C28: Un final no tan feliz.

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—¿A dónde crees que vas?—cuestiono tomando su mano impidiendo que siga avanzando. Los ojos de Leidy se posan encima de los míos y niega rotundamente.

—¿Es que no te das cuenta de esto, Joel? ¡Él me lo dijo! ¡Él me lo advirtió!—anuncia sin dejar de observarme.

—¿De qué estás hablando?—pregunto totalmente lleno de confusión.

—De Matías. Él me dijo que tenía una semana para elegir con quién de los dos me quedaba. Y ni siquiera se ha cumplido el paso y mira lo que pasó...

—¿De verdad vas a hacerle caso a ese imbécil?—musito de mala gana—¿Qué no te das cuenta que todo lo que está haciendo lo hace para fastidiarnos?—añado tomando su rostro entre mis manos para obligarla a mirarme.

—El hecho de que haya atacado a mi padre no me parece que lo haga solo para fastidiarme—responde apartando la mirada de la mía.

La suelto lentamente y niego un poco.—¿Qué quieres decir con eso, Leidy?—murmuro simplemente.

—Que sí la única manera en la que voy a lograr que todos ustedes estén tan lejos de Matías como sea posible...sobre todo tu...la única manera es alejándote de mí, entonces eso es lo que voy a hacer...

—¿Qué?—suelto de inmediato.—Leidy...por favor...

—Joel, te amo. Te amo como no tienes una idea pero sé también que Matías puede ser un tipo sumamente peligroso...tú viste lo que le hizo a Erick, ya viste lo que le hizo a mi padre, no quiero que nada malo te pase...no me lo perdonaría jamás...por eso estoy completamente segura que es mejor que de ahora en adelante cada uno vaya por su lado—explica y yo niego de inmediato.

—¿Estás terminando conmigo?—cuestiono sin querer hacerme a la idea porque realmente muy en el fondo de mi sé que eso es lo que está haciendo pero me rehusó a aceptarlo.

No quiero hacerlo. Me rehúso a hacerlo.

—Sí, Joel. Eso es lo que estoy haciendo...—murmura en medio de un pequeño sollozo.

—¡Pero Leidy, por Dios!—exploto y sus ojos marrones me observan tan fijamente como si estuviese tratando de contener las lágrimas. Auques è que eso es lo que está haciendo.

Se está rehusando a llorar delante de mí.

—Joel, por favor no me hagas estoy más difícil de lo que ya es—implora apartado la mirada para no tener que mirarme a los ojos.

—Y al final de todo dejamos que Matías nos separa...—inquiero antes de comenzar a alejarme de ella sintiendo como mi corazón se destroza con cada uno de los pasos que doy.

—Joel...

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—¿Cómo está papá?—cuestiono en voz baja asomando mi cabeza por la puerta de la habitación de mi padre.

NO ME OLVIDES|JOEL PIMENTEL|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora