C22: La casa del árbol.

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—¿Por qué todo el mundo en esta casa despierta temprano y no deja dormir al resto?—me quejo a la mañana siguiente bajando las escaleras con mi racha de mal humor a flor de piel.

—Porque los que habitamos esta casa no somos unos flojos como el resto—se mofa Christopher pasando frente a mí apenas llego al piso inferior.

—¡Tú no habitas esta casa!—replico y luego me quedo quieta comprendiendo mis propias palabras—¿Qué carajos haces aquí tan temprano?—cuestiono siguiéndolo.

—Bu nos invitó a desayunar—anuncia ofreciéndome una sonrisa triunfal. Suprimo mis ganas de pegarle y niego un poco.

—Pues que considerado de su parte—Christopher me observa un momento y ríe.

—¿Por qué estás de mal humor? ¿Estás en tus días?—cuestiona y mis mejillas se sonrojan de inmediato.

—¡No, idiota!—protestó y él ríe.

—¿Entonces por qué estás de mal humor, Leidy?—pregunta mirándome.

—¡No estoy de mal humor!—replico de inmediato.

—Pues avísale a tu cara—se burla.—Pero vamos, para que vea que yo soy un muy buena migo te dejaré elegir el sabor de tu pancake—anuncia ofreciéndome una enorme sonrisa.

—¿Sabor de mi pancake? ¿De qué estás hablando ahora, Christopher?—cuestiono entornando mis ojos. Él ríe totalmente divertido y niega un poco.

—Esta mañana cuando conducía a la casa de Eli para recogerla recordé que los panckes de pleasure donuts son tus favoritos así que como el buen y mejor amigo que soy; te compré un par—me explica y automáticamente una sonrisa se extiende en mis labios.

—Muchas gracias, Chris—susurro y él ríe.

—Por cierto, creo que debería de ponerte tus mejores trapos—musita lanzando una pequeña sonrisa.

—¿Qué? ¿Por qué?—cuestiono más que confundida. Juega con sus manos nerviosamente y un segundo después mi cerebro se queda totalmente en blanco.

Mi corazón se acelera de inmediato y mi piel se eriza por completo en un segundo. Joel Pimentel –mi novio- está de pie en el umbral del comedor observándome y lanzándome una sonrisa que haría que el polo Norte se volviera sur y que yo me derrita. Para hacerlo todavía más interesante viste unos pantalones negros que se ajustan a la perfección a sus piernas, una polera blanca y una campera negra que lo hacen lucir como un mismísimo modelo de Vogue.

Me avergüenzo de mi misma por llevar unos pantalones deportivos demasiado holgados y una camiseta que tuvo tiempos mejores. Parezco una vagabunda y me odio por ello.

Pero vamos ¿Quién demonios espera que su novio se presente a las ocho de la mañana en un día donde todo el mundo duerme hasta tarde? Encima pareciendo recién salido de una pasarela de modas.—Joel—murmuro y su sonrisa crece.

—Por eso...

—Por eso

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NO ME OLVIDES|JOEL PIMENTEL|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora