El olor a su perfume, un beso en la mejilla, una fotografía y una pequeña promesa que pienso mantener hasta el último de mis días. Eso es todo lo que tengo de ella.
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—¿Te pasa algo? Luces...extraña—comento sin soltar la mano de Leidy. La observo un breve momento pero ella no me mira, su mirada está clavada en el montón de niños que juegan en la distancia con un balón de futbol y un perro.
—No. Estoy bien—susurra. Me freno de golpe y ella por ende también lo hace. Coloco mi mano en su barbilla y la obligo a mirarme. Una pequeña sonrisa se asoma en sus labios y la miro directamente a los ojos.
—Lo digo en serio, mi amor...me gustaría saber si te pasa algo. Eres mi novia y quiero apoyarte en todo, no importa si es grande o pequeño ¿me entiendes?—cuestiono en un murmuro.—A mi puedes decirme lo que tú quieras, yo no voy a juzgarte ni nada por el estilo...así que anda, dime de una vez que es lo que pasa porque podrás decir que no pero ambos sabemos que algo extraño está pasando—anuncio en un hilo de voz y ella suelta un pequeño suspiro.
—¿De verdad puedo decirte lo que sea, Joelo?—cuestiona mirándome fijamente.
—Pues claro. Para eso somos una pareja...digo, no es como que yo sea la experiencia en relaciones amorosas andante pero quiero saber absolutamente todo sobre ti. Eres mi novia...—otra pequeña sonrisa se instala en sus labios y sin poder evitarlo la beso.
Un beso pequeño, cálido y lindo.
—Mi ex novio volvió a Miami—anuncia y automáticamente mi cerebro se queda en blanco—ayer fue a mi casa—Leidy suelta un pequeño suspiro y aparta la mirada—De verdad, Joel...no sé que es lo que pretende...es...ni siquiera sé como explicarlo—susurra.
—Oye, yo no estoy reprochándote nada, amor...—hago una pausa—es cierto que la noticia que tomo un poco por sorpresa pero eso no quiere decir que este reprochándote algo...yo confío ciegamente en ti y eso es todo lo que importa, no importa si aparecen trecientos ex novios más—bromeo y sus mejillas se tiñen de rojo.
—No exageres, tampoco he tenido tantos novios—me dice y ambos reímos.—Pero si te lo dije es porque realmente no quería tener ningún tipo de problema contigo, Joelo—niego un poco y vuelvo a besarla brevemente.
—Como ya te dije yo confió ciegamente en ti y el hecho de que él haya aparecido ahora no hará que deje de hacerlo ¿me entiendes? El amor que siento por ti puede con esto y con mucho más—susurro acariciando sus mejillas con mis pulgares.
—Te quiero—murmura sin apartar sus ojos de los míos.
Automáticamente mi corazón comienza a dar tumbos dentro de mi pecho y una sonrisa se instala en mis labios. La vuelvo a besar y ella pasa sus brazos por detrás de mi cuello—Te quiero mucho más...muchísimo más...—hago una pausa—pero ahora, señorita Ulloa...usted y yo tenemos un día muy divertido...
—¿De verdad?—cuestiona mirándome con media sonrisa. Asiento de inmediato y ella besa mi mejilla un momento después.
—Sólo por favor dime que no le temes a las alturas—pido en voz baja. Ella ríe y niega.
