3 Août, 1925
Paris, France— Chloé, tienes que llamarle. Tienes que saber la verdad. Te la tiene que contar él.
— Es que tengo miedo de lo que tenga que decir. ¿Qué pasa si el padre estaba solo desvariando? Ahora apenas es consciente de lo que está pasando a su alrededor. Quizás no sabía bien qué estaba diciendo...
— Por eso tienes que llamar a Harry – insistió Béa –. Hablar con él y saber si lo que dijo el Padre Poiré es cierto o no.
— Sí... tienes razón – suspiré –. Voy a llamarle.
— Está bien, yo saldré a comprar la comida – dijo mi hermana, poniendo su mano sobre mi hombro –. Así tienes intimidad para hablar con él. Estaré de vuelta pronto, y estaré aquí para apoyarte. Sea lo que sea lo que Harry diga.
— Gracias, Béa.
Mi hermana me sonrió antes de ir a la puerta, cogiendo su bolso del perchero de la entrada y saliendo a la calle. Yo fui a mi cuarto, donde tenía la tarjeta que el Padre Poiré me dio cuatro días atrás, antes de que empeorara gravemente. Entonces regresé al salón y me senté junto al teléfono. Miré al aparato por unos segundos, necesitando tomarme un momento para dar una profunda respiración que me ayudara a calmarme. Entonces, poco a poco, moví la ruedecilla del teléfono, marcando los números que había en la hoja.
— Catholic Church of Hastings – atendió una voz masculina al otro lado –. Habla el obispo Jacobs.
— Buenos días, obispo Jacobs. Mi nombre es Chloé Labelle. Me preguntaba si podría hablar con el Padre Belcher.
— ¿Es usted familia? No puedo dejarle contactar con él a no ser que sea familia.
— Sí, obispo. Soy su prima – mentí, sabiendo que era la única manera de hablar con él.
— Está bien, señorita Labelle. Iré a buscar al Padre Belcher. Espere un momento.
Escuché un leve golpe en el teléfono, supuse que fue cuando el obispo dejó el aparato sobre la mesa para ir a buscar a Harry. Mi corazón empezó a palpitar con tanta fuerza que me sentí mareada por un momento. No sabía qué iba a hacer, ni siquiera cómo iba a reaccionar ante lo que Harry pudiera contarme.
— ¿Chloé? – preguntó la asombrada voz de Harry, de repente – ¿Eres tú?
— Sí... soy yo... Hola.
— ¿Cómo has sabido dónde estaba?
— El Padre Poiré me dio este número, para que te contactara y me asegurara de que estuvieras bien una vez él se... fuera.
— ¿Cómo está?
— Mal... el doctor dice que duda que viva más de una semana. No reconoce a nadie, apenas puede hablar.
— Eso es una pena. Era un buen hombre.
— Sí... Pero hay algo de lo que quería hablarte.
— Claro, ¿de qué?
— Antes de que empeorara... – suspiré – El Padre Poiré me contó... cosas.
— ¿Cosas? ¿Qué cosas?
— Cosas sobre ti.
— ¿Sobre mí? P-pero... no, él no puede hacer eso.
— Estaba preocupado por ti, Harry. Solo quería saber que habría alguien que cuidaría de ti.
— N-no sé qué te contó, pero seguro que es mentira. Le conté muchas mentiras para que sintiera pena por mí y no me echara de su congregación.
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Sinful love
FanfictionEn un mundo en el que lo importante no es quién eres, sino quién aparentas ser; los secretos más oscuros deben pertenecer a tu pasado. Sin embargo, Dios siempre se encarga de que los pecados salgan a la luz. Marie Bennett