Capítulo 18

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Ary's POV:

Dave me acababa de salvar la vida y yo le había agradecido reclamándole. Me sentía fatal. ¿Que tal si enserio no lo hubiera hecho por quedar a mano? Dave merecía mínimo que le diera las gracias. El doctor entró a revisarme varias veces y me dijo que pronto podría salir de aquel lugar. Sin embargo estaría ahí un par de días más en observación.
Al día siguiente, Dave entró a mi habitación. Llevaba diferente ropa al día anterior, e iba bien peinado, olía a jabón.
Yo no dije nada, él se sentó frente a mí y me miró seriamente.

—¿Cómo te sientes?—preguntó.

—Mejor, gracias.

—Bien—su voz carecía de emociones.

—Dave...—comencé—Lo siento. No debí haberte dicho eso, no debí ni siquiera de haberlo pensado, tú sólo deseabas ayudarme y yo...—no supe que más decir, su mirada era profunda y cauta, y se posaba en la mía con dureza—Lo siento—terminé con un suspiro de resignación.

Él siguió sin decir nada, sólo suspiró.

—¿Seguirás enojado por el resto de la vida?—comenté, intentando hacerlo reír, sin tener éxito.

—La policía lo soltó—comentó él, cambiando radicalmente de tema.
Por un momento no tenía ni idea de a qué se refería, sin embargo, mi padre y las palabras de Dave del día anterior aparecieron rápidamente en mi mente.

—¿Por... por qué?

—No tengo pruebas suficientes para demostrar que te golpeó—bajó la mirada—Encontraron un poco de droga en su casa. Pero tampoco pudieron probar que era de él.

—Pero, si estaba en su casa. ¡Es completamente obvio que era de él!—contesté alterada.

—No había consumido nada aquella noche, aunque yo podría jurar que sí. Y la droga podría haber sido de la chica con la que estaba.

—Pero, es de él, yo lo sé—comencé a enojarme y ponerme nerviosa, sentí una punzada de dolor en la cabeza y emití un gruñido.

En ese momento, la mano de Dave se posó sobre la mía, estaba cálida, mientras que la mía estaba helada.

—Ary, te prometo que ese hombre terminará en la cárcel, no importa lo que tenga que hacer, no permitiré que te vuelva a lastimar—me miraba decidido, pero también triste.

Sus palabras me calaron hasta lo más hondo, sentí un revoloteo en el estómago, Dave quería protegerme. Nunca había sentido algo similar en mi vida. Una sensación de creer que todo estaría bien, que nada malo volvería a pasar y no tendría que tener miedo otra vez, siempre y cuando él estuviera a mi lado.
Al ver que no contestaba, habló otra vez.

—Y por supuesto no puedo permitir que regreses a vivir ahí—eso sí me tomó por sorpresa.

—¿Cómo?—pregunté confundida.

—Mientras él esté suelto, no dejaré que salgas de mi vista—afirmó.

—¿Y donde pretendes que viva?

Dave pareció dudar antes de contestarme, parecía querer convencerse a sí mismo de lo que estaba a punto de decir.

—Vendrás a vivir a mí casa.

Me quedé helada y sin palabras por unos momentos. ¿Me estaba invitado a vivir con él?

—Yo... no sé si eso sea buena idea—dije, asustada por cómo podría reaccionar ante mi respuesta.

—No me importa si es buena idea o no. Estarás a salvo y eso es lo que importa. Vivirás en una de las habitaciones de huéspedes, hasta que tu padre esté en la cárcel o hasta que consigas un lugar seguro para vivir.

—¿Pretendes tenerme como prisionera?—pregunté.

—Por supuesto que no—hizo una mueca, algo dolido, demostrándome que aquella idea le parecía ridícula—Podrás salir siempre que quieras, simplemente será una nueva casa, justo como la que tenías, sólo que mejor—me guiñó y yo me estremecí.

—¿Y tu padre? Él no me aceptará sin más.

Él se quedó pensativo, dejando claro que no había pensado en Chris. Nos quedamos en silencio unos minutos y después él habló.

—Puedo pedirle que te vuelva a contratar. Así a parte de tener un hogar, dispondrás de algo de dinero—por su expresión triunfal, supe que aquella idea se le acababa de ocurrir.

—¿No sería extraño que trabajará ahí y durmiera en un cuarto de huéspedes?

Aquello lo tomó por sorpresa nuevamente, y se quedó pensando.

—Parte de la servidumbre, los más indispensables, viven en casa. Podrías ser igual.

—¿Y donde viven ellos?

—En la planta baja, hay varios cuartos individuales y algunos compartidos. Puedes quedarte ahí si quieres—dejó de hablar por un momento—Aunque el cuarto de huéspedes es mucho más cómodo—hizo una mueca.

—Cualquier habitación que me puedas ofrecer será mejor que la que tenía en aquel horrible lugar—sonreí para calmarlo—Aparte, si voy a trabajar ahí, lo más justo para todos será que me traten como a los demás.

—Tal vez tengas razón—contestó, no del todo convencido, me miró por unos momentos más y se levantó de su asiento—Tengo que irme, quedé de verme con alguien, pero volveré en un rato. Mañana por la tarde saldremos de aquí.

—De acuerdo—contesté después de preguntarme con quien podría haberse quedado de ver. En ese momento una extraña idea llegó a mi mente—Dave—hablé antes de que cruzará el umbral de la puerta.

—¿Qué pasó?—volteó con una extraña preocupación en los ojos.

—¿Podrías hacerme un favor?—pregunté mientras tomaba la libreta y la pluma que se encontraba en la mesita a lado de la camilla y comenzaba a escribir un mensaje.

—Claro—contestó extrañado.

Cuándo terminé la nota, arranqué la hoja y se la extendí, él la tomó dudoso.

—¿Puedes dejar esto en un lugar por mí?—pregunté y noté como su expresión se volvía indescifrable—Yo también tengo que ver a alguien. 

¡Hola de nuevo! Noté qué hay nuevos lectores, muchas gracias por seguir la historia. Por favor voten y sería muy útil para mí que comentaran.
Gracias otra vez. 

•Desire• (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora