•Desire• (TERMINADA)

Capítulo 14

Cuando desperté al día siguiente, Dave había desaparecido, otra vez. Estaba empezando a acostumbrarme a pasar el día sola en aquel pequeño cuarto de motel. Sin embargo me preguntaba qué pensarían mi padre y Kit después de mi repentina desaparición. Porque sí que había sido repentina.
Dave llegó algunas horas depués con una bolsa de cartón en la mano.

—Es dificíl encontrar pan por estos lugares—dijo y se sentó a comer una dona que sacó de la bolsa.
Me ofreció una y ambos comimos en silencio, no hablamos mucho durante el día y así trancurrieron dos semanas. Comenzaba a hartarme ya de estar ahí encerrada.

—¿Algún día saldremos de aqui?—estaba asomada en el balcón, veía los coches de la carretera pasar frente a mí mientras el aire soplaba en mi cara.
Dave estaba acostado boca arriba en la cama, hacía calor, así que estaba sin camisa, pero ya me había acostumbrado a verlo así.

—No lo sé—respondió y se levantó para ponerse una playera y salir a mi lado.
Se recargó con los codos en el barandal y me miró.

—¿Por qué te quieres ir?—preguntó.

Ahora hablabamos normal. No me costaba trabajo dirigirle la palabra, como si lo conociera desde hace tiempo, y al parecer él también había perdido su arrogancia para poder hablarme normalmente.

—No dije que quisiera irme—respondí.

—Tampoco dijiste que no.

—¿Tú no te quieres ir?

Negó con la cabeza.

—No tengo razones para querer volver—miraba los coches pasar frente a él, sin embargo parecía que viera algo mas allá de eso.

—¿Tu padre?—pregunté.

—No, él está mejor sin mí ahí.

—¿Como puedes decir eso? Tu padre te ama—repliqué.

—¡Ja!

—Es enserio.

—Es peligroso que regrese allá. Él está más seguro si está solo. Aparte si tanto me ama como tú dices, lo demostraría.

No supe que contestar, así que me quedé callada.

—Estoy aqui sobretodo porque no quiero verlo, y por supuesto, por que ellos siguen buscándome.

Había dos preguntas en mi mente: la primera, era porque Dave no querría ver a su padre, la segunda, a quien se refería por ellos. Sin embargo sabía que él sólo contestaría una de ellas.

—¿Por qué no quieres ver a tu padre?

—Chris no ha hecho nunca nada por mí—se quedó pensativo unos minutos—Al menos no algo que pueda agradecerle.

—Deberías querer verlo, es tu padre después de todo.

—¿Y tú?—preguntó a la defensiva—¿Tú no quieres ver a tu padre? Dijiste que te esperaba en casa.

Sentí un escalofrío al escuchar la mencion de mi padre. Negué con la cabeza y tragué saliva. Dave debió darse cuenta de mi extraña expresión de miedo y desagrado porque suspiró y cambió el tema.

—Escucha, Chris no es la única razón por la que no quiero regresar.—calló y me miró a los ojos, pocas veces hacía eso, y siempre me dejaba sin aliento. El azul de sus ojos me escaneaba y había en ellos, un sentimiento que nunca antes los había carazterizado. Cariño.

—Ah...¿ah no?—contesté aún paralizada bajo su efecto—¿Entonces por qué no?

Dave no separó su mirada de la mía. Poco a poco sentí como se acercaba a mí. Sus ojos se posaron en mis labios. Y cuando sus labios se juntaron con los mios sentí una explosión en mi interior.
Todo en mí comenzó a dar vueltas, a girar como un remolino. La respiración se me cortó, mi mente no procesaba lo que sucedía, mi estómago dolía por las mariposas que revoloteaban en él. Pero sobre todo, mi corazón golpeaba fuertemente desde dentro, golpeando mis costillas a una velocidad imposible.
Mis labios ardían, los de Dave eran suaves y presionaban los mios con deseo.
Dave me pasó las manos por la cintura, y en ese momento sentí como un peso, al que ya me había acostumbrado, desapareció y el zafiro cayó al suelo.
El zafiro de la madre de Dave, el que Kit robó. Dave notó aquello y se separó de mí. Sentí como si me hubieran arrancado el corazón cuando sus labios se separaron tan bruscamente de los míos.
Él se agachó y recogió la hermosa pierda, la observó bien, atónito. Y la reconoció en un instante. Lo siguiente que escuché fue una horrible palabra que se enterró en lo más profundo de mí.

—Ladrona—susurró Dave antes de mirarme furioso.