C07: Código de amigos.

874 91 23
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Incómoda. Esa es la palabra que definiría muy bien mi situación es este momento. No me siento incómoda solamente por el hecho de que finalmente el mundo parece ser tan pequeño que Joel resultó ser el mejor amigo del futbolista rubio que coqueteó conmigo en la fiesta a la que fui, sino que encima tengo que aguantar el arranque de hermano celoso y sobreprotector que Christopher está teniendo conmigo.

Durante el trayecto a la cabaña del terror –que para mí mala suerte se trata de nada más y nada menos que tres horas con cuarenta y ocho minutos- no para un solo segundo de farfullar un sinfín de razones por las cuales deberíamos de cancelar el viaje y volver hasta la comodidad de nuestra casa mientras sus ojos están puestos en la carretera. Eli lanza un suspiro totalmente cansada y niega de por trigésima vez.

— ¡Detén el auto!—explota Elizabeth.

—¿Qué? ¿Por qué?—pregunta su novio bastante confundido.

—Voy a botarte aquí en medio de la nada en este mismo momento sí vuelves a abrir la boca para protestar por el viaje, deja de estar de ridículo.—reprocha cruzándose de brazos.

—No estoy protestando.—masculla el chico.—Solamente le estoy dando unas pocas razones a Leidy para que considere la idea de volver a casa... ¿Qué pasa sí su amigo Joel termina siendo un asesino serial? Vamos a estar solos, a casi cuatro horas lejos de la civilización, en medio del bosque y de la nada...ese definitivamente sería un uy buen escenario para cometer una serie de crímenes...nadie se daría cuenta y nadie podría ayudarnos...—niego rotundamente y me cruzo de brazos.

—¿Con que clase de gente crees que me junto, Christopher Vélez?—inquiero ofendida.

—No te lo tomes a mal pero...

—¡Pero vuelves a mencionar a Joel dentro de este auto y te prometo que te haré rodar montaña abajo en la primera oportunidad que tenga!—amenaza la chica y automáticamente Zabdiel y yo nos carcajeamos.

—Yo también te amo, eh.—susurra el castaño.

El resto del viaje lo pasamos en un silencio sepulcral que agradezco infinitamente. El único ruido que soy capaz de escuchar dentro del auto es el suave sonido que proviene de la radio. Suelto un pequeño suspiro y los ojos de Zabdiel se posan en mí. Le ofrezco una sonrisa y apoyo mi cabeza en su hombro en un intento en vano por dormir un poco antes de que lleguemos a nuestro destino.

Es tan bello como lo recordaba. Apenas bajo del auto el olor a tierra mojada del bosque llena mis pulmones. Esbozo una sonrisa y me estiro perezosamente tratando de ahuyentar el dolor de mis piernas. Suelto un suspiro y luego me giro sobre mis talones cuándo el auto de Erick se estaciona detrás del de Christopher. El primero en salir es Richard, que me sonríe ampliamente. Le devuelvo la sonrisa y luego me arrepiento cuándo Joel queda a mi vista.

NO ME OLVIDES|JOEL PIMENTEL|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora