Penúltimo/Capítulo 49

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"Last summer"-"El último verano"

Narra Daniel

No pude evitar sonreír al verla nadar en el lago, era como una sirena, me hipnotizaba la forma en la que su cabello bailaba bajo el agua y como sus caderas se movían suaves con sus piernas. Mordí mi labio inferior mientras recogía su ropa y la ponía dentro de mi bolso con provisiones.

—¿Cuándo piensas venir?—preguntó su dulce voz desde el lago.

La vi ahí, con el agua está los hombros y el cabello mojado hacia atrás. Sentí un vacío en la boca del estómago, se veía tan malditamente preciosa, era la combinación perfecta entre sensualidad y ternura. No le respondí, sino que simplemente me quité la gorra, la camiseta del campamento.

—¿Hasta cuando tengo que hacer todo lo que me digas?—pregunté quitándome los jeans.

—¿Qué parte de que es mi cumpleaños no entiendes?—preguntó antes de comenzar a salpicarme agua.

—¡Oh, basta! ¡Está muy fría!—exclamé tratando de cubrirme con mis brazos.

____(Tn) sólo se reía de mí. Debía vengarme. Caminé más cerca del lago.

—Entra al lago—pidió autoritaria dejando de salpicarme.

Sin quitarle la mirada de encima me adentré en el agua, estaba bastante fría pero no me quejé ni un segundo, tenía un plan.

—¿Feliz?—cuestioné acercándome a ella.

—Casi—susurró y vi sus labios tan húmedos y rosados.

—¿Qué quiere ahora, su majestad?—pregunté pasando mi pulgar por la comisura de sus labios.

De pronto ya no tenía un plan, ya no quería vengarme de ella.

—¿Podemos hacer lo que hicimos aquel verano?—cuestionó sonriendo—Fue lo más genial.

—No creo que la soga esté lo suficientemente resistente, han pasado tres años—dije antes de plantar un beso en su frente.

—¿Podríamos sólo buscar la soga?

Giré los ojos ¿Por qué tenía que tener la mirada de cachorrito más preciosa?

—Quédate aquí, iré a ver—le pedí, ella solo asintió.

Salí del lago y comencé a caminar hacia el lado rocoso del lago, donde la última semana del campamento los chicos y yo atamos una soga a un árbol para así columpiarnos y lanzarnos al lago. Funcionó exitosamente, pero ya han pasado tres años y no creo que la soga tenga la misma capacidad de resistencia. Y efectivamente, cuando llegue al árbol donde habíamos atado la cuerda, solo quedaba un retazo. Miré a mi novia en el algo y le mostré el trozo de soga.

—¡Ya no hay nada que hacer!—exclamó desanimada.

—¡Buscaré otra soga mañana!—le dije regresando.

—¡ESPERA!—gritó y me quedé tieso con las manos arriba como quién es encontrado por la policía.

—Exijo un abogado—dije y ella estalló en risas.

—¡No, tonto! Quiero que saltes—dijo con esa mirada traviesa en sus preciosos ojos cafés, que aún a esta distancia brillaban perfectamente—¡VAMOS, SALTA!

The summer without you|Daniel Seavey T2Where stories live. Discover now