Capítulo 9

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Me despierto de golpe aspirando una enorme bocanada de aire y al instante me estoy ahogando. Toso fuerte apenas tomando un poco de aire antes de volver a toser, empiezo a sentir el rostro caliente y estoy segura que debo estar mas roja que una manzana. Mi hermana se acerca a mi con un vaso de agua en la mano, esta preocupada, lo noto en su cara.

Tomó el vaso de sus manos y poco a poco bebo el agua, escupo un poco al principio pero logro calmarme. Al mirar a mi alrededor, veo que tengo todo un público a mi alrededor, chicos del instituto que se acercaron para chismear.

- Lizzy ¿estas bien? - Jane y chico divino pregunta a la vez, me giró hacia la izquierda conmocionada de escuchar su voz.

Cuando lo localizó todo lo que soñé regresa a mi de golpe y no puedo evitar sonrojarme. Todos callan expectantes viéndome fijamente, esperando mi respuesta y mi sonrojo se intensifica.

- S...si - balbuceo y apartó la vista de chico divino al recordar la sensación de estar entre sus brazos.

- Bien - un profesor rompe el silencio incómodo y aplaude para llamar la atención de todos - no hay nada que ver aquí, vayan a sus clases, ya  perdieron casi medio período aquí - se escuchan protestas - vamos. Sin resongar, a sus aulas.

Todo el mundo se empieza a dispersar murmurando quién sabe qué. Quedando sólo mis amigas, Jane, el profesor de matemática y... chico divino.

- Te sientes en condiciones de volver a clases ¿o prefieres que llamemos a tus padres para que pasen por ti? - el profesor, César, me observa con preocupación.

- No se preocupe, ya estoy mejor, no hay necesidad de alarmar a mis papás - cuando voy a ponerme de pie la vista se me nubla y siento mi cuerpo prado cómo plomo. Al instante siento unas manos fuertes que me toman de los hombros y me empujan hacia un pecho... o estómago.

- Ella no está bien, ya vuelvo, voy a llamar a sus padres - oigo la voz del profesor a lo lejos debido al palpitar de mi cabeza. Esas gigantescas manos empiezan a frotar mi espalda y tengo el extraño impulso de ronronear.

- No profesor, no se preocupe - la que habla es Jane - seguro se mareo por la falta de oxígeno, ¿ya ve que no tiene nada más? - abro los ojos pero tengo la cabeza girada al lado contrario así que no puedo verlos. Fuerzo mi garganta para que suene lo suficientemente fuerte para que me escuchen.

- Fue sólo un mareo, ya estoy bien - chico divino me gira suavemente la cabeza hacia el otro lado para que puedan verme y les ofrezco una pequeña sonrisa. El profesor suspira aliviado y yo creo que cometí un error al no dejar que llamará a mi mamá porque me duele la cabeza y siento mi cuerpo laxo como si me hubiese caído un piano en encima.

Comienzo a apartarme de chico divino percatandome de las miradas de mis amigas y de Jane, al fin siendo consiente del hecho de que estoy acurrucada en su enorme pecho de lo más feliz, siento calientes las mejillas y bajo la vista para que ni chico divino ni tampoco el profesor se percaten de mi rubor.

Empiezo a caminar hacia el pasillo, pero siento las piernas como de flan y el resto de mi cuerpo tiembla sin que pueda controlarlo. Hago un pequeño descanso y sin saber cómo, acabo en los brazos de chico divino justo igual que en el sueño, incluso la calidez de su cuerpo y la sensación placentera es la misma o incluso mejor.

- Yo te llevo - me sonríe y empieza a caminar. En esta ocasión no soy tan audaz de poner mis brazos alrededor de su cuello, juego con mis manos y clavó  la vista en ellas.

Me fijó en su brazo pálido, que es enorme y velludo  y perfecto... y también me percato de que su mano está justo por debajo de mis pechos,  el ser consiente de eso calienta mi cuerpo y lo enfría al mismo tiempo.

- Ya llegamos - chico divino me habla tan cerca del oído que pego un brinco tan grande que estuve a punto de besar el suelo.

- Tranquila Lizzy, vas a romperte la cara - Jane  me toma de un brazo y chico divino del otro y entre los dos me ponen de pie. Cuando estuve de pie me solté del agarre de chico divino y tomé con más fuerza a Jane como si fuera una especie de escudo, sobre mi hombro le doy las gracias, sin atreverme a verlo a la cara.

Íbamos a entrar al aula cuando chico divino me llamó. En realidad creo que debo aprenderme su nombre, es extraño tener que llamarlo así todo el rato, con mi suerte, se me escapara decirle así en voz alta.

- ¿Si? - preguntó extrañada, aún aferrándome a Jane.

- ¿Me permitirías hablar contigo, a solas? - por supuesto que no se lo permito. Me arrepiento de inmediato ya que parezco una chica loca y malagradecida con mi comportamiento, así que le digo que si. Jane y las chicas entraron al aula mientras yo me quedaba como estatua viendo fijamente las enormes  manos de chico divino.

Sin mediar palabra se acerca a mi y me abraza, y al instante siento una enorme calidez recorrerme el cuerpo como una descarga eléctrica sumamente placentera, poco a poco voy relajándome y siento que me fundo como hielo al sol.

No existe nada más que chico divino y yo, cuando la sensación se va de mi cuerpo y quedó totalmente relajada entre sus brazos, empiezo a ser consciente del mundo y del hecho que estoy aferrada como un oso panda a chico divino. 

El acaricia mi espalda con esas gigantescas  manos suyas y aunque en sus enormes brazos me siento tan pequeña como una hormiga, nunca me he sentido más segura.

Poco a poco voy alejándome de él, aunque pone cierta resistencia me deja hacerlo. Es que quiero ver su rostro, quiero ver su expresion.

Él me esta viendo tan desconcertadamente que lo único que puedo hacer es verlo fascinada. Chico divino empieza a cortar la poca distancia entre nosotros con claras intenciones de besarme y yo espero ansiosa que lo haga.

Quiero de verdad que me bese pero, por alguna extraña razón, siento que no es el momento indicado. Lo sé por su mirada, esta confundido y no sabe en realidad que va a hacer. Es como si se sintiera obligado por alguna razón y eso mata cualquier anhelo de un beso suyo.

Con  renuencia me alejo de él, justo cuando nuestras narices se rozaban, se ve aturdido, como si hubiese estado bajo coacción y no tuviera idea de que hace aquí o más específicamente, lo que estuvo a punto de hacer.

Tal vez lo iba a hacer por lástima o yo que sé, pero es bueno poner los pies en la tierra y no volar tan alto porque el golpazo debe doler horrores.

-Gracias - susurro. El abre la boca para decir algo pero no le doy oportunidad ya que me alejo a toda prisa hacia el aula y no sólo ahora, para siempre, no quiero volver a estar cerca de él, al menos a unos 100 mts de distancia.

Algo así como una orden de restricción...

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora