- En esta tarde, nos tocan las películas de terror.
- ¿De terror?
- Sip.
- ¿Y esas cuales son?
- Ya lo verás. - Soy una persona malvada y retorcida. Odio las películas de terror, no las soportó, pero a Uriel tengo que darle toda la experiencia ¿no?
Pongo la película de la llorona, hay que empezar con una suave. La película comienza, todo va bien, hasta... No recordaba que en esta película pasarán escenas sexuales.
Cuando empiezan, no se quien se estira primero para tomar el control remoto. Somos un lio nervioso, con tal de llegar al remoto y quitar esta película. Cuando al fin me hago con el y apago la DVD, Uriel ya lo había intentado, pero no encontraba el botón correcto asi que le hizo zoom a los pechos de la chica. Casi lanza el remoto hacia la pantalla de la televisión.
Comienzo a reír por lo absurdo del momento, esto sólo puede pasarnos a nosotros, par de tontos vergonzosos. Nunca he sido tan torpe, hasta que Uriel llegó a mi vida. Uriel tambien rie, nos vemos.
- ¿Otra película?
- ¿Si? - me muevo para tomar el par de películas que encontré, de terror son pocas con las que contamos. En casa no nos gustan a nadie. Si tenemos, es por la época que Jane paso aficionada a ellas.
- ¿Que tal un clásico? - pregunto mas para mi, que para él. - ¿Chucky?
- No se que es eso. Pero... - Uriel esta un poco alterado - ¿Es igual que la anterior? ¿Es igual a la llorona?
- Pues... si.
- Entonces no la pongas. - Es tajante, uy, quien diría que me gustaría verlo mandón.
- Es que es el género que toca. Te prometo que esta no tiene escenas sexosas. - eso creo...Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla, aprovechando que papá esta en el baño. Pongo la película y nos acomodamos, tomó el brazo de Uriel y lo pongo sobre mis hombros.
La película comienza y los dos estamos viendo atentos la película, mientras disimuladamente trató de encogerme y adherirme a Uriel. Porque este muñeco diabólico fue el coco de mi infancia, y lo sigue siendo.
Para el momento en que el muñeco comienza a hablarle al niño y a tratar de poseer su cuerpo, Uriel y yo estamos con la manta que cubría nuestro regazo sobre nuestras cabezas y las manos cubriendo nuestras orejas.
Cuando la manta es arrancada de nuestras cabezas, soltamos un grito que incluso avergonzaría a una niña. No se de quien fue el más agudo.
- ¡Ah, no! - Papá nos ve desde su altura. - Me sé ese truco, pero en mi casa no lo harán.
Papá y sus celos, casi morimos aquí. En la televisión el muñeco empieza a hacer su conjuro para tomar el cuerpo del niño.
- ¡Quitalo! ¡QUITALO! ¡¡QUITALO!! - Le gritó histérica a papá. Al fin quita al demonio en película. Cuando voy a decirle a Uriel que es seguro mirar, me doy cuenta que no hay rastro de él. Papá me ayuda a buscarlo. Buscamos por toda la casa; en la cocina, el comedor, el baño, incluso vamos a mi habitación y Jane se une a nuestra búsqueda.
Comienzo a desesperarme cuando se me ocurre salir al pórtico de la casa. Allí está, en una esquina, meciéndose, con la cabeza oculta tras sus piernas. Me giró hacia papá y Jane. Papá me ve con cara de; tu chico, tu problema. Valiente ayuda. Miró a Jane en busca de apoyo y esta sólo se encoge de hombros. VALIENTE AYUDA.
Pues si, es mi chico. Los echó del pórtico y me quedo sola con Uriel, me acerco lentamente a él, cuando tocó su brazo él da un respingo, toma mi mano y me lanza al suelo de un tirón.
- ¡Auch! - Eso definitivamente dolió. La alarma se instala en su cara, me toma entre sus brazos apretadamente. Nos quedamos así por un momento, él, no tengo idea como, yo, con dolor de trasero. Ni modo, tendré que hacer caso omiso del dolor. Juego con su hermoso cabello, mientras su respiración es pesada.
Después de mucho tiempo, y un cincuenta por ciento menos de mi trasero, papá sale de la casa, seguido de mamá, para encontrarme con la cabeza de Uriel en mi regazo. Papá niega, pero no dice nada, mamá se acerca a nosotros y pone su mano sobre el brazo de Uriel, vuelve a respingar.
- Uriel, ¿quieres entrar por un poco de leche? - mamá usa la voz que usaba con nosotras cuando eramos pequeñas y estábamos asustadas.
Uriel me ve a mi como pidiendo permiso, eso me hace sonreír y le doy un beso. Papá gruñe y eso provoca una risa en todos.
Uriel me ayuda a ponerme en pie. Lo dejó que vaya con una experta en momentos difíciles, mi madre, mientras me quedo atrás. Que terriblemente incómodo es que se te duerma el trasero, no tengo tanto, pero ahora mismo no siento nada de el.
- ¿Y a ti que te pasa? - pregunta papá.
- ¿Que va a ser? Se me durmió el trasero. - hago una mueca cuando me muevo y mi trasero comienza a tener sensibilidad, una nada bonita. Papá se ríe de mi. - Vamos a ver si te da tanta risa después de tener esa cabeza de sandía, por media hora, sobre tu regazo.
- Sabes, yo tengo que aguantar dos cabezas de sandía en mi regazo, todos los dias. No seas llorona - Mantiene la puerta abierta para mi, instandome a pasar delante de él, siempre tan caballeroso. Cuando estoy a punto de entrar siento una patada en el trasero que me hace ver estrellas. Será.... olviden lo de caballero, ¡es un bruto!. Ya entiendo porque soy así. Pero soy igual a él, pero me las pagará.
- ¡MAMÁ...!
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Tú Eres Mi Ángel [Terminada]
Fantasy- ¿Que tal estoy? - giro para que me mire, es el mismo uniforme de todos los días pero hoy me hice un peinado distinto. - Estas preciosa mi a... - se detiene en mitad de la frase y me mira entrecerrando los ojos - ¿porque me lo preguntas? ¿acaso tu...