Capítulo 3: Obligados

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Al llegar a casa preparé todo, la cena, los medicamentos de mi madre; ella parecía estar bien así que me sentía mas tranquila. Dejarla sola siempre era lo más difícil, nunca podía hacerlo y estar completamente tranquila.

-Volveré lo mas temprano que pueda

-Tu disfruta, estoy lavando ropa y seguiré limpiando las habitaciones, me mantendré ocupada

-Promete que llamaras si algo anda mal- la mire con seriedad- o si mi abuela esta por aquí

Ella asintió y salí a buscar el autobús

Que mi madre viera a mi abuela me ponía de nervios, no podía con la idea de que algo anduviera mal con eso, ya sea en su cabeza o en la casi nula idea de algo paranormal. Ellas nunca habían sido las más unidas en el pasado, peleas constantes, gritos y odio era lo que predominaba en la vieja casa de mis abuelos, un matrimonio de los 60, obligado porque mi abuela creía que era amor y un embarazo inesperado a temprana edad los hizo casarse, la crianza de ella era ser la esposa sumisa, siempre rendir cuentas a él y después todos mis tíos crecieron, mi abuelo falleció y lo guardamos con pena, toda la familia se fueron de esta aburrida ciudad en la que nunca pasaba nada, a formar familia en otros lugares y vivimos el velorio de ella solo con mis padres y vecinos;.

Hasta que solo quedo mi madre junto a mi abuela, ellas eran inseparables, las tres pasamos los mejores momentos; así que no estaba segura si el "verla" solo eran recuerdos o realmente mi madre la veía, yo podía escuchar el golpeteo de su bastón en el piso de madera de su habitación; decían que solo era el eco de su recuerdo, por el vacío que aún sentía de su partida; me conformaba con aún sentirla cuando se sentaba en la esquina de mi cama a contarme alguna vieja historia o a simplemente preguntarme de mi día cada que la acompañaba a bordar algún cojín o servilleta.

Al llamar a la puerta de Liz, todas las chicas salieron disparadas y ella detrás, todas llevan vestidos ajustados, tal vez a más de una le habían dicho que en las bodas y los eventos que la acompañan siempre se pude conseguir pareja

Monica, la chica que conducía pisó el acelerador y subió la música a todo volumen; todas cantamos una canción que no paraba de sonar en la radio. Al llegar al club pasamos sin problema, todo empezó tranquilo pero como en cada fiesta los tragos hicieron lo suyo.

Con poca cordura y casi una nula sincronización bailaba junto a Liz en la pista, no pasó mucho cuando las curvas de mi amiga llamaron la atención de alguien, un chico que distinguí al instante.

-¡Bruce!- exclamó al ver a su prometido

-Sabía que las reconocería a distancia- beso los labios de su futura esposa y se acerco a mi- Sam esta por halla

Sabía que lo hacía para que me alejara y no provocar incomodidad, también porque no quería dejar a su amigo solo. Antes de que pudiera decidir si volvía con todas las chicas o caminaba a la mesa donde se encontraba Sam. Mis dos amigos se encontraban en su mundo, bailando como si nada existiera a su alrededor; vaya pareja de tórtolos.

Rendida por no querer ir con las chicas que armaban su espectáculo, por la falta de control, camine hasta la mesa de Sam. Su mirada perdida en el vaso con el que jugueteaba con ambas manos, pasándolo de un lado a otro, dejando que el agua producida por los hielos, lo deslizó hasta atraparlo con la otra mano.

-Hola- fue lo único que brotó de mis labios, nunca fui tímida y mucho menos insegura pero siempre es complicado iniciar una plática

Alzó su vista, encontrándose conmigo. Sonreí esperando una sonrisa de regreso y asi fue, solo que no con la misma alegría que esperaba. Se movió aun lado dejándome un hueco en el sillón de piel café

-¿Eres Sofia?- cuestiono como si supiera que yo iría o como si me esperara

-Si- Extendí mi mano y él la estrechó, su tacto frío me provocó un muy ligero escalofrío o simplemente me estaba poniendo nerviosa

-Bruce me hablo de ti- comentó antes de volver la vista abajo, dándome a entender que no quería hablar, lo entendí desde ese momento: estaba obligado por Bruce a hablarme.

¿Ahora que? me pregunté a mi misma, mientras me perdía viendo mis manos juguetear una con otra, era imposible tratar de mantener una charla en un club, era imposible cualquier intento por buscar una conversación. Suspire rendida a solo aceptar una compañía, hasta que escuche una simple propuesta salir de sus labios «¿Quieres ir salir de aquí?» lo dijo sin importancia, como si no esperara un sí y no le decepcionará un no; tal vez yo era la compañía menos interesante para él o la estaba pasando muy mal internamente. Asentí y ambos salimos en camino a una cafetería que estaba a media cuadra.

Pidió un café negro, mientras que yo simplemente un vaso de agua y una barra de chocolate para bajar el alcohol de mi organismo.

-Ya se que Bruce te obligo a esto- rompí el silencio, no buscaba atacar, tampoco incomodar pero que supiera que entendía porque en teoría me había pasado lo mismo

-No quiero pasar la despedida de soltero de mi mejor amigo con una extraña- su tono tajante era irritante para mi humor, no soportaba a alguien así.

-Vaya pues, somos dos- tome mi postura arrogante

Se cruzó de brazos rodando los ojos mientras que yo me incorpore para volver al club. Había escuchado de las citas a ciegas y que normalmente no eran una buena opción, pero jamas me imagine que ese rostro de ángel sería tan poco amigable. Antes de volver al bar mi móvil tintineo dejando a la vista un mensaje de mi tía "Vuelve a casa, tu madre no atiende la puerta".

Con desesperación gire la cabeza de lado a lado en la calle, estaba desierta, ni un coche. Piensa, piensa que hacer Sofia. Perder el control no era opción así que corrí de vuelta a la cafetería acercándome a la barra para preguntar por donde podría tomar un taxi; la mujer de manera amable me indicó que a dos cuadras podía encontrar la avenida transitada. Salí corriendo tan rápido como mi estado físico me lo permitía hasta llegar a donde me habían dicho.

Un taxi se detuvo frente a mi, di las indicaciones tratando de estar más tranquila, ya iba de camino y todo estaría bien. Más de una vez había tenido que salir huyendo de un lugar por estas circunstancias y no me molestaba, solo que aun no sabia como controlar mi miedo por pensar lo peor.

-¡Llegaste!- mi tía estaba al pie de la puerta, golpeteando su zapato en el escalón

-¿Cuánto llevas aquí?- metí la llave en la puerta vieja que se atrancaba en los peores momentos

-Media hora

La puerta al fin coopero abriéndose y dejando a la visa la casa en un silencio que me ponía de nervios, mi corazón golpeaba con fuerza en mi pecho. Hasta que un suspiro salió de mis pulmones por todo el aire que había retenido, al verla en la cama de su habitación, entretenida viendo una película en mi computadora.

-Aquí está- Su hermana mayor corrió a ella dándole un fuerte abrazo

-Aquí estoy- ella sonrió al verla- ¿Volviste tan pronto?- me miró extrañada y después el reloj

Mi tía me observó indicando que callara

-Tome un poco y quería dormir

-Sí, será mejor que se vaya a dormir

Asentí y le di un beso a mi madre en la frente para dirigirme a mi habitación

-Me quedaré ¿No importa?- le pregunto a mi madre mientras yo salía de la habitación

Dejarla con mi tía me tranquilizaba, esta noche podría dormir como se debía. Después de una ducha obligada, me tomé un té de manzanilla y me metí en la cama.  

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Gracias a las que votan, leen y comentan 💖

Estoy en semana de recuperación así que tal vez haga un maratón en abril para que tengan mas que leer sobre esta historia. Gracias de nuevo 💚

Lost lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora