Chapitre vingt-et-un

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18 Juillet, 1925
France

El despertador empezó a sonar muy temprano. Nada más oír el primer sonido, me levanté y lo apagué. No había dormido más que unos minutos, debido a los nervios que tenía. Era mi fiesta de compromiso con Liam, y cuando la familia Langlais iba a presentarme a toda la socialité francesa, y me no me sentía nada preparada para ello.

Lo primero que hice, para intentar calmarme un poco, fue ir hacia la ducha. Me tomé mi tiempo, ya que el rumor del agua, y las gotas bajando por mi espalda, me estaban ayudando a no sentirme tan nerviosa. Sin embargo, tenía muchísimo que hacer antes de ir a la fiesta, por lo que debía salir. Apagué el agua y envolví mi cuerpo con una toalla antes de salir del cuarto de baño, para encontrarme a Liam de pie en la puerta. Di un pequeño grito y me aseguré de cubrir mi cuerpo bien con la toalla, para que él no pudiera verme. Liam se dio la vuelta, quedando de espaldas a mí.

— Lo siento mucho, Chloé – balbuceó, trabándose con su propias palabras –. No sabía que estabas en la ducha.

— Voy a ir a mi cuarto a vestirme... puedes esperarme en el salón.

— Está bien.

Casi eché a correr hacia mi cuarto, totalmente avergonzada con la escena. Me apresuré en ponerme ropa interior y un vestido casual para luego ir hacia el salón, donde Liam me esperaba sentado en el sofá. Aún con mis mejillas sonrojadas, me acerqué y me senté junto a él, sin saber cómo hablarle después de lo que había pasado.

— Discúlpame, Chloé – dijo de nuevo –. Ha sido muy maleducado por mi parte entrar de esta forma a tu apartamento.

— No pasa nada, Liam. No has llegado a ver nada que no debas – murmuré, acariciando su mano.

— Sí, tienes razón – asintió, acercándose a besar mi mejilla –. ¿Cómo has dormido?

— Apenas he dormido, la verdad – dije sinceramente, haciendo una mueca –. Estoy realmente nerviosa.

— Entiendo que lo estés – murmuró Liam, agarrando mi mano –. Sin embargo, quiero que sepas que voy a estar a tu lado en todo momento. No voy a dejarte sola y vamos a hacer esto juntos.

— Gracias, Liam – sonreí antes de lanzarme a abrazarle.

— En unos minutos deberían estar aquí las personas que van a ayudarte a arreglarte para la fiesta. Van a peinar tu cabello y van a maquillarte.

— Oh, ¿cuántas personas harán eso?

— Tres.

— ¿En serio necesito a tanta gente para ayudarme?

— A mí me pareces hermosa sin maquillar y sin necesidad de arreglar tu cabello, Chloé. Pero la socialité siempre va muy arreglada, debes estar perfecta para que te acepten.

— Entiendo... – asentí – ¿Quieres tomar un café antes de que vengan?

— Sí, un café au lait estaría bien, petite.

— Ahora mismo lo hago.

Fui hacia la cocina en silencio. Una vez ahí, empecé a preparar el café. Pude notar como mis manos temblaban. Y hacía mucho tiempo que no me sentía tan nerviosa como aquel día. Intenté relajarme, preparándome un té mientras el café de Liam terminaba de hacerse. Luego, llevé ambas tazas al salón, sentándome de nuevo en el sofá junto a mi prometido.

— Muchas gracias, trésor.

— No tienes que darlas.

Liam y yo empezamos a tomar nuestras bebidas en silencio hasta que escuchamos a alguien picar a la puerta. Yo me levanté y fui a abrir, encontrándome con dos mujeres y un hombre que venían cargados con varios maletines y bolsas.

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