10 Août, 1923
EnglandDesde la puerta de casa, vi a Harry alejándose, en camino hacia la fábrica. Yo sonreí, inmensamente feliz, mientras él se despedía con la mano y yo le mandaba un beso, el cuál él fingió atrapar en el aire y guardárselo en el bolsillo de su camisa antes de mandarme uno de vuelta, que yo atrapé y lo puse sobre mi corazón. Harry sonrió inmensamente, mandándome muchos más besos, los cuales yo también fingí que atrapaba, colocándolos aquella vez sobre mis mejillas. Entonces, algunos de los compañeros de trabajo de Harry, se acercaron a él, saludándole, así que se despidió con la mano una última vez antes de prestarle atención a sus compañeros. Yo sonreí y me agaché a agarrar las dos botellas que el lechero había dejado frente a nuestra puerta y me encaminé, escaleras arriba, hacia nuestra casa.
Aquel mes que llevábamos en la casa, había sido el mejor mes de toda mi vida. Había estado trabajando en nuestra casa, convirtiéndola en nuestro hogar. Con algo de dinero que Harry me había dejado para que lo administrara para comprar tanto la comida que necesitábamos como las decoraciones que me gustaran, había conseguido convertir aquel pequeño apartamento en un acogedor hogar para Harry y para mí. Incluso me había dado luz verde a la idea de adoptar una mascota, un poco más adelante, cuando su sueldo ya fuera más estable.
Durante la mañana, salía a hacer la compra, me relacionaba con algunas de las vecinas de alrededor, aunque no demasiado, ya que yo era bastante más joven que todas ellas, y me sentía algo excluida. Sin embargo, no me importaba. Ya que después de comprar, iba hacia nuestra preciosa casa, donde me ponía a limpiar y ordenar, para que todo estuviera perfecto cuando Harry llegara. Y, después de comer, me ponía a preparar la cena, y el almuerzo de Harry para el día siguiente. Y cuando él llegaba de trabajar, preparaba té para ambos y nos sentábamos en el sofá, frente a la chimenea, y podíamos hablar por horas, hasta que cenábamos y, poco después, nos íbamos a dormir, abrazados. Aquella vida, tan tranquila y monótona, para algunos podría parecer aburrida, pero para mí era un gran alivio. Los últimos años de mi vida habían sido tan caóticos que aquella paz y aquella estabilidad, eran como un regalo del cielo.
Mientras estaba terminando de cocinar la cena para aquella noche, escuché la puerta de la entrada abriéndose, así que empecé a correr hacia el recibidor para saludar a Harry, sin embargo, su voz me detuvo mientras estaba en el salón.
— ¡No, mi amor! – exclamó él – ¡No vengas! ¡Quédate en el salón y cierra los ojos, tengo una sorpresa para ti!
— ¡Harry! – exclamé, cerrando los ojos – ¿Una sorpresa? ¿¡Qué es!?
— ¡Si te lo digo no es una sorpresa, Chloé! – rió él, de más cerca, ya que podía escuchar mejor su voz – Ya puedes abrir los ojos, mi vida.
Lentamente, abrí los ojos. Me encontré a Harry justo frente a mí, sosteniendo un precioso vestido blanco, de novia. Cubrí mi boca con mis manos, por la sorpresa, y sentí que estaba a punto de ponerme a llorar. Él sonrió y dejó el vestido cuidadosamente sobre el respaldo del sofá para venir hacia mí y abrazarme.
— No podía dejar que te casaras sin lucir un vestido de novia.
— ¡Es precioso, Harry! – exclamé, abrazándole de vuelta, prácticamente colgándome de su cuello por la emoción – ¡Es perfecto!
— Hey, mi amor, cuidado, que vas a herir a tu novio la noche antes de la boda – rió él, cargándome en brazos –. ¿Te gusta? ¿De verdad?
— ¿Bromeas? Me encanta. Es perfecto, Harry – asentí, mirándole a los ojos sin poder dejar de sonreír – No puedo esperar a ser, por fin, tu mujer.
— Te quiero tanto, mi vida... tanto, tanto, tanto... – susurró, sin dejar de sonreír.
— Yo también te quiero mucho, Harry... – murmuré yo, acercándome a besarle – ¡La comida! – recordé de golpe, cuando sus labios y los míos se rozaban.
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Sinful love
FanfictionEn un mundo en el que lo importante no es quién eres, sino quién aparentas ser; los secretos más oscuros deben pertenecer a tu pasado. Sin embargo, Dios siempre se encarga de que los pecados salgan a la luz. Marie Bennett