4 Août, 1925
FranceMiré hacia abajo, viendo la ciudad a mis pies. París era preciosa. Era todo lo que cualquier persona podría pedir. Y verla desde lo alto de la Torre Eiffel era un privilegio que, en mi opinión, todas las personas deberían conocer. En especial los parisinos. Ver la ciudad desde aquel punto de vista era algo renovador. Hacía que los problemas parecieran tan pequeños como las personas que caminaban por la calle, o los coches que bajaban por la calzada. Todos ellos eran tan solo pequeñas figuras, como si todo se tratara de una gran casa de muñecas.
Cerré los ojos y tomé una larga respiración. El aire entró en mis pulmones y, al expulsarlo, intenté que todos mis malos pensamientos se escaparan junto a éste, entre mis labios, desapareciendo en el viento. Sentí dos cálidas manos colocándose sobre mis hombros. Sonreí levemente antes de girarme y encontrarme a Liam detrás de mí.
— ¿Va todo bien, petite? – preguntó, acariciando mi mejilla suavemente. Yo sonreí de nuevo y asentí con la cabeza.
— Sí, todo va bien.
— ¿Puedes creer que nos casamos en tan solo dos días, Chloé? No puedo esperar a convertirte en mi esposa. En la madre de mis hijos... – murmuró, acercándose para abrazarme tímidamente – Te quiero tanto.
— Yo también te quiero, Liam – murmuré, sintiéndome horrible de nuevo. No dejaba de mentir al hombre que tanto quería, y que tanto me quería –. Liam... tenemos que hablar – susurré una vez dejó de abrazarme.
— Claro... ¿pasa algo? ¿De qué quieres hablar?
— Podemos ir a otro lugar... ¿por favor? Hay algo que debo contarte.
— Por supuesto... ¿dónde quieres ir?
— ¿Podemos ir a los Jardins des Tuileries?
— Claro, mon trêsor – sonrió, enlazando su mano con la mía – Vamos.
Liam se puso en marcha, para bajar de la Torre Eiffel. Era la primera vez que habíamos vuelto allí desde que me pidió matrimonio en aquel mismo lugar. Aquel día, sin embargo, parecía que fuera años atrás. Incluso parecía otra vida. Tantas cosas habían pasado en menos de cuatro meses que la Chloé que se había comprometido con Liam Langlais no parecía ser la misma que existía en aquel momento. Por aquella razón necesitaba contarle parte de la verdad a Liam. No podía seguir manteniéndolo en secreto. Necesitaba ser sincera con él.
Mi futuro marido me abrió la puerta del coche, para luego conducir hasta el parque al que le había pedido que me llevara. Me encantaba aquel lugar, en medio de la ciudad, parecía que te adentraras en la nada, en el medio del campo. Los árboles te rodeaban por todos lados, ardillas correteaban de rama en rama, incluso aventurándose a bajar al suelo cuando veían algo de comida. Patos nadaban tranquilamente por la superficie de la fuente que había en mitad del parque. Nos sentamos en un banco, a la sombra de uno de los altos árboles. Nerviosamente, coloqué bien mi falda, buscando algo que hacer.
— ¿Y bien... Chloé? – preguntó Liam después de estar en silencio por un par de minutos – ¿De qué querías hablar, mon amour?
— Quería hablarte de Harry – dije, con la voz temblorosa. Obviamente no podía decirle que había tenido relaciones con Harry, y que había tenido un bebé suyo, pero sí debía decirle todo el resto.
— ¿Harry? ¿De qué Harry hablas?
— El Padre Belcher.
— Oh... está bien... – dijo, algo extrañado.
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Sinful love
FanfictionEn un mundo en el que lo importante no es quién eres, sino quién aparentas ser; los secretos más oscuros deben pertenecer a tu pasado. Sin embargo, Dios siempre se encarga de que los pecados salgan a la luz. Marie Bennett