Ni siquiera termine de comer, estaba tan enojada que tenia el estomago revuelto, sin duda podía imaginar mi cara: roja de furia y con el ceño tan fruncido que dejara una marca en mi frente. Trataba de relajarme respirando profundamente, pero esa cosa no servía, al contrario, solo sentía que mi enojo crecía, necesitaba de una u otra manera sacar ese enojo o me iba a consumir, necesitaba desquitarme, pero no sabía cómo.
Cuando el receso acabó me dirijo, a base de orgullo, hacia el aula, aunque lo que en verdad quisiera hacer es salir hacia cualquier lugar, pero de igual manera tengo que superarlo. Llego a la clase, y como no, esta de nuevo el grupito alrededor de esos dos, ¿por qué será que las personas son tan frívolas y superficiales? Paso de ellos y voy hacia mi lugar, Jane me observa un rato, siento su mirada en mi cabeza, hasta que se decide y toca mi hombro, me giro.
- ¿Estás bien, Lizzy? – trata de sopesar mi humor – claro que no estas bien.
- Voy a estarlo, no te preocupes – cuando veo que todo el gallinero se dispersa y que de nuevo Uriel va hacia su asiento, que desgraciadamente, tiene que pasar al lado de mi para llegar hasta él, me levanto con la excusa de tirar algo al bote de la basura. El maestro llega y comienza la clase, trate de poner toda mi atención en la clase, pero cuando me di cuenta que era totalmente inútil desconecte.
Al final me entero por Jane, que tenemos un trabajo en grupo, del cual fui absuelta por decisión unánime, al fin y al cabo no iba a ser de gran ayuda, así que las chicas fueron a casa de Adri para hacerla mientras yo tenía que regresar a casa sola. Nos despedimos frente al instituto, observe por un rato como se alejaban y pensaba en lo afortunada que era de tenerlas de amigas.
Me gire para marcharme, pero escuche una voz que me llamaba desde lejos, no me giré. Seguí mi camino un poco mas apurada.
- Lizzy – esta vez su voz era mas cercana – ¡Lizzy, espera! – seguí mi camino, no era conmigo con quien hablaban. - ¿Lizzy, por qué no te detienes? – Uriel me tomo del brazo y al instante yo tire de mi brazo para soltarme y seguí caminando.
Si, eso no hizo que se detuviera, me siguió y volvió a tomarme del brazo, esta vez me quede quieta y cuando el me rodeo para ponerse frente a mi, me quede viendo fijamente su mano sobre mi brazo y luego lo observe a él, inmediatamente me soltó y dio un paso lejos de mi.
- Espera un momento, quiero explicarte porque no fui a recogerte a tu casa – empieza a hablar apresuradamente suponiendo que no lo escucharé, y tiene toda la razón.
- ¿Ocurrió alguna emergencia en tu casa? – pregunto sin mirarlo. - ¿alguien murió?
- Pues, no… - no dejo que termine, si no sucedió ninguna tragedia y su único pretexto es llegar con una chica, entonces no me interesa nada su explicación. – Lizzy, escúchame…
Empiezo a cantar en mi cabeza:
No oigo, no oigo, soy de palo; tengo orejas de pescado.
No oigo, no oigo, soy de palo; tengo orejas de pescado.- Es que no es lo que piensas – canto más alto – se que estas molesta, pero necesito que me escuches
¡No oigo, no oigo, soy de palo; tengo orejas de pescado!
¡No oigo, no oigo, soy de palo; tengo orejas de pescado!- Lizzy, detente y escucha – no quiero escucharlo, quiero darme la vuelta y meterle una bofetada, quiero golpearlo, quiero besarlo y luego darle un puñetazo para quitarme el coraje. Él me toma de la cintura y me pega a su pecho, comienzo a patalear y retorcerme para soltarme de sus brazos. Momentos después me doy cuenta que él, es por mucho, más fuerte que yo.
- ¡Suéltame ahora mismo, Uriel! – le ordeno a voz en grito - ¡ya!
- No hasta que me escuches – susurra en mi oído.
- Pues aquí nos quedaremos toda la vida porque no me interesa escucharte – sigo forcejeando para que se dé cuenta que no voy a dar mi brazo a torcer. En un movimiento veloz y preciso, prácticamente vuelo por el aire y soy movida para quedar frente a Uriel. Estando de frente se me hace difícil seguir oponiendo resistencia.
Nos quedamos observándonos durante mucho tiempo y sin darme cuenta nuestras cabezas se acercaban y cuando estaba a milímetros de besar sus labios mire sus ojos y estos resplandecían a la luz del sol, fue todo lo que necesite para terminar la distancia entre nuestros labios. Este beso no era tierno; era rudo, intenso, y no solo por la pasión compartida, sino también por el enojo que se entremezclaba.
Busque con mis manos su cabello, ese sedoso cabello que me pedía que lo acariciara, y eso fue lo que hice, enterré mis dedos entre este y presione el cuero cabelludo para presionar nuestras bocas más duras, mordí sus labios en un gesto de reproche, gime bajito para hacerme saber que le dolió y que lo entendió. Con la respiración desigual nos separamos y lo primero que hago es darle un puñetazo en el hombro, él me deja en el suelo muy lentamente.
- Didi llego ayer y era mi deber traerla al colegio su primer día y mostrarle todo – voy a renegar de su tema de conversación, pero me abraza escondiendo mi rostro en su pecho impidiéndomelo. – es mi prima hermana, e incumplí con nuestro encuentro por eso mismo, hubiese querido comunicarme contigo para avisarte, pero no tenia ninguna manera, asi que tuve que esperar a verte aquí. Pero tú no querías escucharme.
- Estaba enojada- me detengo y levanto la mirada hacia él – no, corrección, sigo enojada, estaba tan… - suspiro frustrada, mi orgullo no quiere ser sincero, pero mi corazón sí. – estaba muy celosa, ustedes dos hacen muy buena y perfecta pareja y me dejaste plantada. Estaba herida y furiosa y quería lastimarte en verdad – siento que mi ira vuelve a bullir en la superficie y me alejo de él.
- ¿Plantada? – frunce el ceño sin entender mi expresión.
- Que prometiste ir por mi y no lo hiciste, a eso se le llama dejar plantado – asiente con la cabeza y luego ve las puntas de sus zapatos.
- Perdóname Lizzy, no era mi intención y ten por seguro que no se repetirá – levanta la mirada y se acerca a mi – no soy de esta manera y no te quiero lastimar de ninguna forma, el saberte enfadada y distanciada de mi me tenía destrozado, dolía aquí – señala su corazón – es algo que nunca había experimentado y ciertamente no quiero volver a sentirlo. Ni por ti, ni por mi. Y sé que no sientes lo que dijiste, es solo tu enojo hablando por ti.
Besa mi mano y veo en sus ojos sinceridad, quisiera poder hacerlo sufrir un poco mas, poder darme la vuelta y dejarlo allí plantado con sus disculpas, pero no puedo, él es demasiado honesto y tiene una cara de niño demasiado tierna que no tengo el corazón para hacer nada en contra de él.
- Esta bien, te perdono, pero que conste que aun estoy enfadada y tendrás que hacer puntos para que mi furia remita. – le advierto, después que no diga que no se lo dije.
- Lo que sea que tenga que hacer para ver tu hermosa sonrisa será todo un placer – me sonríe y vuelve a abrazarme, algún día tendré que hacerme más dura para no caer tan fácilmente bajo el hechizo de la hipnotizante sonrisa de este chico. Pero mientras tanto disfruto de lo bien que se siente volver a estar en sus brazos…
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Tú Eres Mi Ángel [Terminada]
Fantasía- ¿Que tal estoy? - giro para que me mire, es el mismo uniforme de todos los días pero hoy me hice un peinado distinto. - Estas preciosa mi a... - se detiene en mitad de la frase y me mira entrecerrando los ojos - ¿porque me lo preguntas? ¿acaso tu...