El olor a su perfume, un beso en la mejilla, una fotografía y una pequeña promesa que pienso mantener hasta el último de mis días. Eso es todo lo que tengo de ella.
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—Pensé que dormirías con Joel—anuncia Eli apenas abre los ojos y su mirada se topa conmigo.
—¿Qué?—inquiero ofendida.—¿Cómo crees? Obvio que no—replico poniéndome de pie.
—Bueno, la noche de ayer luego de que Christopher casi incendiara la cabaña con todos adentro con la servilleta que se le cayó a la chimenea y todos nos fuimos a dormir... ustedes seguían charlando afuera.—comenta y me rio.
—¿Christopher casi incendia la cabaña? No sé porque no me sorprende.—me encojo de hombros.—Estuvimos charlando banalidades, literalmente le conté de todas las veces que hemos estado aquí en las vacaciones—me pongo de pie y avanzo hasta mi maleta para tomar un cambio de ropa decente.
—Charlando, eh...¿del uno al uno al uno, cuanto te gusta Joel?—pregunta risueña. Me detengo a medio camino y la observo con el ceño fruncido.
—¿Estamos en uno de esos juegos mentales donde intentarás hacer explotar mi cerebro mientras pienso en una posible respuesta, verdad?—inquiero mirándole fijamente.
Suelta una carcajada y niega rotundamente.—No es eso, sólo quiero saber en qué nivel de locura estás por ese chico, yo lo clasificaría en tres, el nivel uno; ese donde lo invitas a la cabaña para conocerse mejor, el nivel dos; donde no puedes apartar tus ojos de él y de su perfecto rostro y el nivel tres y más grave; donde te pierdes en el bosque para besuquearte con él contra el tronco de un árbol—niego de inmediato en medio de una carcajada y continúo con mi camino.
—Definitivamente en uno más bajo del que tú estás por Chris...aun con todo ese bullying que le haces al pobre—me burlo.
—Oye, sin bullying no hay amor. Es cuestión de tiempo para que lo entiendas, querida mejor amiga—se mofa—Y eso no responde a mi pregunta, Leidy. Deja de evadir el tema y dímelo de una buena vez que de estas cuatro paredes no va a salir...—dice colocando su mano encima de su corazón en un solemne gesto de promesa.
—Me gusta, muchísimo. Pero de eso a volverme loca por él...es una cosa totalmente diferente, no inventes—respondo abriendo la valija cuidadosamente.
—Eso era todo lo que quería saber—llevo mis ojos hasta ella de nueva cuenta tratando de entender que es lo que está pensando y sí tengo que tener cuidado con los resultados que puedan tener sus locos planes.
—¿Qué es lo que tú estás tramando, Elizabeth?—pregunto poniendo mis manos en mi cintura en un claro ejemplo de indignación.
—Nada, Leidy. No estoy planeando nada...
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