El olor a su perfume, un beso en la mejilla, una fotografía y una pequeña promesa que pienso mantener hasta el último de mis días. Eso es todo lo que tengo de ella.
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Me dejo caer en mi cama con un bote de helado en las manos y observo fijamente la pantalla de mi computadora contemplando a Logan Lerman en bañador, sonrío tontamente al tiempo que dejo escapar un suspiro y niego un poco. Mi novio es mucho más guapo.
Bien, tal vez no es cierto pero...a quien jodidos en gaño. ¡Joel es mucho más guapo! Decido al tiempo que llevo la cuchara con helado napolitano a mis labios.
La puerta se abre de golpe dejándome ver a una Elizabeth con cara de loca desquiciada que me observa fijamente como si fuese una psicópata. La observo en silencio y sin dejar de comer helado hasta que una sonrisa más grande que la de Cheshire se extiende por sus labios, una sonrisa demasiado parecida a la que suele obsequiarme cuándo logra convencerme de ir al centro comercial.
— ¿Qué es lo que pasa?—pregunto en voz baja ignorando a Logan Lerman.
—¡Eso es precisamente lo que quiero saber!—me espeta dando un paso dentro de mi habitación.
—¿Por qué siempre tienes que aparecerte de la nada? Un día de estos vas a provocar que me dé una especie de infarto y tendrás que cargar con mi muerte en tu conciencia—me mofo y ella ríe de inmediato.
—¿Cómo fue? ¿Ya te lo preguntó?—cuestiona sentándose a mi lado.
—¿En dónde está Chris, eh?—pregunto tratando de cambiar el tema. Suelta un chillido claramente ofendida y yo me rio maliciosamente.
—¡Deja de cambiar de tema!—me espeta cruzándose de brazos.
—Oye, estoy preguntándote por mi amigo. No lo he visto en varios días... ¿desapareció del mapa o sigue haciendo los dramas que suele hacer a diario?—Elizabeth me mira con una ceja enarcada que me hace recordar a mi abuela cuando yo tenía cinco años y le rompí un jarrón traído desde Italia.
—No ha desaparecido y sigue haciendo sus dramas como es muy su costumbre—responde y yo le ofrezco una sonrisa pero eso no es suficiente para que me deje de mirar como si yo fuese una delincuente juvenil.
—Ah, lo voy a llamar para reunirnos esta semana, me siento tan mala amiga ahora que me doy cuenta que te acabo de preguntar si sigue respirando o ya dejo de hacerlo...no sé donde he tenido la cabeza últimamente pero de verdad, lo llamaré para que nos reunamos—decido encogiéndome de hombros volviendo a mirar fugazmente a Logan que me sigue sonriendo tan bellamente desde la pantalla de mi ordenador.
—¡Leidy!—chilla finalmente y yo me rio.—Eres una mala amiga, claro que lo eres...me sorprende que recién te estés dando cuenta de eso, has estado evadiendo el tema principal de debate cuándo sabes y es más que obvio que me estoy muriendo por saber todos y cada uno de los detalles de la impresionante cita que tuviste con Joel, la razón por la cual tienes esa sonrisa de tonta que no te la quitaría ni Mike Tyson dándote una bofetada y porque demonios pretendes comer tú sola un litro de helado—enumera en medio de un largo suspiro dramático que sería totalmente digno de una telenovela.
