Aun en mi habitación no encontraba manera de regresar en mí, papá me llevo con los paramédicos y ellos le dijeron que solo estaba en shock por ver el accidente, que mañana ya me encontraría mejor. Lo cual dudaba, el shock no era debido al accidente, si no a lo que Uriel había hecho y aun mas por su despedida, porque lo que había hecho era una despedida. Esas personas que se lo llevaron, obviamente su familia, no me convencieron del todo.
Mi mente era un torbellino de pensamientos, no entendí lo que Uriel me había susurrado al oído, pero de alguna forma mi alma si lo hizo, las palabras suaves y tibias habían llegado a lo mas hondo de mi ser , me habían dejado temblando por un sentimiento desconocido.
Jane me veía con preocupación y a pesar que siempre nos habíamos conocido bien, esta vez no quiero abrirle mi corazón y que supiera lo que me pasa. Siento que es un secreto de Uriel que no puedo compartir con nadie, ni siquiera con mi familia. Sigo sin saber donde vive y no se que hacer para localizarlo. Quizá su expediente del instituto... no, eso no, eso solo sucede en las películas, antes que llegue a los expedientes me expulsan.
Tendré, una vez mas, que esperar a mañana, aunque lo único que deseo hacer es dormir y no despertar en un largo tiempo.
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A la mañana siguiente la casa esta extrañamente silenciosa, todos estamos un poco conmocionados por todo, estamos sumidos en nuestros pensamientos, apenas nos despedimos. Hoy fue un dia mas que por culpa de Uriel me levanté temprano y por primera vez no estoy hipersensible o de mal humor, solamente estoy demasiado callada, demasiado interesada en lo que esta pasando en mi interior.
Llegamos al instituto y me parece que es un de javú, solo que esta vez no tengo la seguridad que Uriel aparezca. Las chicas de nuevo respetan mi mutismo y no preguntan, al menos no a mi. Los minutos pasan y Uriel no aparece, aunque lo presentía, en el fondo de mi corazón guardaba la ilusión que las cosas fueran diferentes.
Lo que si me sorprende enormemente es ver entrar al tercer periodo a Didi, chica que no había visto en un largo tiempo, cosa de la que soy consciente hasta ahora, estuve tan preocupada por Uriel y nuestra situación que no me preocupe por nada mas.
Estoy tentada de levantarme de mi lugar y correr a sacudirla y suplicarle que me diga donde se encuentra Uriel, me refreno por la única razón que se llama Jane, quien pone una mano sobre mi hombro sabiendo que soy muy capaz de hacer cualquier cosa por saber algo de Uriel. Da la hora del receso y salgo a toda marcha para alcanzar a Didi, pero es como si ella lo presintiera y lo hiciera a propósito, porque por mas que la busco no la encuentro.
Cuando estoy a punto de correr al baño y llorar de frustración la veo de lejos, pero mientras me acerco me doy cuenta que habla con... Ken. Miro a las chicas, a quienes he arrastrado por todo el instituto sin que ellas se quejen, y todas nos miramos extrañadas, ellos nunca han interactuado de ninguna manera, más lentamente y espiando nos acercamos a ellos, cuando en un trozo de conversación escucho nombrar a Uriel, sin importarme nada, corro hacia ella y la encaro para que me diga todo lo que sepa y sé que sabe de él.
- No voy a hablar contigo acerca de Uriel - me da una mirada furibunda, se levanta y le da una mirada a Ken - ya sabes lo que tienes que hacer, espero que no me falles a mi o a él.
- Yo soy libre de hacerlo o no - la cara de Ken es de desprecio.
- Pero sabes que de igual forma lo harás - la sonrisa que Didi le brinda es burlona, no la había visto asi, siempre era demasiado dulce. - asi que ahórrate tu interpretación de chico duro. - comienza a alejarse y yo corro tras ella.
- Por favor, Didi, necesito saber donde y como esta Uriel, no es mucho pedir - le suplico, no puedo sacudirme la preocupación de encima.
- Ya te lo dije, Elizabeth - me respondió con frialdad - no hablaré de Uriel contigo, las cosas pasaran como y cuando deban suceder - se gira y no vuelve a escuchar cualquiera de mis palabras. Desesperada vuelvo hacia Ken.
- ¿Que sabes tu de Uriel? - prácticamente le grito.
- Tranquila, Lizzy - interviene Jane, respiro hondo y hago de nuevo la pregunta mas tranquila.
- No se nada - me responde Ken sin mirarme a los ojos.
- Por favor - le suplico a él también, necesito algo o me volveré loca. - estoy preocupada por él, nadie me dice nada y no tengo forma de comunicarme con él, te lo suplico, escuche que Didi lo menciono, por favor, por favor dímelo. - no entiendo de donde viene el pánico que me esta apretando la garganta, es como si no fuera yo. Ken me ve por un largo rato y después suelta una palabrota y toma sus cosas y se va, se va y no me dice nada.
Cuando siento que las lagrimas van a derramarse, pienso en que estoy sobre actuando y que aquí probablemente no está pasando nada, guardo mi preocupación muy profundamente y me armo de valor.
Didi no volvió después de receso, trato de no volverme loca, aunque eso es imposible para mí. Al menos actuaré lo más normal que pueda. Al llegar a casa me esperaba una carta, de Uriel, sin decir nada corrí hacia mi habitación y me encerré a leerla.
Abrí la carta con el pulso latiéndome a mil por hora.
Querida y preciosa señorita Lizzy:
Siempre quise escribir una carta como las que se escribían antes, como en las películas que vimos juntos. Donde los enamorados se proclamaban su amor de forma dulce y un poco delirante, pero supongo, de forma más sincera. Quise escribirte esta carta, para tranquilizarte. Sé que ayer te asuste mucho, lo entiendo y lo lamento, no quería hacerlo pero debía.
Sé que tienes curiosidad y hay desasosiego en ti, pero no puedo decirte lo que quieres saber, es algo que me molesta pero no es el único secreto que guardo. No es porque yo quiera ocultártelos, no tienen nada que ver contigo, se trata de algo mucho más grande que yo. Me gustaría que confiaras en mí, aunque sé que es un poco egoísta pedirte eso, pero es lo más reconfortante que puedo decirte.
Sé también que romperé tu corazón al decirte que probablemente no me vuelvas a ver, es algo complicada mi situación, he cometido un error, se me ofreció una forma de redimirme y en lugar de hacer lo que se me pidió, hice más cosas que no debí, de las cuales no me arrepiento y eso es lo peor. Tú has sido el pecado más hermoso, dulce, tierno, sincero e increíble que he cumplido, y si tuviera que volver a hacerlo, lo haría, sin dudarlo y con la certeza de que te amaría de la misma manera y con la misma intensidad, sin guardarme nada.
Se que es cobarde decirte que te amo abiertamente en una carta, y me recrimino el no haber aprovechado el tiempo juntos, pero no quería apresurarme sin estar seguro de mis sentimientos, nunca me había pasado algo así, nunca había amado a alguien que no fuera de mi familia y fue tan desconcertante como maravilloso. Te amo y aunque me gustaría poder pedirte que me amaras por el resto de tu vida, no seré egoísta y jamás te pediré eso, porque sé que nunca volveré y verte sufrir esperando mi regreso solo acabaría con lo bueno que aun existe en mi.
Tal vez tu estés confundida y esto solo sea algo pasajero para ti, espero que así sea. Y aunque tú en un par de años ya no te acuerdes de mí, yo te recordaré por el resto de mi existencia.
Fuiste lo mejor que pudo pasarme jamás, ojalá recordaras eso de mi siempre.
Atentamente tú eterno y enloquecido enamorado.
Uriel.
Pd: disculpa por ya no darte esas clases de música que te ofrecí en varias ocasiones.
Pd2: ya se me olvidaba, pero también disculpa por no poder darte tu sorpresa, esperaba que en verdad te gustara y me disculparas, ahora pienso que me hubiera gustado solo llegar a ti con una rosa y decírtelo...
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Tú Eres Mi Ángel [Terminada]
Fantasy- ¿Que tal estoy? - giro para que me mire, es el mismo uniforme de todos los días pero hoy me hice un peinado distinto. - Estas preciosa mi a... - se detiene en mitad de la frase y me mira entrecerrando los ojos - ¿porque me lo preguntas? ¿acaso tu...