Chapitre dix

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2 Juillet, 1923
England

Desperté algo confundida, mirando a mi alrededor, sin saber dónde me encontraba. También tenía un fuerte dolor de cabeza, y no recordaba nada desde que Harry había llegado al pub la noche anterior. Me levanté de la cama en la que estaba estirada y salí de la habitación, buscando alguna pista para saber dónde estaba. De pronto, al llegar a una cocina, vi a un chico que conocía. Era Louis Warley, el hijo de Theresa. Él me miró y frunció el ceño, antes de agarrar la taza de té que se estaba preparando y encaminarse hacia el salón. Yo me apresuré en seguirle, ya que tenía cientos de preguntas.

— Louis... – murmuré, pero él no se giró – ¡Louis! – exclamé algo más fuerte.

— ¿Qué quieres? ¿No sabes notar que te estoy ignorando? ¿En serio eres tan tonta?

— Oh perdón... – susurré tristemente, bajando la mirada – Yo solo quería saber qué hago aquí...

— Te trajo Harry hace unas horas, completamente borracha – explicó, poniendo los ojos en blanco –. Me dijo que mi madre os había dado permiso para venir a que te dieras una ducha y descansaras un rato.

— ¿Estaba muy ebria? No recuerdo nada...

— No podías ni caminar por ti misma... tendría que darte vergüenza. Harry tuvo que arrastrate a todos lados. Tienes suerte de que esté tan fuerte.

— ¿Y dónde está? Harry... ¿está por aquí? – pregunté, buscándole con la mirada.

— Ojalá... – susurró entre dientes – Tuvo que irse a trabajar.

— Oh...

— Mi madre te espera en la taberna, no te pienses que te vas a librar de trabajar hoy por ser una mala influencia para Harry, queriendo emborracharte gratis a costa de mi pobre madre, ¿eh? – arqueó una ceja – Venga, vete.

— Pero yo no f-...

— ¡Que no me interesa, estúpida! ¡Lárgate! – exclamó.

Fruncí el ceño ante la falta de respeto con la que Louis me trataba, y simplemente me di la vuelta. Fui hacia lo que parecía la puerta principal y salí del lugar. Entonces bajé las escaleras que llevaban a la calle, percatándome de que fuera llovía. Corrí hacia la taberna, que estaba a tan solo dos edificios de la casa de la señora Warley. Al entrar, Theresa me miró, mientras estaba sirviendo dos vasos de ginebra, y negó con la cabeza.

— Ay, Chloé... ya no puedo mirarte de la misma manera – dijo, mientras me acercaba a ella.

— Discúlpeme, señora Warley. Era la primera vez que bebía alcohol... no sabía que iba a embriagarme tanto.

— No es por beber, Chloé. Todos podemos tomar unas copas de vez en cuando... Es por tu comportamiento, tan indecente, desvergonzado y obsceno.

— ¿De qué habla, señora Warley?

— ¿No lo recuerdas, Chloé?

— No... no tengo ni idea de qué esta hablando.

— Mejor que sea así – afirmó rápidamente –. Ve a la cocina, ¿quieres? Han pedido dos platos de roastbeef.

— E-está bien – balbuceé, con curiosidad por saber a qué se refería Theresa –. Ahora mismo.

Agradecí el poder irme a la cocina, ya que tenía un fuerte dolor de cabeza, y al estar preparando la comida, yo sola en la sala, en silencio, el dolor no era tan intenso que estando en la taberna, con las altas voces de los clientes molestándome. En aquel momento me juré a mí misma que no volvería a emborracharme, nunca más.

Sinful loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora