Bonus 7

57 12 0
                                    

Sintiéndose terriblemente mal, Uriel prácticamente arrastraba los pies todo el camino hacia la casa de ken, Jane que solo escuchó lo último de la discusión entre su hermana y Uriel, no sabe si intervenir o no. Amaba a su hermana y se lo puso fácil, al deshacerse de ellos, pero evidentemente se sentía la tensión entre ambos.

Decidiéndose que tiene que averiguar algo y quizás dar una ayudadita a la parejita, decide preguntar.

- ¿Qué fue lo que paso entre ustedes dos? – pregunta tentativamente a Uriel, quien no necesitaba más incentivo para hablar, le cuenta lo que paso, prácticamente escupe las crueles palabras que estúpidamente dijo a la persona que más ama en el mundo.

- Tu eres tonto, pero tonto de verdad – le informa amablemente Jane a Uriel. – ¿por qué le dijiste eso? ¿es que no la quieres?

- Claro que si,  la amo, pero fue un impulso oscuro casi irrefrenable el que sentí, quería lastimarla… - conforme hablaba, su voz iba bajando gradualmente,  reconociendo lo que había sentido; el oscuro y retorcido sentimiento de querer, por primera vez, lastimar a otro ser. Y lo que lo hizo sentir aun peor, fue hacia quien iba dirigido ese veneno.

Claro que se sintió mal por las palabras de Lizzy, pero estaba en la naturaleza humana juzgar para protegerse, cosa que Uriel no poseía.

Se espanto terriblemente al comprobar que mientras más tiempo pasaba en la tierra, más humano se volvía.

- No sé si mi hermana te perdone, ella es muy rencorosa, estuvo enojada conmigo toda una semana, haciéndome la ley de hielo, porque sin querer le arranque la cabeza a su muñeca favorita. – Jane al percatarse de la mirada dolorida de Uriel supo que sus palabras solo echaron mas sal a la herida. Tratando de hacerlo sentir un poco mejor busca en su mente por algo para levantarle el ánimo.

- ¿Pero sabes algo? También tiene un corazón muy grande y si sabes cómo reconquistarla, ella no va a poder resistirse a ti, te quiere mucho, de verdad. Ten fé.

Uriel habiendo recuperado la esperanza acompaño a Jane hacia la casa de su amor, era muy lindo el amor que Jane sentía por Ken, ella pensaba que era un amor ficticio o como se ama a un artista, pero en realidad era una amor sincero e inocente que se hizo más grande a pesar de estar construido en el aire. Ese tipo de amor era extremadamente raro, una admiración grande a distancia, pero un sentimiento altamente enternecedor.

Uriel no sabía en realidad lo que le depararía el futuro a ellos dos, ni tampoco si estaría para verlo, después de todo lo que había hecho mal, lo más seguro es que fuera desterrado, lo que no comprendía era el porqué Dios aun no había dejado entrever su poder, pero cada día junto a Lizzy valía la pena. Lo que si sabía de Jane y ken era que les esperaba un futuro juntos, sus almas estaban ligadas, entrelazadas. Estaban destinados a estar juntos.

Cuando estaban a pocos metros de la casa de ken, Jane se detuvo para encarar a Uriel.

- Yo se que las parejas tienen problemas y la suya había sido demasiado perfecta, pero me caes bien, así que te ayudare a ablandar el corazón de Lizzy, con la condición de que no vuelvas a decirle algo como lo que le dijiste, no te perdonaré que la lastimes de nuevo. – la fiereza del ofrecimiento-amenaza de Jane le dijo a Uriel que lo que decía era verdad y le mostro el gran lazo de fraternidad que había entre las hermanas.

- No volveré a hacerlo, no tienes idea de lo destrozado que quede al decir esas cosas horribles. – dijo miserablemente Uriel.

- Te creo, no hagas que me arrepienta de mi decisión – Uriel asintió sonriente, tenía una aliada.

Cuando llegaron a la puerta de la casa de ken, la sonrisa de Jane murió y la indecisión se apodero de ella, ya estando tan cerca no estaba segura de que fuera buena idea, Uriel sin esas dudas toco a la puerta, después de varios movimientos en el interior la puerta se abrió, revelando a un ken despeinado y recién levantado. El ceño fruncido se instalo en su rostro mientras los observaba, como analizándolos.

- ¿Qué hacen aquí? – pregunto con la voz ronca.

- Veníamos por ti, para ir al instituto. – responde sonriente Uriel.

Con el ceño aun mas fruncido, les cierra la puerta en la cara con un fuerte portazo, haciendo dar un respingo a ambos chicos. Después de un segundo en silencio ambos se miran las caras con una pregunta grabada en la mirada. Sin una palabra se giran para irse cuando la puerta vuelve a abrirse, ambos se vuelven hacia la casa y ven salir a un malhumorado Ken cargando una mochila y detrás de él aparece la señora Villegas.

Ken pasa como una exhalación frente a ellos casi derribando a Jane de paso.

- ¡Ken! Fíjate por dónde vas, casi tumbas a la pobre chica.

- Entonces que se aparte de mi camino – replica mordaz.

- ¡Discúlpate, ahora! – le ordena su madre.

- Perdón – gruñe – princesita - agrega por lo bajo.

La madre satisfecha con la pobre disculpa de su hijo, despide a los tres chicos. Ken es quien encabeza la marcha, Jane y Uriel van uno al lado del otro, demasiado silenciosos.

- ¿Quién de las dos eres? – pregunta de repente Ken sin siquiera volverse. Jane sabe que se refiere a ella, pero  no sabe cómo responder, Ken nunca se ha dirigido a ella de ninguna forma, ni siquiera con una mirada. – ya veo, eres la muda.

ken se reprende interiormente por querer ser amable con la princesita, cuando ella no es capaz de siquiera responder por cortesía. La ha visto en el instituto, y sabe quien de las dos gemelas es, pero quería hacer una conversación. Por los comentarios de compañeros, sabe que es la persona más amable del instituto, siempre tiene un segundo para alguien, una sonrisa para todo aquel que la necesite, lo cual quería poner en práctica, pero al parecer eso no lo incluye a él.

¿Cuándo va a entender que las cosas más sencillas, que se les da con facilidad al resto, a él le son negadas…?

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora