—Joel—me llama Christopher llegando hasta mí. Lo observo un momento antes de llevar mi mirada de nueva cuenta hasta la pista de abordaje.
Puedo ver a todas las personas que están a punto de abordar un avión y mi corazón se acelera de inmediato cuando vuelvo a caer en cuenta que Leidy se ha ido. La mano de Elizabeth se posa encima de mi hombro derecho tratando de darme ánimo pero es completamente imposible porque siento que algo se rompió dentro de mí.
—La perdí, Eli—murmuro lanzándole una mirada fugaz.
—No la perdiste, Joelo—susurra—Mejor piensa que cuando Leidy vuelva en dos años va a estar completamente feliz de verte...regresará siendo una persona completamente realizada y entonces todo va a estar bien...
—Es que no entiendes, Eli...—inquiero en voz baja—Van a ser dos años en los que no vamos a tener contacto alguno...—ella niega un poco.
—Sabes que eso no es cierto, Joel...—hace una pausa y me ofrece una pequeña sonrisa que yo no correspondo—Puedes tratar de hablar con ella a través de una llamada telefónica, mensajes de texto, videollamadas e incluso redes sociales...siempre hay una solución para todo, créeme...
—Leidy cree que la detesto y no es así—informo en un hilo de voz.
—No. Ella sabe que la amas, Joel...sabe que estás confundido con todo lo que pasó entre ustedes y está bien, es normal que te sientas de esa manera...—me explica cuando se da cuenta que he comenzado a llorar.
No respondo, simplemente me limito a dejar que todo el mundo me vea regodeándome en mi propia decadencia sin importarme absolutamente nada más.
—Vamos a casa, Joey...—susurra Richard acercándose a paso lento a mí.
Asiento lentamente.—Eli...—la llamo en voz baja y ella me mira un largo momento.
—¿Qué pasa, Joelo?—cuestiona cuando Christopher la abraza con fuerza y depositar un pequeño beso sobre su frente.
—¿Le podrías decir a Leidy cuando hables con ella que la amo con todas mis fuerzas?—murmuro y ella asiente de inmediato lanzándome una sonrisa genuina.
—Eso dalo por hecho, Joey...
Entro en casa a paso lento tratando de no llamar la atención de mi familia que permanecen reunidos en la sala contemplando la pantalla del televisor donde una chica rubia de vestido azul cielo y enormes zapatos de metal de eleva tal cual una pluma en viento. Les lanzo una mirada fugaz y les ofrezco un atisbo de sonrisa sin detenerme en absoluto.
Subo las escaleras agradeciéndole a Dios mentalmente porque tal parece que ninguno me noto y abro la puerta de mi habitación apenas llego hasta ella. Tiro del pomo de la puerta y entonces una voz me detiene.
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NO ME OLVIDES|JOEL PIMENTEL|Completa.
FanfictionEl olor a su perfume, un beso en la mejilla, una fotografía y una pequeña promesa que pienso mantener hasta el último de mis días. Eso es todo lo que tengo de ella.