo lo que yo jamás hice.

-Solo tu mente tan estúpida puede pensar eso.

Lancé el mandil al suelo y me fui de aquella cocina, podía tomarlo como una renuncia, quería volver y tomar el mandil, perder mi dignidad por el trabajo ¿Que haría sin dinero? Había actuado de manera estúpida pero entonces entendí, ningún dinero merece que yo me deje de nadie. Al salir en efecto Tim me esperaba recargado en un coche, con un par de bolsas.

-¿Qué ocurrió?

No quería decirle, no quería ser la pobre mujer víctima de otro jefe sin cerebro y dolido.

-¡NO VUELVAS!- Kevin salió tras de mí gritando aquello, haciendo inevitable las deducciones de Tim

-¿Te molesto verdad?

-Sí, pero no es algo que necesite importancia

-No iré a golpearlo- sonrió divertido al entender porque no quería decirle nada

Una frase estúpida salió de la boca de mi ex jefe, que de un instante ambos tuvimos la necesidad de romperle la nariz. Me volví sobre mis pasos y quede cerca de él.

-Pero un día él se irá y volverás a suplicarme

Ahí fue el momento cuando mi puño aterrizó en su nariz, uno no fue suficiente, una sonrisa cínica se formó en sus labios así que le tiré otro, Tim me atrajo a él para no asentar otro, que ganas no me faltaban. Sin más que decir nos marchamos dejándolo ahí, con la nariz goteando y maldiciendo al aire.

De camino a casa fui en silencio, habíamos decidido caminar para no llegar alterada a casa. Estaba molesta con Kevin por hacer eso pero también lo entendía, debió ser frustrante para él todo esto y me hace entender que esta era otra manera de amar o otra manera de contaminar aquel sentimiento, cuando era tanto que no sabías que las hacer más que intentar tomarlo.

-No hay dragones que te detengan

-No nací para ser damisela en peligro

Alguna vez había sentido la necesidad de llorar por mis problemas, de gritar y lanzar todo pero siempre sabía relajarme y pensar en todo lo que tenía pero esta vez no pude pensar en nada, aún tenía deudas, servicios, medicamentos y mi piso firme se tambaleaba.

Necesitaba un trabajo para mañana, era lo único que tenía que pensar.

Lost lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora