Capitulo 20

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El despertar de este día era diferente al día de ayer, ya no había expectativa ni tampoco nervios por lo que iba a pasar, más bien estaba recelosa, no sé porque, quiero decir que en realidad Uriel no me hizo una trastada, pero mi corazón se siente desconfiado y no puedo hacer mucho por ayudarlo.
Me levanto tarde, como siempre, pero esta vez por quedarme en la cama pensando durante mucho tiempo
Cubanos me levanto hago mi rutina con normalidad.

Llego a la cocina y mis padres están de la manera normal de siempre y eso me gusta, me da la seguridad que necesito, casi no hablo con Jane, ya lo hice ayer.

Le conté lo que ocurrió ayer con Uriel y está feliz por mí y me pide que no sea una exagerada.

Tomamos el bus y nos vamos hablando de una película que vimos el fin de semana, una típica comedia romántica, pero son nuestras preferidas, llegamos al instituto y nos dirigimos  a nuestra clase, de lejos en mi escritorio vislumbro una rosa rosada, probablemente se equivocaron.

Me acerco y tomo la rosa con mucho cuidado, pero no tiene ninguna notita así que no puedo saber de quién es. Pregunto a los que están cerca de mi si es de alguien, pero nadie sabe nada de su procedencia.

Me siento y la dejo en una esquina para no estropearla, en ese momento entra Uriel y si se pudiera, mi corazón sonreiria en este momento. Se acerca a mí con su habitual sonrisa encantadora, pero cuando se acerca a mi lugar su vista se desvía hacia la rosa y su sonrisa se desvanece.

- ¿No te ha gustado la rosa? – su mirada es de miseria – yo pensaba que te gustaría una hermosa flor, claro que no conseguí la que yo quería, al parecer está en peligro de extinción y es imposible de hacerse con una.

- ¿Es de tu parte?- pregunto embobada, no lo puedo creer, ¡me ha regalado una rosa! ¡a mí!

- Sí, pero si no te gusta esta bien, debí preguntar antes de hacerte este regalo.

- No, no, no, me ha encantado, es hermosa – la tomo rápidamente y la acaricio con cuidado -  amo las flores y mucho más si vienen de personas especiales.

Suspira aliviado y su sonrisa vuelve, el maestro entra y les pide a todos tomar su lugar, Uriel se va con una última sonrisa y una caricia en mi mano. La mañana pasa increíblemente rápido, casi no las siento. A la hora de receso nos sentamos todos juntos, Didi es el centro de atenciones, pero no me importa, estoy bien con eso. A mí solo me interesa las atenciones de un chico y las tengo, y en realidad Didi es una chica dulce, y lo más importante de todo, es prima de Uriel.

Al llegar la hora de salida Uriel se ofrece a llevarme a la casa, Jane me da una sonrisa cómplice y dice que tiene cosas que hacer, pero yo se que lo que quiere es darme tiempo a solas con Uriel. Articulo un gracias y me despido de mis amigas con la mano.

Caminamos un poco, corremos otro poco, debemos pareces ridículos, pero no me importa, la sensación de libertad que siento al ir de su mano es maravillosa y no quiero que acabe.

Pero la sensación acaba cuando nos detenemos frente a mi casa, hoy no quisiera separarme de él, ni siquiera se ha ido y ya lo extraño, no me gusta el sentimiento que estoy experimentando ahora mismo, es soledad o nostalgia, no lo sé, pero si se que no quiero sentirla.

Lo abrazo fuerte para que esa sensación se vaya, lo abrazo fuerte para que me reconforte, necesito respirar su olor; el armo del sol, sentir sus brazos a mi alrededor e inmediatamente me siento mejor. Intenta alejarse, pero no se lo permito, necesito tenerlo de esa manera solo un poco más. Acaricia mi cabello y juega con mis orejas, creo que en otra de mis vidas fui un gato; amo que me acaricien, beso su pecho y levanto la vista a su rostro, me encanta el color de sus ojos cuando les pega el sol, son casi transparentes de lo claros que son.

- Eres una chica maravillosa – me dice mientras me ve fijamente – y tienes tanto dentro de ti para dar al mundo.

- Y tu tienes unos ojos preciosos – respondo un poco abrumada por su cumplido – y eres la persona más buena que he conocido.

- Gracias, al parecer hago muy bien las cosas – comienza a meter un mechón de cabello detrás de mi oreja – siempre he tenido miedo de no hacer las cosas bien, de no ser la mejor versión de mi.

- Pues yo te diré que eres más de lo que cualquiera puede llegar a ser – acaricio sus brazos – y tienes que sentirte orgulloso de lo que eres.

Nos besamos lentamente durante un momento, luego descansamos nuestras frentes juntas, viéndonos a los ojos y sé que hay muchas cosas pasando allí y no me da miedo que él logre leerme, que logre ver mis sentimientos, porque él me deja ver los suyos también y se que son reales. Veo ternura, compasión, bondad, cariño, todo eso es de él, lo hacer ser quien es y es maravilloso. Jamás creí que existiera una persona con ese nivel de bondad, al menos no esperaba encontrármelo y que significara tanto para mí.

Nos damos un último beso de despedida, luego tiene que ir a su casa y yo entrar a la mía, pero de nuevo cuando trata de alejarse de mi lo retengo para que no se acabe nuestro beso aun. Estamos disfrutando de nuestro suave beso y de repente un jadeo perturba nuestro momento íntimo, nos separamos a regañadientes y busco el sonido que nos interrumpió, me topo con la mirada horrorizada de mi papá y  dejo de respirar.

- Lizzy, a la casa – ordena – ahora. Y tú – señala a Uriel – tenemos cosas que resolver...

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora