El dolor en mi pecho es como una llama ardiendo.
Me trago lo que siento y me doy la vuelta para alejarme de allí cuanto antes.
Jane viene tras de mi, yo sigo caminando hacia la clase. No estoy enamorada, ni mucho menos al punto de ir al baño a llorar por una traición, porque ni siquiera fue traición. Que él me besará no quería decir que éramos algo, o que yo le gustara un poquito.
Lo bueno es que nadie más que Jane lo sabe, y se que ella no dirá nada.
Llegamos al aula y la mayoría de nuestros compañeros ya están allí, los otros seguro están en el pasillo, viendo a la divinidad femenina personificada. Aunque los que se encuentran aquí no hacen una diferencia ya que también hablan de ella.
Nuestras amigas Adri y Pam ya están allí, cuando nos ven se acercan apresuradas hacia nuestros pupitres.
- ¿Ya vieron a la chica? - ataca Pam.
- ¿Vieron que estaba con Uriel? - le sigue Adri.
- ¡Es preciosa! - comenta Pam
- ¡Y tan amable! - A Adri le brillan los ojos de la emoción - ¡si! - Chillán juntas.
No quiero ser grosera así que pongo los brazos en el pupitre y escondo la cabeza entre ellos.
- ¿Pero que te pasa mi querida champurrada? - me pregunta Pam -¿hoy te volviste a levantar del lado equivocado de la cama?¿ quieres tu ración de amor?
- Pam déjala en paz - la voz de Jane es suave pero afilada.
- Oh, pero si hoy las dos vienen gruñonas.
- No es eso, sólo se los cuento luego ¿si? - hablo desde mi lugar entre mis brazos.
- Ok - responde Adri.
Le doy gracias a Dios que el profesor de matemática entra. Lastima que la emoción se me escapa rápido cuando levantó la mirada al frente y detrás de el vienen Uriel y su chica.
- Buenos días chicos, hoy tenemos una nueva integración. - el profesor le pregunta su nombre a la chica y ella le contesta algo que yo no alcanzo a escuchar estando en mitad del salón. - su nombre es Didi y viene de Rusia. Recibamosla todos de manera educada por favor. Y ayudemosla a integrarse de forma agradable.
Ella mira a todo el salón y por alguna razón cuando me encuentra no aparta la vista, yo simplemente volteo la cara hacia otro lugar.
- Al fondo hay un asiento disponible. Ve allí, temporalmente.
Trató de prestarles la menor atención, a los dos y me entretengo sacándole punta a mis lápices. Cuando ambos pasan a mi lado se detienen, no los miro, los ignoró. Uriel es el primero en hablar.
- Hola Lizzy - su voz es suave y afectuosa. - hoy no pude ir a...
No lo dejo que diga más y me giró hacia Luis para pedirle prestado algo, el muy tonto ni siquiera me presta atención. Esta babeando por la Rusa.
- ¿Tu eres Lizzy? - pregunta la Rusa remarcando la R.
Tomó valor y levantó la vista hacia ellos y la clavó directamente en la Rusa.
- Si ¿por qué, se te perdió una igual?
Los chicos a nuestro alrededor hacen un ohhh el maestro de inmediato pregunta si algo esta pasando.
- No, profesor. Sólo nos estábamos saludando. - Jane me golpea con su lápiz en señal de advertencia, yo sólo le lanzó una mirada sobre el hombro para que este tranquila.
- ¿Pueden desalojar el área? - les pregunto a este par, arqueando una ceja. Ambos me ven con caras confusas. Ya que no recibo contestación, ni algún movimiento, por parte de ellos y sobre todo porque ya no quiero seguir viendo lo buena pareja que hacen, saco mi cuaderno y me giró hacia el frente.
- ¿Que pasa? ¿por qué no toman asiento? -pregunta el profesor. Si ¿por qué? Me preguntó yo.
Ellos se mueven automáticamente. Suspiró de alivio.
Y la mañana apenas comienza...
(...)
A la hora de receso estoy más tensa que una cuerda de violín y se que cualquier cosa me hará estallar. Soy una bomba de tiempo.
Jane esta poniendo al corriente a las chicas sobre Uriel y yo. La cara de Adri no tiene precio, y eso es lo primero desde que llegue al colegio, que me hace sonreír. Pam actúa más casual, ella ya lo intuía.
- Pero bueno, él dijo que te iría a traer a tu casa ¿no? - cuestiona Pam - y no lo hizo.
No me molestó en contestar, tengo un dolor de cabeza atroz.
- ¡Pero que maldito! ¿Quien se cree que es? - Pam da un manotazo a la mesa, haciéndonos brincar - Esta buenísimo y todo, pero eso no le da derecho a hacer promesas y luego no cumplirlas.
- Y yo que lo veía diferente - Suspira Adri. - me decepcionó completamente.
- Bueno, griten, lloren. Hagan lo que quieran yo voy a dormir. - me pongo en posición y estoy a punto de caer en el sueño cuando oigo a Jane.
- Oh-oh
- ¿Podemos sentarnos? - Esa ya no es Jane, es Uriel. Mi cabeza se levanta de la mesa, lentamente y juro que casi me da la vuelta hacia atrás, como a la niña del exorcista. Los veo, allí, a ambos con sus sonrisas de pasta dental y tengo tantas ganas de estamparles algo en sus caras perfectas a ese par.
Un silencio incómodo precede a su pregunta, pero tal parece que ninguno de los dos son afectados por el.
- No - soy la primera en contestar.
- Si - dice Luis, le lanzó una mirada asesina.
- Si, ¿por qué no? - Responde un amigo de Luis, con los que compartimos mesa.
- ¿No estaban muy cómodos con los chicos allá? - les señaló con mi pulgar la mesa que esta llena de chicos y chicas con los que antes se sentaba Uriel - ¿No los extrañan?
- Ah, ya los saludamos, ahora venimos a comer con ustedes. - La sonrisa de Uriel es tan preciosa que por un segundo me diatraigo. Un segundo.
- Ya veo. ¿que es esto? ¿Caridad? ¿beneficencia? No se preocupen vayan con su altruismo a otra mesa. En esta ya paso la ONU. - me giró en mi asiento y me topo con la cara de mis amigas y hermana totalmente en shock. Ya se, nunca había estado en una discusión, prefiero evitarlas, pero esto es lo menos que puedo hacer.
- No te preocupes amigo. Siéntate aquí - es otro chico de la mesa quien les habla. Me lanza una mirada como si estuviera loca y yo le devuelvo una de pudrete.
Los perfectos toman asiento, pero soy humana y si estamos sentados en la misma mesa, me lanzo sobre ellos a despellejarlos vivos. Así que tomo mis cosas y me voy hacia unos arboles que están lejos de aquí.
Yo no seré la pendeja de nadie, ni siquiera del chico divino...
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Tú Eres Mi Ángel [Terminada]
Fantasy- ¿Que tal estoy? - giro para que me mire, es el mismo uniforme de todos los días pero hoy me hice un peinado distinto. - Estas preciosa mi a... - se detiene en mitad de la frase y me mira entrecerrando los ojos - ¿porque me lo preguntas? ¿acaso tu...