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La puerta se vuelve a abrir y entra Bryan con una bolsa en la mano.

Lo observo un segundo y después, me sonríe tímido.

-Olvide dejarte la comida- dice neutro, yo asiento- Es, son quesadillas, Navarro las ama y...- respiro con dificultad y el niega- Yo los cocine, no hicieron nada- bajo la mirada y asiento.

Se acerca y se sienta, saca un plato envuelto en aluminio y lo destapa.

Me estira el plato y yo lo tomo, después doy una mordida la quesadilla, el sabor a carne me recorre y trago.

-¿También estudiaste gastronomía?- digo en broma y el niega.

-No es tan difícil, mi mamá me enseño- sonríe de lado.

Yo lo miro con curiosidad, el me observa.

-¿Que pasó?- frunce el ceño.

-¿Que paso de que?- murmura rápidamente.

-¿Como un chico tan bueno termino metido en esto?- murmuró y tomo su cara entre mis manos.

-Los conocí en una fiesta, ellos me ofrecieron un trabajo y yo, necesitaba dinero, valla que lo necesitaba- hace una pausa- Despúes, me involucraron en un robo y desde ahí, no pude salir, me amenazaron con matar a mi familia y yo, no iba a permitir que les hicieran daño, no me lo perdonaría jamás- bajo la mirada.

Lo abrace y el correspondió a mi abrazo.

-Se que tu no eres malo, yo se que solo eres un hombre que quiere ser feliz- murmuró y se separa de golpe de mí.

-¿Que dirías si te eh dicho que eh matado por dinero?- dice y puedo notar desesperación en su mirada.

-Diría que solo estas desesperado- digo con voz calida.

-Podría matarte, Alize, ahorita mismo- saca una pistola y un nudo se instala en mi garganta.

-Bueno, te reto a hacerlo- susurro y lo desafío con la mirada.

-No, sabes que no podría, no lo haría jamás- niega y me abraza depronto, hunde su cabeza en mi cuello y yo acaricio su cabello.

-Tú no tienes la culpa de todo lo que ha pasado, claro que no- susurro en su oído y el levanta su cabeza.

-Soy un maldito imbécil, pero te protegere, lo haré aunque me maten a mí, no dejare que te vuelvan a hacerte daño, jamás volverán a poner una mano encima- dice con la voz temblorosa, yo siento una chispa de ternura.

-¿Quieres comer ya?- susurro y río entre dientes.

El asiente y se separa de mí.

Comemos en silencio, después se levanta.

-Estos dos imbéciles irán a la ciudad, tardaran uno o dos días, llegaran pasado mañana, ¿Quieres algo?- dice, yo asiento.

-¿Puede ser algo dulce?- digo con voz suplicante.

-Tengo un chocolate abajo, siquieres podría dartelo- sonrío.

-Gracias- asiente y sale de la habitación.

Tomo algo de aire, y recargo mi cabeza en la pared.

Nisiquiera logro entender, como puede sacarme una sonrisa tan fácilmente.







Aislada; Bryan Mouque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora