Capítulo 1

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- ¿Qué clase de persona es esta tal Elena? – pregunto enojada y horrorizada de lo que acabamos de leer.

- Un alíen, quizá – aventura a responder Jane.

- De ninguna manera, esa mujer es hija de Satán. – estoy segura de ello, incluso consigo un asentimiento por parte de Jane. – ¿Por qué, que persona hace eso? Es una zorra.

- Pero Damon es el mejor – suspira enamorada Jane.

- No, es un demonio rastrero – atajo enojada, que tipo ese, Damon Salvatore, si fuera real le arrancaría su maravilloso cabello oscuro. – ¿quien hace lo que él hizo?

- Oye, no hables así de él, es un amor – Jane se sienta en la cama – mira que poner en peligro su vida por salvar a un hermano al que no quieres… - levanta las manos y hace una mueca fea.

- ¿Leímos el mismo libro? ¿Ese idiota con complejo de inferioridad, es ahora el héroe? – yo también me siento – ¿después de todo lo que le ha venido haciendo al pobre de Stephan?

- Stephan es un ñoño – la miro horrorizada.

- ¡No dijiste eso! ¡retíralo! – exclamo escandalizada en nombre de mi querido Stephan.

- No lo haré, es ñoño. Yo no puedo hacer nada.

- ¿Una persona buena y respetable te parece ñoña? – levanto una ceja. – ¿crees que yo soy ñoña, por ser una persona buena y respetable?

- Tú no eres ñoña Lizzy – le sonrió agradecida – porque tú no eres una buena persona – la sonrisa se me borra de la cara y ahogo una exclamación de incredulidad.

- ¡Oye! – reniego, ¿pero qué le pasa? Si yo podría ser la encarnación de la Hermana Teresa de Calcuta. – sí soy más buena que Donald Trump.

- Todo el mundo es mas bueno que ese tipo – rebate riendo. Cierto, buen punto.

- Bueno, ya no importa, yo acabe con esta lectura, no pienso leer más de diario de vampiros. - me dejo caer de espaldas e invito a Jane a hacer lo mismo – si tu quieres seguir leyendo, está bien. Pero yo daré vuelta a la página.

- ¿Cómo crees que podría leer más de diario de vampiros sin escuchar tus quejas cada dos por tres? – se pone de lado y yo hago lo mismo – sería demasiado aburrido, tus quejas son la mejor parte.

Ambas reímos y nos acurrucamos para dormir, es ya demasiado tarde y mañana hay clases ¡¿Por qué?! Tan bellas que son las vacaciones, el que las creo fue un genio, seguro.

- Quiero que sepas que yo nunca haría una cosa de esas – Jane me ve fijamente.

- ¿Nunca harías vacaciones? – la miro confundida. – ¿qué clase de terrorista eres?

- No, tonta, me refiero que yo nunca me fijaría en tu novio, te amo más que a mí misma como para hacerte algo tan bajo.

- Es un alivio saberlo – sonrío y la abrazo – aunque de momento, y por lo visto,   en un futuro cercano, no tienes de que preocuparte. Esta nena se quedará a vestir santos o más bien al pícaro de su padre. – sonrío al pensar en papá, si esto fuera real, sería el padre más feliz del mundo. Veo que Jane no sonríe.

- Sabes que eso no es cierto – me mira muy seria – eres preciosa y no es porque seas un duplicado mío, lo digo enserio  y encontrarás alguien que te ame con cada latido de su corazón, que te sienta con cada respiración.

- ¿Has estado leyendo poesía otra vez? – trato de burlarme de ella.

- Hablo enserio Lizzy, siempre tienes que matar la magia – trata de pellizcarme – y que haya leído poesía no tiene nada que ver. – me rio a carcajadas. Después de un momento ya estamos tranquilas y listas para dormir.

- Te quiero, perfecta dúplex  - susurra en la oscuridad.

- Y yo más perfecta dúplex – respondo medio dormida.

Sin más palabras nos dejamos llevar por el sueño

(...)

A la mañana siguiente me levanto con el tiempo justo para hacer lo básico, nada de perder el tiempo. Me baño, me pongo el uniforme y cojo mis cosas y bajo a la cocina.

- ¡Buen día tribu! – saludo a mi bella familia.

- Buen día pocahontas – responde sonriendo papá, mamá me entrega mi desayuno ya empacado, suspiro. Todo como debe ser.

- Vamos Lizzy que nos deja el bus.

- Nos esperará, ya verás – respondo sin muchas ganas de ir a clases, si nos tardamos un poco más, quizá nos deje el bus. - además la rutina es salir corriendo de casa, ¿por qué querrías matar la rutina?

- Si, como no, ¿cómo la otra vez? – Jane se enoja conmigo por mi impuntualidad – además hoy papá no puede llevarnos.

Papá nos entrega nuestras mochilas y nos despedimos de ambos en la salida, mamá nos lanza un beso y nos desea un lindo día. Es como si nunca hubieran estudiado, un lindo día consiste en quedarte en tu cama hasta tarde con un café y un libro.

Gruñendo me subo al bus y de inmediato añoro mi cama.
Reanudación de clases allá voy…

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora