Dave's POV:
Hacía mucho que no veía a mi padre, no solo porque en seis semanas no había puesto un pie en mi casa, sino porque jamás cruzábamos siquiera la mirada aún cuando estábamos juntos. En ese momento estaba arriesgando mi vida y la de Ary, no podía arriesgar la de él también.
—¿Qué haces aquí?—pregunté intentando no sonar extrañado.
—Dave, te he estado buscando por todas partes.—Chris se veía nervioso, había una extraña expresión en su rostro.—¿Puedo pasar?
Sin decir nada me hice a un lado y él entró en la habitación. No tenía ni idea de cómo me había encontrado. Estábamos en un hotel en el cual según yo iba a ser casi imposible encontrarme, lo había hecho así por Ary, porque si se enteraban que estaba con ella la matarían y también a Chris. Pero si él me pudo encontrar tan fácilmente ellos también podrían. Teníamos que salir de ahí lo antes posible.
—¿A qué te refieres con que me has buscado por todas partes?—pregunté.—No es la primera vez que desaparezco, nunca me has buscado cuando es así.
—Fue mucho tiempo esta vez, creí que algo estaba mal.
No dije nada, caminé hacia el ventanal, la tarde comenzaba a dar paso al crepúsculo, me sentía agotado y preocupado: preocupado por Ary y por mi padre, ambos se encontraban en peligro por el simple hecho de estar ahí conmigo. Me giré y miré a Chris a los ojos.
—No necesitaba que me buscaras.—afirmé.
—Lo sé.—fue todo lo que dijo, ambos nos quedamos en silencio un buen rato.
Chris estaba ansioso, se movía de un lado a otro y temblaba de una manera muy poco común en él. Me fijé en como veía su reloj cada pocos segundos.
—Bien, me encontraste, pero me temo que tienes que irte.—mientras más pronto se fuera de ahí, más pronto podríamos irnos Ary y yo también. Los nervios estaban creciendo en mi interior.
—Dave...—Él se acercó a mí, vio la hora una vez más y soltó un fuerte suspiro.
Me tomó por los hombros y me miró a los ojos con una expresión nostálgica. Vi a mi padre como hace muchos años no lo veía, vulnerable y de cerca. Observé todos los detalles de su rostro, tenía más arrugas de las que recordaba, en la frente y alrededor de los ojos, que aún eran azules como el zafiro, siempre más oscuros que los míos. Su cabello que comenzaba a llenarse de canas peinado hacia atrás y limpio como siempre, la nariz con punta redondeada. Me quedé anonadado por un momento pensando que tal vez podría estar viéndome a un espejo. Todos aquellos años y jamás me había dado cuenta de lo mucho que me parecía a mi padre.
—Hijo...—comenzó y de pronto parecía ser cincuenta años más viejo.—Es demasiado tarde, lo siento muchísimo.
—¿Tarde?—no supe a qué se refería, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
—Dile a la chica que se acerque lo más posible a la puerta de entrada pero no demasiado.—mi padre señaló a Ary con la mirada. Ella estaba contemplando todo en una esquina detrás de mí.
—Pero...—comencé.
—¡Hazlo!—me gritó y volvió a mirar su reloj.
—Ary, acércate a la puerta pero no lo suficiente.—le pedí, y ella obedeció.
—¿Qué está pasando?—pregunté en voz baja mientras Chris volvía a ver su reloj. Algo pintaba muy mal.
—Te amo Dave, perdón por no haberlo dicho antes, perdón por todo.—sentí cómo se me hundía el pecho al escucharlo decir aquello. Sus ojos cada vez estaban más húmedos, antes de que pudiera contestarle, él volvió a hablar—Perdón porque ya es demasiado tarde.
Un estruendo impactó en la habitación, sentí como en una milésima de segundo los dedos de mi padre se clavaban más fuerte en mis hombros, me jalaban y después me empujaba con toda su fuerza para aventarme lo más lejos posible del ventanal que en esa misma milésima de segundo estalló en un millón de pedazos. Lo primero que pensé fue en una bala atravesando el ventanal, rompiéndolo en mil pedazos e impactando en la persona más cercana a él.
Chris cayó inerte al suelo, Ary gritaba detrás de mí. Con la mente nublada y entre la lluvia de cristales gateé hacia él porque no tenía la fuerza para caminar. Llegué a su cuerpo y le tomé el pulso, no sentí nada. Una creciente desesperación creció en mi interior y en lo que me pareció un millón de años me quedé junto a él, intentado todo aquello que sabía sobre primeros auxilios, me dolía la garganta y tenía la vista empañada. Me di cuenta de que estaba gritando y llorando.
—Papá.—dije y no recordé la última vez que lo había llamado así.—Yo también te amo.
Me incliné sobre él y dejé que mi cuerpo se siguiera moviendo con los espasmos del llanto.
—¿Te das cuenta de que tú eras el que debía estar parado ahí, justo donde él estaba, justo dónde la bala impactó?—una voz rasposa, como de un niño que ha crecido mucho pero sigue siendo un niño. Una voz que había escuchado muchas veces, una voz que siempre había odiado.
Alcé la mirada, y aún con las lágrimas en mi campo de visión supe quién era, era imposible no reconocer ese cabello naranja.
En el umbral de la puerta estaba él recargado en el marco y apuntándome con una pistola. No tuve que decir su nombre, escuché la voz ahogada de Ary que se encontraba junto a él hacerlo por mí:
—¡¿Kit?!—chilló ella.
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•Desire• (TERMINADA)
Romance"Nunca creí enamorarme de él y él nunca creyó enamorarse de mí" Tres reglas, la tercera de ellas, la más importante: Regla #3: Nunca, bajo ninguna circunstancia, te acerques a él. Pero, ¿que no las reglas están para romperse?