Chapitre vingt-trois

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Aviso: A partir de este capítulo, en los diálogos cuando aparezca en cursiva es porque los personajes están hablando Francés. Cuando aparezca normal es porque están hablando inglés. 

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18 Juillet, 1925
France

Abrí los ojos lentamente, recordando la pesadilla que había tenido. Harry apareciendo de nuevo en mi vida. Aquello era algo horripilante. Di un suspiro al darme cuenta de que había estado dormida, y que no había sido más que un mal sueño. Pero aquel alivio no duró más que unos segundos, ya que vi a Liam, Harry y al Padre Poiré sentados a mi alrededor, mirándome con preocupación.

Ma chérie, ¿estás bien? Estábamos tan preocupados.

Sí... – balbuceé, tratando de mantener mi mirada únicamente en Liam, como si aquello fuera a hacer que Harry desapareciera de la estancia.

Probablemente ha sido tu corsé, estaría demasiado apretado y hacía demasiado calor en la sala de fiestas – dijo, abanicándome con sus manos, mientras el Padre Poiré me ayudaba a sentarme –. ¿Te encuentras mejor?

Sí, no te preocupes, Liam... – musité – Solo... necesito un poco de agua, ¿por favor?

Yo iré a buscarla – se ofreció el Padre Poiré.

Ahora que estás mejor, te presento al Padre Belcher – dijo Liam, señalando hacia Harry –. Está ayudando al Padre Poiré con la Iglesia. Oh, disculpa... estoy siendo maleducado – dijo, empezando a hablar inglés, hacia Harry –. El Padre Belcher no habla francés demasiado bien – me explicó a mí –. Sabes hablar inglés bien, ¿verdad, mon trésor?

— Sí...

Enchanté, Mademoiselle – dijo Harry con un torpe francés, tomando mi mano y dando un suave beso en ésta. Yo sentí mi corazón palpitando con fuerza desde el segundo en que su piel tocó la mía. Sentía que en cualquier momento iba a ponerme a vomitar –. Espero que se encuentre mejor, señorita Labelle.

— Oh, por favor... puedes llamarla Chloé – dijo Liam, riendo levemente, y pasando su brazo por encima de mis hombros –. Aquí viene el Padre Poiré.

Aquí tienes, Chloé.

Gracias.

Tomé el vaso que el hombre me tendió y di dos largos tragos, tratando de asimilar todo lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, mi cerebro no parecía poder procesar toda aquella información. Con mis manos temblorosas, le devolví el vaso al Padre Poiré, mientras mi mirada vagaba por toda la sala, evitando el contacto visual con Harry.

¿Seguro que te encuentras bien, Chloé? Estás muy pálida.

No... o sea, sí... Estoy bien. Volvamos a la fiesta.

No tenemos por qué volver. Podemos posponerla.

No te preocupes... – susurré, poniéndome de pie – de verdad que estoy bien, Liam.

Está bien, vamos entonces. ¿Nos acompañarían, Padres?

— Por supuesto – dijo Harry, con media sonrisa.

Liam enlazó mi mano con la suya y emprendió camino de vuelta a la sala de fiestas. Cuando entramos, la gente se acercó, mostrando preocupación y preguntándome cómo estaba. Yo, sin ser consciente de lo que estaba pasando, o siquiera de quién me estaba hablando, respondí varias veces, diciendo que me encontraba mejor, y agradeciendo la preocupación por mi salud.

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