Capítulo 21

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Dave nos miraba fijamente desde la puerta. Algo en mí dolió por unos momentos y me separé de Kit al instante. Él pareció decepcionado, pero al voltear y ver a Dave, su expresión cambió por ira, no dijo nada.

—Ary—comenzó Dave, con una voz mucho más profunda de lo normal—Sólo venía preguntar si querías que pasara a tu casa por algo antes de irnos.

Podía palpar la tensión en el ambiente. Dave y Kit no se veían pero podía notar como ambos podrían abalanzarse el uno sobre el otro si no existiera una fina línea de restricción entre ellos que los obligaba a comportarse.
Kit me volteó a ver bruscamente con una mirada interrogante.

—¿Irnos?—preguntó.

—Me gustaría ir yo a recoger algunas cosas, gracias Dave—le contesté, ignorando la pregunta de Kit.

—Ary, ¿qué quiere decir con eso?—me miró, desesperado.

—Dave, ¿nos darías un momento?

—Mañana te llevaré a recoger tus cosas—asintió y se dio la media vuelta. 

Me sentía completamente impresionada por su reacción y su autocontrol. Sabía que odiaba a Kit, y aun así ni siquiera le había lanzado una de esas miradas intimidantes suyas. 

—No, él debe quedarse—contestó Kit.

—No haré lo que tú quieras—contestó Dave, mirando directamente a Kit por primera vez desde que llegó.

—No te lo estoy pidiendo. Cualquiera cosa que ella me diga sobre ti, tienes que quedarte a explicarlo.

—No te debo ninguna explicación, y más te vale que dejes de provocarme.

Ambos ahora se encontraban a una distancia peligrosa el uno del otro.

—¿O que?—preguntó Kit.

—O te dejo el otro ojo morado.

—Me voy a ir a vivir con él—interrumpí cuando noté que su conversación comenzaba a convertirse en pleito.

—¿Que?—Kit me miró atónito.

—No puedo seguir viviendo en mi casa, necesito otro lugar.

—¿Y no puede ser otro? Puedes vivir conmigo si quieres. ¿Por qué con él?—dijo, casi gritando.

—Porque yo, a diferencia de ti, si puedo cuidarla—intervino Dave.

—¡Cierra la maldita boca!—Kit empujó a Dave, lanzándolo contra el escritorio.

Justo cuando Dave iba a regresar la agresión, entró una enfermera y ambos se separaron instantáneamente.

—Disculpe señorita, sólo venía a informarle que ya puede irse hoy—me dijo, la enfermera paseaba la mirada, deteniéndola en Kit y luego en Dave. Notaba que algo ocurría, pero sin duda no quería involucrarse.

—Gracias—contesté, ella asintió y salió con paso apresurado.

—Esto no se queda así—Dave señaló a Kit con un dedo acusador y salió tras la enfermera.

Kit volteó a verme.

—¿No vas a explicarte?—me miró, enojado y dolido.

—Me ofreció trabajar con él otra vez. De ese modo podré vivir ahí—bajé la mirada.

—¿Trabajar con él? ¿Por qué aceptaste?

—Porque necesito el dinero, y necesito donde vivir. Eso me ofrece ambas cosas. Estoy pensando en mí por una vez, ¿por qué no puedes estar feliz por mí, en vez de juzgar todas mis decisiones?

—No es mi culpa que tomes malas decisiones—no dije nada y él suspiró—Esta bien. Lo siento Ary. De verdad lo siento. Nos vemos luego.

Kit desapareció por la puerta y me quedé completamente sola.

Más tarde, ya estaba en el coche con Dave. Él casi no había hablado desde que fue por mí a mi habitación y me ayudó a salir.
Notaba que había tensión en el ambiente, así que decidí romperla.

—Gracias por todo—le dije a Dave.

Noté, por su expresión, que no esperaba que le agradeciera por nada.

—De nada—contestó serio.

—¿Estás bien?—pregunté.

—Si.

—No lo estás.

—Si ya sabes, ¿para qué preguntas?

—Entonces no estás bien—afirmé, cruzándome de brazos.

—¿Por qué no debería estarlo?—Dave seguía serio, no había sonreído en todo el camino, ni siquiera me había volteado a ver. Y a ahora su voz sonaba seca.

Por fin se estacionó frente a su casa, parecía una eternidad desde la última vez que yo había estado ahí. Me bajé del coche, especulando qué podría haber sido lo que había hecho a Dave enojar.
Antes de llegar ahí fuimos a mi casa a recoger algunas cosas. Por suerte mi padre no estaba y pudimos entrar y salir sin ningún percance.
Dave me prestó una pequeña mochila para guardar las pocas pertenencias que tenía en casa, en ese momento la bajó del coche y me la dio. Esperaba que él la cargara hasta mi habitación, pero, por supuesto, no lo hizo.

—Dave ¿por qué estás tan enojado?—pregunté, cerrándole el paso en cuanto intentó subir los escalones hacia la puerta.

—Por favor—suspiró fastidiado—deja ya de preguntar eso.

Entonces la noche de la cárcel llegó a mi mente. Kit, Dave, el beso, el jarrón roto.

—¿Te enojaste porque besé a Kit?—indagué, preocupada por la reacción de Dave.

—¿Qué?—preguntó atónito, luego se quedó pensando un momento—¿Estás loca?—emitió una burlona carcajada—¿Por qué me enojaría por eso?

—Yo...no sé, la primera vez que nos viste también te enojaste—contesté, apenada.

—¡Ja! Ahora sí que perdiste la cabeza.

—Pensé que era por eso.

—No—rió fuertemente otra vez, hiriendo mis sentimientos—No me importa lo que tú y ese cabeza de zanahoria hagan.

Me quedé callada sin más respuestas, así que él volvió a hablar.

—¿Por qué creíste que me importaría?

—No sé, después de... de lo qué pasó entre tú y yo, creí que...

—Te dije que lo olvidaras, nada pasó entré tú y yo. Puedes irte a meterle la lengua a quien tú quieras, a mi me tiene sin cuidado.

Aquello sonó terriblemente grosero y la voz de Dave era filosa. Sus palabras me dolieron mucho, y finalmente lo dejé seguir con su camino, apartándome del frente.

Él subió los primeros dos escalones y antes de entrar volteó a verme secamente.

—Conoces a Sam. Búscala y ella te dirá cual es tu habitación—acto seguido entró a la casa.

Yo me quedé sola en el exterior, sintiendo como las lágrimas picaban mis ojos, desesperadas por salir.

¡Muchas gracias por seguir leyendo!

•Desire• (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora