Ary's POV:
Por supuesto, no pude dormir después de que se fue. Me dejó pensando en él, en todo lo que sucedió y en lo mucho que aún lo amaba y necesitaba.
¿Qué le habían hecho? ¿Quién lo había lastimado tanto? ¿Era verdad que si no lo acompañaba moriría? El simple pensamiento me estaba destrozando por dentro. Desde el principio supe que algo estaba mal, que Dave no me dejaría solo porque sí. Sin embargo, una parte de mí creía que en verdad nunca me había amado, y a decir verdad aún no lo negaba.
Di un millón de vueltas en el colchón antes de decidirme. Quería y necesitaba la verdad. Y si la única manera de conseguirla era yendo con Dave a Las Vegas, eso haría, y negaría hasta el cansancio que también iría porque anhelaba estar con él y lo extrañaba más que nada.
Llegué a las siete al aeropuerto. Estaba lejos así que utilicé mis últimos ahorros para tomar un taxi. Al principio creí que era una tontería haber ido ahí, ni siquiera sabía hacia donde dirigirme, daba gracias que el aeropuerto fuera tan pequeño, así no sería tan fácil perderme. Busqué vuelos a Las Vegas en las pantallas y me dirigí a la sala del único que se mostraba.
Y ahí estaba, peinado y rasurado como siempre lo había visto, como si la noche anterior no se hubiera mostrado vulnerable frente a mí. Me acerqué a su asiento, tardó en levantar la vista y mirarme fijamente a los ojos con expresión de triste alivio y asombro.
-Llegaste.-dijo. Sus ojos aún parecían ser grises y se encontraban enmarcados por círculos morados, pero esta vez había un poco de esperanza en ellos.
-No lo hice por ti. Necesito una explicación.-contesté, manteniéndome firme.
-Estaba a punto de entrar a la sala de abordaje. Llegaste justo a tiempo. -se levantó y lo seguí.
Pasamos por los filtros de seguridad y llegamos a la sala justo a tiempo para abordar. Yo nunca había viajado en avión y no me había dado cuenta de lo nerviosa que me encontraba al respecto hasta que me encontré a punto de despegar. Dave me dejó el lado de la ventana porque según él era más bonito volar en ese asiento.
Cuando el avión comenzó a avanzar sentí como se me atenazaba el estómago, quería esconder mis nervios, tenía que mantenerme fuerte e infranqueable frente a Dave. Y fue ahí cuando me pregunté qué estaba haciendo.
Estaba en un avión rumbo a Las Vegas con el chico que me había roto el corazón y al cual la policía buscaba creyendo que estaba desaparecido. Había dejado atrás a la única persona que me había dado cobijo cuando nadie más lo hizo. Me estaba escapando en compañía de alguien con quien juré jamás volver a hablar, solo porque me había prometido explicarme sus razones para destruir mi corazón. Y el avión estaba a punto de despegar.
Sentí un leve jalón hacia atrás y cerré los ojos con fuerza intentando disimular la tensión de mis músculos. Tenía la sensación de que el estómago se me estuviera subiendo por la garganta, y cuando el avión se despegó del pavimento no pude evitar sobresaltarme con un leve gemido.
-Tranquila.-escuché su voz a mi lado y sentí como su mano cubría la mía, que estaba apretando el asiento con fuerza.
Un leve calorcito se apoderó de mi sangre y recorrió mi cuerpo al sentir su tacto. Abrí los ojos con cautela y escuché su voz nuevamente a mi lado.
-Mira lo hermoso que es.-señaló la ventana con la barbilla. Giré la cabeza y observé.
Apenas estaba terminando de amanecer, un millón de pequeñas casitas se apretujaban unas contra las otras, todas bañadas por el resplandor naranja del sol que acababa de salir. Cada vez se hacía todo más pequeño, levanté la mirada y me encontré con el cielo literalmente frente a mis ojos. Azul claro, leve, tranquilo y hermoso. Una que otra nube pasaba por enfrente de mí, y la sensación de asombro crecía con cada segundo que transcurría.
-¿Te gusta?-casi había olvidado la presencia de Dave. También había olvidado que su mano estaba sobre la mía. Y aunque me hubiera encantado seguir así, hablar de lo hermoso que era todo en ese momento, no pude. Tuve que recordarme a mí misma lo que realmente estaba haciendo ahí.
Retiré mi mano suavemente y noté la decepción cruzar por su rostro.
-Me gusta.-respondí.
Él no sonrió, no lo había visto sonreír desde hacía seis semanas, y deseé con todas mis fuerzas que en ese momento lo hiciera. Se había comportado bastante estoico desde que nos encontramos. Deseé que nada malo hubiera ocurrido y poder abrazarlo, tomar su mano y besarlo. Pero, por fortuna, mi fuerza de voluntad fue más fuerte que ello.
Me hubiera gustado que el vuelo durara más, Dave y yo apenas habíamos cruzado palabra durante éste, sin embargo me habría gustado seguir viendo el cielo tan de cerca. Tomamos un taxi desde el aeropuerto hasta el hotel y cuándo llegamos, aún me sentía impresionada del movimiento que había en Las Vegas, toda la gente tenía algo que hacer, incluso con el fuerte calor que se sentía.
El cuarto del hotel era muy grande. Con solo cruzar el umbral de la puerta podías admirar toda la ciudad a través del gigantesco ventanal que sustituía la pared principal, del lado derecho al terminar un pequeño pasillo de entrada había una estancia con una mesa y dos sillas, detrás un sillón, y en el lado izquierdo, una cama tamaño King Size forrada con sábanas blancas.
Olía a lavanda y una fresca brisa soplaba a través de un aparato apoltronado a la altura del techo.
-Gracias.-dijo Dave al chico que nos había acompañado a la habitación.
Ninguno de los dos llevaba equipaje, así que no tenía nada que cargar, Dave tan solo cargaba con una mochila en la espalda. En cuánto el chico se fue, Dave cerró la puerta a sus espaldas y me miró.
-Hay algo que tengo que hacer, pero volveré pronto y te explicaré todo. Puedes pedir cualquier cosa.-Tomó un letrero de la mesa y me lo entregó.-Es el menú por si tienes hambre o sed, llama y ellos lo traerán, aquí está el número de servicio a la habitación.-me mostró.-Por favor no salgas de la habitación y no abras la puerta a menos que pidas algo y te lo traigan, ¿okay?
Me sentía tremendamente inútil por no saber nada de eso, y era aún peor que él me lo tuviera que explicar todo, sin embargo, lo agradecía.
-¿Tardarás?-pregunté, intentando disimular el anhelo en mi voz.
-No mucho, espero.
Ambos nos miramos a los ojos y él se inclinó con la intención de darme un beso en la frente, pero no se lo permití, me alejé y con tristeza en los ojos, Dave se dio la media vuelta y salió de la habitación.
Tuve un tremendo Deja vú, regresando a aquellas primeras noches con él en el motel. Lo único que me quedaba era esperar. Me dirigí al baño y me di el segundo mejor baño que me había dado en toda mi vida. El primero siempre sería en la tina de Dave.
Cuándo él volvió me sentía fresca y limpia. Tardó aproximadamente dos horas, pero se pasaron rápido. Se metió a bañar y pronto estuvo listo para hablar. Ambos nos sentamos en el sillón azul marino y Dave comenzó.
-Gracias, por tu paciencia, por venir.
-Sí, ahora dime, ¿qué hago aquí?
-¿Recuerdas la noche que te secuestraron?
¡Cómo no recordarla! Asentí con la cabeza.
-Fue ahí cuándo...
Un ruido hueco interrumpió a Dave. Alguien tocando la puerta. Él suspiró.
-¿Ordenaste algo?-me preguntó.
-No.-contesté extrañada.
Él parecía estar confundido, se levantó y abrió la puerta, solo alcancé a ver como los músculos de su espalda se tensaban pero no se movió. Me levanté y me asomé.
-¿Chris?-preguntó él con un extraño tono en la voz.
Al otro lado de la puerta estaba el padre de Dave.
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•Desire• (TERMINADA)
Romance"Nunca creí enamorarme de él y él nunca creyó enamorarse de mí" Tres reglas, la tercera de ellas, la más importante: Regla #3: Nunca, bajo ninguna circunstancia, te acerques a él. Pero, ¿que no las reglas están para romperse?