Capítulo 38

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Dave's POV:

Desperté con un atroz dolor de cabeza. Estaba hincado sobre un duro suelo de cemento. Subí la mirada y mis ojos tardaron en enfocar una reja frente a mí. Traté de moverme, pero sentí el entumecimiento en los brazos. Las cadenas me sujetaban por las muñecas a mi espalda, en una posición muy incómoda, intenté moverme y el metal contra metal resonó con un eco.

—Buenos días bella durmiente—una conocida voz sarcástica habló a mi lado.
Tras otra reja, a mi lado izquierdo, se encontraba Kit. Amarrado con los brazos tras la espalda por una cadena incrustada en la pared, igual que yo.

—¿Dónde estamos?—mi voz salió ronca.

—En un pequeño calabozo supongo.

—¡Déjate de bromas! ¿¡Dónde diablos estamos?!—grité, enfadado por su sarcasmo, y de pronto el enfado se esfumó por completo y la preocupación tomó su lugar al recordar qué hacía ahí—¿Dónde está Ary?

—Ella está bien—su expresión era indecifrable—La salvé.

—¿Y Rike? Si la salvaste, ¿qué haces tú aquí?

—La salvé, la dejé en el coche con tu amigo, que por cierto, te iba a abandonar—hizo una pausa dramática—Y luego, regresé por ti.

No di crédito a aquello.

—¿Que regresaste por mí?–solté una carcajada burlona.

—Riéte todo lo que quieras, pero es verdad.

—¿Por qué harías algo así?

—Porque ella nunca me perdonaría dejarte morir.

—Debí haber pensando que lo hacías solo por ti—asumí.

—No lo hice por mí. Aunque tampoco por ti. Lo hice por ella, tú, por razones que desconozco, la haces feliz. No puedo arrebatarle esa felicidad—algo en el tono de Kit me hizo creer que hablaba en serio. Lo volteé a ver y noté que miraba al frente fijamente. Traía una venda en la pierna.
Recordé el disparo en la mía, la moví, y observé que también traía una venda.

—No duele—susurré al no sentir nada al moverla.

—Seguramente nos inyectaron algún tipo de morfina. Estoy seguro que aquí les sobra de todo.—afirmó Kit—Ahora tenemos dos cosas en común,—parecía casi feliz—Ary y una herida de bala en la pierna.

—¿Tú nunca te tomas nada en serio?—respondí irritado.

—Me gusta ver el lado bueno incluso en situaciones como esta. Denada, por cierto.

—¿Denada?—sentía ganas de golpearlo.

—Sí, regresé a rescatarte.

No respondí, mis pensamientos vagaron hacia Ary.

—¿Crees que esté bien?—pregunté en voz muy baja después de unos momentos de silencio.

—A menos de que los hayan alcanzado.

Aquello me oprimió un poco el corazón, ¿era posible que los hubieran alcanzado? ¿Estaba Ary en peligro?
Un sonido metálico me sacó repentinamente de mis pensamientos. Una reja se abrió a lo lejos, escuché pasos, y pronto ya se encontraban frente a nuetras celdas.
El padre de Ary, el asesino que tanto había estado buscando. Mi cuerpo se tensó, haciendo temblar las cadenas que me agarraban firmemente.
Él iba flaqueado por tres guardias, fornidos y armados hasta las cejas. La furia me corroía desde la piel  hasta lo más profundo de la sangre. Podría haberlo matado en ese mismo momento. Deseaba, con todas mis fuerzas, quitarle esa sonrisa socarrona de la cara.

•Desire• (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora