Capítulo 7

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- De vuelta al instituto -Jane suspira y me ve expectante - nunca había estado tan emocionada de venir a estudiar, al menos no desde el año pasado cuando Ken fue trasladado.

La ignoro, logre safarme de la plática con papá, pero mamá y Jane no van a dejarme en paz, pero eso si, ya desde ayer por la noche le advertí que no mencionara nada a nuestros amigos, a menos, que quisiera morir de una forma muy trágica.

Llegamos a nuestra clase y nos vamos directo a nuestros asientos. Un segundo  estábamos sentadas en nuestros asientos y al siguiente  estábamos en medio de una estampida.

- ¡No puede ser! ¡No puede ser! - Pam  me toma de los hombros sacudiendome frenéticamente. -¡No puede ser!

- ¡Pam! - le grito para llamar su atención - ¡sueltame, niña! Me vas a desprender la cabeza del cuello. - me quejo, a veces puede llegar a ser bruta.

- Lo siento - dice sin inmutarse - es que creo que me he enamorado desde ayer hasta hoy como un millón de veces - parece una ardilla sobre-estimulada, no para de moverse. Si no la conociera mejor juraría que se metió algo, parece drogada.

- Ajá, ¿y quien es la víctima? -Jane y Adri se ríen, no me había fijado en ellas, me volteó para verlas y Adri esta demasiado risueña.

- Ja-ja, que risa - hace un ademán con la mano -no se seguirán riendo cuando te diga que la víctima es Uriel. - me ve con aire de suficiencia y yo no entendí a que se refería.

- Sip, bien por ti - me siento recta en mi escritorio. Sigue parada al lado mío, como esperando algo. La volteó a ver y le hago señas  con las manos para saber que  pasa.

- ¿Es enserio? ¿Nada?- pone las mano sobre sus caderas - ¿no vas a decir nada ?

- Mira Pam, ni siquiera se dé que rayos estas hablando - me giró para ver a Jane y Adri. Jane me da la mirada y entonces entiendo, al instante mi cara es una remolacha.

- Ajá - me señala con el dedo - eso era lo que quería ver - empieza a dar saltitos y yo quiero ser abducida, porque esta llamando la atención de todo el salón.

- Sigo sin entender nada - dejo de verla y comienzo a sacar mi cuaderno y mi estuche con mis lápices.

- Como se que estarás interesada -se inclina sobre mi escritorio, clavando sus codos en la paleta y dejando en alto su trasero - te diré que Uriel es la cosa más maravillosa que ha existido en la existencia, ni siquiera Romeo se asemeja - nos da una mirada altiva a Jane y a mi - y él  es real.

- No empieces por allí porque entonces conocerás el demonio que llevo dentro - amenaza Jane, haciendo su cara más furiosa, o intenta hacerla. Es demasiado adorable hasta cuando está molesta.

- Como sea - hizo un gesto despectivo con su mano. Quería matarla. Y yo si que era un demonio. - Ayer me acompañó a la casa ¡y se comporto como todo un caballero! - suspira dramáticamente -todo un Príncipe azul - Sus palabras tocaron una fibra sensible dentro de mi, yo en busca de mi príncipe azul... vuelve a verme fijamente.

- ¿Que? ¿y ahora qué?- levante una ceja ¿que pretendía contándome sus vivencias con chico divino?

- Eres lenta de aprendizaje, pero en fin - se aleja de mi escritorio alisando su falda con paletones - ¡Es el hombre de tus sueños! - exclama de repente, con demasiado entusiasmo haciéndome dar un enorme brinco - ¿ves lo buena amiga que soy? Aunque esta buenísimo y es buenísimo, porque no sólo es guapo; esta hecho un papasito, ¿Le has visto los brazos? Y que decir de esas piernas... - esta divagando - y ese trasero. Dios. -se comienza a abanicar con su mano - creo que incluso puede destapar mi coca cola con ese cu...

-¡Ya está bien! - pongo una mano delante de su rostro para que pare de una vez, no quiero esas imágenes en mi cabeza - entendí ¿sabes? Leo libros, tengo la imaginación super desarrollada. - con un manotazo aparta mi mano de su rostro - de acuerdo, prosigue.

- Te decía que te lo estoy cediendo, tonta. -rueda los ojos como si fuera lo más natural, el hablar de una persona como si fuera una prenda.

- Ok... que amable de tu parte - saque varios lapiceros de mi estuche, el rosa y el morado eran mis favoritos  - gracias por la información, ahora ya puedes retirarte. - empecé a poner la fecha en el encabezado de mi cuaderno, alternando los colores de rosa y morado.

Pam empezó a chocar el pie contra el suelo, un gesto que demostraba en ella, estar perdiendo la paciencia. No levanté mi mirada, sentía la mirada de mis amigas y la de Luis.

- Eres verdaderamente irritante cuando estás de buenas - estrelló su palma sobre mi cuaderno, haciendo  que mi estuche y todo su contenido se derramara en el suelo,  junto a mi escritorio.

- Si lo que querías era ponerme de malas - levante mi mirada hacia ella, realmente de muy mal humor - pues lo has logrado. - la empuje mientras caminaba para rodear mi fila y entrar en la otra y así recoger todos mis crayones.

Me arrodillé y tomé mi estuche y comencé a tomar crayones y lápices. Estaba tan concentrada en mi faena, que no me fijé en un gigante, que con una barrida de sus enormes manos, recogió los crayones que me faltaban. No hacía falta verlo para saber de quien se trataba, y yo estaba feliz por eso, porque estaba segura que no podría sostenerle la mirada.

- Toma Lizzy - ¡Dios mío! Extendí mi mano hacia él y me temblaba peor que si tuviera el mal de parkinson.

- Gracias - tartamudee, tomé los lápices de sus manos, los metí al estuche, me levanté sin verlo y me giré hacia mi asiento. Cuando llegué me quedé sorprendida viendo la mirada de incredulidad de Pam incluso la de mi hermana.

- ¿Que? - pregunté un poco irritada por el escrutinio de todo el salón.

- ¿Estas bien? - era la voz de chico divino.

- Sip -seguí sin verlo.

- ¿Te molesta mi presencia? - otra vez él, iba a tener un desmayo como mi corazón siguiera latiendo de esa manera - ¿Lizzy? - ¡Jesucristo! Tuve que sentarme para no caer al suelo por culpa de mis piernas de flan.

- No, no - ¿como era que se lograba hacer frases y luego emitirlas? Ah si, así era - disculpa, solo estoy un poco distraída el dia de hoy.  - Por cortesía lo mire a la cara mientras sonreía. Hubiera sido mejor si no lo hiciera, porque este chico resplandecía, como si llevará una bombilla integrada.

- Que bien - suspiró aliviado, como si de esto dependiera su vida - pero si alguna vez mi presencia te incomoda, sólo hazme saber el porqué, para remediarlo ¿si? - yo seguía sonriendo, con la única diferencia que más ampliamente y más estúpidamente.

- Por supuesto - el también me sonreía. Nos quedamos viéndonos el uno al otro, por un largo tiempo, al menos así lo sentí yo, en el que él, se incomodó, seguramente pensando que era una fuerte candidata, a acosadora. Me avergonzó mi pensamiento y mis mejillas me delataron.

- ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? - no se si era posible derretirse mas por este hombre, pero estoy pensando seriamente que si.

- No gracias, todo ésta bien - me obligue a apartar la mirada de él y concentrarme en la pizarra al frente. Dios,  todo estaba espantosamente silencioso y para rematar chico divino seguía parado en el mismo lugar y muy posiblemente viéndome, sentía su mirada. Me giré para capturarlo viéndome. Me sonrió y todo en el universo se sintió bien.

- ¿Que pasa? - su mirada  fija en mi junto con su sonrisa me incomodaba al extremo.

- Nada - me sonrió más ampliamente, si eso era posible. Pero a pesar de lo aque dijo no se movió del lugar donde estaba, seguro echaría raíces. Y no quitaba su vista de encima de mi. Al menos no hasta que la maestra le pidió tres veces... ¡tres veces! Que se sentara.

Si ayer las miradas estaban pegadas a chico divino, hoy estaban en mi. Genial...

Tú Eres Mi Ángel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora